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ANC y CUP preparan cordones humanos en las calles y huelga general indefinida
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LOS DOS PUNTALES DEl ‘AGIT-PROP’

ANC y CUP preparan cordones humanos en las calles y huelga general indefinida

La hoja de ruta del independentismo para los próximos días da un protagonismo esencial a la toma de la calle, a través de los comités de defensa del referéndum (CDR)

Foto: El presidente de la ANC, Jordi Sánchez (d), y el de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart. (EFE)
El presidente de la ANC, Jordi Sánchez (d), y el de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart. (EFE)

Cordones de milicias civiles en las calles, movilización de la sociedad civil en defensa de las ‘instituciones catalanas’ y de la ‘democracia’, agitación popular, patrullas de Mossos d’Esquadra muy visibles alrededor de Carles Puigdemont y del Gobierno catalán y la gran baza final: la convocatoria de una huelga general indefinida son las acciones que prepara el independentismo catalán para salvaguardar la declaración de independencia el próximo lunes y ante una previsible aplicación del artículo 155 de la Constitución por parte del Gobierno central. La consigna es seguir adelante haciendo oídos sordos a lo que digan el Gobierno español o los tribunales. De la misma forma que se hizo el referéndum, se proclamará la independencia, sea de un modo o de otro, el lunes o 48 horas después, con la presencia de la oposición o sin ella.

Como si no ocurriese nada, en los últimos días, la Generalitat ha dado la orden de distribuir uniformes entre los agentes de los Mossos que realizan sus trabajos de paisano: la intención es usar todos los recursos humanos posibles para sacar a la calle. Con esta medida, se pretende, al mismo tiempo, vigilar también a la otra parte del ‘procés’ de la que depende la agitación popular. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural son los encargados de presionar en las calles, pero ahí también tienen un papel muy relevante —y en cualquier momento pueden tomar el control de la situación— los comités de defensa del referéndum (CDR), controlados por los radicales de la CUP.

Los barceloneses toman la calle como protesta por las actuaciones policiales del 1-O

El hecho de utilizar todos los recursos humanos de los Mossos tiene la doble misión de tratar de crear un cordón de seguridad en torno al Govern y vigilar, de paso, a los CDR. Porque desde los estamentos políticos, la determinación es proclamar la independencia “caiga quien caiga”. ¿Y si el Gobierno central aplica el 155? “No se reconocerá el 155. No se saldrá de los despachos oficiales. Si quieren, que saquen a Puigdemont de su despacho. ¿Y qué? Lo que conseguirán con eso es más gente en la calle y más independentismo”, dice a El Confidencial un alto dirigente del PDeCAT, enrocado junto al ‘president’.

Este enroque se amplía a todos los actores proclives a la secesión. La propia ANC hizo circular ayer un mensaje muy claro en este sentido: “El domingo, dimos el paso que necesitábamos (…) El lunes que viene, 9 de octubre, el Parlament se reunirá para declarar la independencia. Este lunes exigirá una movilización máxima”. Y a continuación, recordaba que “este domingo 8, los que fuimos a votar el 1 de octubre vaciaremos las calles de Barcelona y guardaremos fuerzas. Han convocado una manifestación españolista”. Se refiere a la manifestación convocada por Societat Civil Catalana (SCC) en la que se pedirá diálogo.

El visto bueno a la huelga

En los círculos de la CUP, la consigna es parecida a la de la ANC: han de estar alerta para acudir inmediatamente a concentraciones, ya sea ante instituciones o ante los juzgados, para defender ‘el país’ y la república. Y va más allá: será esta organización la que intentará controlar la calle y dirigir la huelga general indefinida prevista. De hecho, esta medida ha sido analizada en la cúpula del Gobierno catalán. Fuentes cercanas al Ejecutivo autonómico detallan a El Confidencial que fue en las dependencias oficiales donde se dio el visto bueno definitivo a la medida de choque ante la previsible aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Foto: Manifestación en la plaza de la Universidad de Barcelona. (EFE)

Y la organización y desarrollo de la misma puede volver a manos de la CUP, que ya demostró su destreza durante la jornada de ‘paro de país’ del martes pasado: fue la que llevó la voz cantante, controlando todos los extremos de la jornada a través de los CDR, reconvertidos por un día en ‘comités de huelga’. Esas milicias civiles son vigiladas a distancia por el Govern, aunque su composición y estructura dependen directamente de la CUP. Los radicales saben que tienen la sartén por el mango y que, hasta el momento, Puigdemont les ha respondido positivamente. Y también saben que a pesar del poco peso social de la CUP, su protagonismo en el ‘procés’ se multiplica por 100. De ahí que el control de la calle y el territorio sea un aspecto crucial: la diputada ‘cupera’ Eulàlia Reguant apuntaba en una entrevista al diario ‘Nació Digital’ que “el control efectivo del territorio es clave en este proceso”.

