Es noticia
Tensión en la calle, nervios en instituciones y redes sociales: así irrumpió el Rey en el 1-O
  1. España
la semana de felipe vi

Tensión en la calle, nervios en instituciones y redes sociales: así irrumpió el Rey en el 1-O

La escalada de tensión era evidente y se esperaba ya una reacción de Felipe VI. El objetivo: reprimenda al Govern, mensaje a la comunidad internacional y calma a los ciudadanos

Foto: Un hombre escucha la declaración del Rey desde su móvil en Barcelona. (Reuters)
Un hombre escucha la declaración del Rey desde su móvil en Barcelona. (Reuters)

La pregunta se sucedía en algunas instituciones, en todas las redes sociales y en conversaciones cotidianas: "¿Dónde está el Rey?". Sucedió el lunes, horas después de que el referéndum se celebrara en Cataluña, pese a que el Gobierno de Rajoy insistiera en que aquello no había sucedido. Y se intensificó el martes, cuando la tensión comenzó a crecer de forma imparable en las calles de Barcelona y los grandes medios internacionales recogieron el relato de la Generalitat ilustrando sus portadas con imágenes de cargas policiales. Felipe VI había decidido dejar su agenda en blanco toda esta semana, desde el viernes pasado, para dedicarse únicamente a seguir la situación catalana desde su despacho de la Zarzuela, con llamadas y reuniones continuas que no trascendieron a la opinión pública.

El mismo martes en que muchos reclamaban una reacción desde la Jefatura del Estado, el Rey se reunía con el presidente del Gobierno y telefoneó, entre otros, a Pedro Sánchez y Albert Rivera. Consultado el denominado bloque constitucionalista y en el peor momento que atraviesa ese bloque en meses —con un PSOE sumido en la equidistancia, que se niega a situarse cerca del partido del Gobierno y cada vez más alejado de Ciudadanos, que presiona a Rajoy para aplicar el artículo 155 sin que en la Moncloa lo creyeran conveniente— el monarca tomó una decisión y salió a la palestra con una excepcional declaración institucional, la más relevante de todo su reinado y de las últimas décadas en España.

Horas antes de que en RTVE se recibiera la llamada para que un equipo se desplazara a la Zarzuela a grabar el mensaje, Pedro Sánchez y su PSOE anunciaban la intención de pedir la reprobación de la vicepresidenta del Gobierno por los sucesos del 1-O. Las alarmas se encendían en la Moncloa: hacía falta un desencadenante que disipara las 'dudas' de Ferraz y soldara a los socialistas al bloque constitucional. La intervención del Rey se hacía más que nunca necesaria.

El mensaje se elaboró con tres objetivos que, independientemente de su magnitud, tenían el mismo grado de importancia. El primero, trasladar una contundente reprimenda al Govern por su "deslealtad" con el Estado y la conducta "irresponsable" que ha llevado a la sociedad catalana a "fracturarse" y "enfrentarse".

El segundo, dirigirse a la comunidad internacional para tratar de recuperar la iniciativa y contrarrestar el efecto logrado por la Generalitat en los grandes medios de comunicación extranjeros gracias al suministro de una gran cantidad de información frente al silencio de la Administración central. Reiteró en distintas ocasiones "los principios democráticos" por los que se rige España, "fuertes y sólidos", insistió el Rey, al estar "basados en el deseo de millones de españoles de convivir en paz". Así, continuó Felipe VI, "se ha construido la España de las últimas décadas y debemos seguir ese camino con serenidad y determinación, camino en el que estará también Cataluña". Con mayor o menor casualidad, el mensaje surtió efecto. Al día siguiente, las cabeceras internacionales recogían el "necesario cumplimiento de la legalidad" y los máximos dirigentes europeos se alineaban junto al Gobierno. Eso sí, la Unión Europea seguía apelando al "diálogo" al que el monarca no se refirió directamente. Sí quiso hacer guiños a la concordia, "se pueden defender todas las ideas dentro de la ley"; pero ni una concesión para que el discurso no perdiera firmeza.

Trasladar "serenidad" y "tranquilidad" era otro de los grandes empeños del jefe del Estado, consciente de la gran fisura social abierta en los últimos tiempos

El tercero de los objetivos, como no podía ser de otra manera, miró directamente a los ciudadanos. Trasladar "serenidad" y "tranquilidad" era otro de los grandes empeños del jefe de Estado, consciente de la gran fisura social abierta en los últimos tiempos. "A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán". Una idea que caló y en la que se han ido basando las movilizaciones sociales posteriores a favor de la unidad del país y en defensa de los valores constitucionales y democráticos, bajo la etiqueta "No estamos solos".

La entrada en escena fue medida milimétricamente en Zarzuela. Había que esperar el momento justo. Las hipótesis podían ser varias: esperar a que realmente se fijara la fecha para la declaración unilateral de independencia era una opción que también manejaban en la Moncloa. La convocatoria de la huelga general o lo que algunos denominaron "paro de país" y el aumento de la presión social en la calle —a Ciudadanos, al Estado y a Policía y Guardia Civil— fijó el mensaje para ese mismo martes por la noche.

Los partidos constitucionalistas aplaudieron el mensaje —el PSC y un núcleo del PSOE con ciertas reservas—, la movilización de la denominada "mayoría silenciosa" en Cataluña aumentó, la comunidad internacional asintió en gran medida y la sorpresa ante la contundencia del monarca invadió el país entero. Los partidos independentistas, Unidos Podemos y sus confluencias lanzaron duros reproches contra el monarca y calificaron el discurso de "irresponsable", al entender que no llamaba a la concordia, mientras que los socialistas echaron en falta más menciones al "diálogo" que desde la semana pasada también reclaman en Ferraz.

placeholder Uno de los locales en los que los ciudadanos vieron el discurso del Rey en Barcelona. (Reuters)
Uno de los locales en los que los ciudadanos vieron el discurso del Rey en Barcelona. (Reuters)

La respuesta formal del Govern no llegó hasta el día siguiente. Puigdemont decidió anunciar en los mismos términos que el Rey "una declaración institucional" en el mismo formato, grabada, y a la misma hora, a las nueve de la noche. En ella se despachó sin dudarlo, atacó al jefe de Estado y llegó a responder con un "así no".

El resto de la semana el monarca continuó su actividad en el despacho de la Zarzuela y será la próxima cuanto retome la agenda pública solo para presidir los actos de la Fiesta Nacional el jueves. Encabezará junto a la reina Letizia el tradicional homenaje a la bandera, seguido del desfile militar y la recepción en el Palacio de Oriente. La prioridad de la Jefatura de Estado sigue siendo Cataluña y los contactos con el jefe del Gobierno en ese sentido son permanentes. De hecho, la agenda pública sigue limitada al máximo por el mismo motivo.

La pregunta se sucedía en algunas instituciones, en todas las redes sociales y en conversaciones cotidianas: "¿Dónde está el Rey?". Sucedió el lunes, horas después de que el referéndum se celebrara en Cataluña, pese a que el Gobierno de Rajoy insistiera en que aquello no había sucedido. Y se intensificó el martes, cuando la tensión comenzó a crecer de forma imparable en las calles de Barcelona y los grandes medios internacionales recogieron el relato de la Generalitat ilustrando sus portadas con imágenes de cargas policiales. Felipe VI había decidido dejar su agenda en blanco toda esta semana, desde el viernes pasado, para dedicarse únicamente a seguir la situación catalana desde su despacho de la Zarzuela, con llamadas y reuniones continuas que no trascendieron a la opinión pública.

Rey Felipe VI
El redactor recomienda