Control de puertos y aeropuerto

En la misma entrevista, Reguant declaraba que “es preciso analizar cómo se controlan el puerto y el aeropuerto (…) Se ha de afinar mucho para hacer este control efectivo de manera gradual. No lo puedes tener todo el primer día, pero lo puedes ir haciendo progresivamente”. Y lo mismo cabe decir de los “sectores estratégicos en manos del Estado”. Ese control, pues, es responsabilidad del Govern, que lo ha de realizar con los efectivos de los Mossos. Pero el control social quedaría, así, en manos de las milicias. Se produce, pues, una curiosa dicotomía: por un lado, el Govern ha de controlar los resortes de las administraciones, las telecomunicaciones, los transportes, las infraestructuras o los servicios básicos. Pero no puede descuidar la agitación callejera, sin cuya connivencia no habrá victoria del secesionismo.

placeholder Un momento de la manifestación en la plaza de la Universidad de Barcelona por las cargas del 1-O. (EFE)
Un momento de la manifestación en la plaza de la Universidad de Barcelona por las cargas del 1-O. (EFE)

“La calle ha tomado el protagonismo. No importa que juzguen a la ANC o a Òmnium. Si estas desaparecen, aparecerán otras”, reconocen a este diario fuentes del PDeCAT. Y subrayan que el movimiento en la calle, “en estos momentos, no tiene líder. No son ni Puigdemont ni Junqueras ni Sánchez [por Jordi Sánchez, presidente de la ANC]. Ni siquiera la CUP, por mucho que se quiera apuntar méritos”.

Hoy declaran 'los Jordis’

Ese magma, crecido en las últimas semanas como consecuencia del referéndum, llega a un punto álgido justamente cuando los máximos dirigentes de la ANC y de Òmnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, 'los Jordis’, comparecen este viernes ante la Audiencia Nacional, que los investiga por sedición tras los altercados y el asedio a las fuerzas policiales que, cumpliendo órdenes judiciales, realizaron registros en dependencias del Gobierno autonómico catalán. De ellos, Sánchez está considerado uno de los grandes protagonistas del ‘procés’.

Foto: Jordi Cuixart, presidente de Òmnium Cultural (Reuters)

Exportavoz de la Crida a la Solidaritat a finales de los años ochenta y exmilitante del PSUC, fue siempre un hombre vinculado al ecosocialismo. Fue director de la Fundación Jaume Bofill y, más tarde, ofició como adjunto al Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo catalán), Rafael Ribó. Por algo eran camaradas de formación, puesto que Ribó proviene, asimismo, del PSUC, luego reconvertido en Iniciativa per Catalunya (ICV). Durante lustros, Sánchez estuvo considerado un intelectual lúcido y crítico, cuyo sustrato ideológico no mamaba directamente de las fuentes del independentismo.

Su formación, más marxista, le permitía atacar los problemas de la sociedad catalana desde un punto de vista netamente de izquierdas y mantener al mismo tiempo el espíritu del nacionalismo sin priorizar la secesión. Al contrario, las teorías más extendidas entre la intelectualidad pija de la izquierda ‘psuquera’ (ahí se encuadraban Rafael Ribó, en un tiempo pareja de la ‘musa’ Maria del Mar Bonet, o el exconsejero de Interior Joan Saura, junto a su esposa, la exteniente de alcalde Imma Mayol) se escoraban hacia la constitución de un Estado federal. Todos ellos conformaban el llamado grupo de los ‘ecopijos’.

Cordones de milicias civiles en las calles, movilización de la sociedad civil en defensa de las ‘instituciones catalanas’ y de la ‘democracia’, agitación popular, patrullas de Mossos d’Esquadra muy visibles alrededor de Carles Puigdemont y del Gobierno catalán y la gran baza final: la convocatoria de una huelga general indefinida son las acciones que prepara el independentismo catalán para salvaguardar la declaración de independencia el próximo lunes y ante una previsible aplicación del artículo 155 de la Constitución por parte del Gobierno central. La consigna es seguir adelante haciendo oídos sordos a lo que digan el Gobierno español o los tribunales. De la misma forma que se hizo el referéndum, se proclamará la independencia, sea de un modo o de otro, el lunes o 48 horas después, con la presencia de la oposición o sin ella.

Jordi Sànchez Jordi Cuixart
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