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El "tacticismo" de Sánchez con Cataluña reabre tensiones con los barones del PSOE
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LA NUEVA ETAPA TRAS EL 1-O

El "tacticismo" de Sánchez con Cataluña reabre tensiones con los barones del PSOE

El anuncio de la reprobación a Santamaría es acogido con estupor en el partido porque se cree que no es "oportuna" en un momento crítico. Ferraz defiende que ha de marcar distancias con el Gobierno

Foto: Mariano Rajoy recibe a Pedro Sánchez en La Moncloa, este 2 de octubre. (Reuters)
Mariano Rajoy recibe a Pedro Sánchez en La Moncloa, este 2 de octubre. (Reuters)

Que no siempre afloren las discrepancias dentro del PSOE no quiere decir que no existan. Las hay, y en los últimos días se percibe intermitentemente ese malestar de fondo en la gestión que desde Ferraz se hace de la crisis catalana. Entre los no alineados con Pedro Sánchez, suscita inquietud, ansiedad o disgusto que no haya un posicionamiento más claro al lado del Gobierno, precisamente en la mayor crisis institucional que el país vive desde la Transición. No gustó entre los más próximos a Susana Díaz que no se respaldara la moción de apoyo al Ejecutivo planteada de forma "oportunista" por Ciudadanos. Igual que ha extrañado y molestado a barones y dirigentes críticos con el secretario general que apuntara alto y pidiera la reprobación de Soraya Sáenz de Santamaría. En una parte del PSOE, la derrotada en las primarias pero que sigue controlando la mayor porción de poder institucional, no se entendía que Sánchez justo corriera a por caza mayor, la vicepresidenta del Gobierno, tras un dramático 1-O y a las puertas de una más que posible declaración unilateral de independencia de Cataluña, que Carles Puigdemont promete proclamar "en días".

El líder del PSOE no adelantó a Mariano Rajoy, en su reunión del lunes en La Moncloa, que señalaría a su número dos por las cargas policiales que saltaron enseguida a la prensa internacional. Sí le manifestó, como había hecho horas antes, su rechazo a la intervención violenta de los agentes para intentar evitar la votación en los colegios electorales, y le confirmó que exigiría responsabilidades políticas. En un encuentro de la cúpula por la noche se decidió la estrategia, que fue destapada este martes por la portavoz parlamentaria, Margarita Robles.

El núcleo duro determinó apuntar a la número dos del Gobierno porque es ella la que coordina toda la acción con Cataluña, además del operativo

Primero, registro de una interpelación urgente a la vicepresidenta para que dé cuentas de su actuación. Y, a la semana siguiente, una moción de reprobación, por ser ella la "responsable última" de las "instrucciones políticas" que desembocaron en las cargas del domingo, al ser ella la "coordinadora" de las medidas emprendidas por el Gobierno para frenar el referéndum ilegal. Al tiempo, Robles subrayaba, como también hicieron el propio Sánchez en Twitter, o el responsable de Organización, José Luis Ábalos, en televisión, el apoyo "inequívoco y sin fisuras" a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que simplemente se encargaron de obedecer órdenes y que tuvieron que desempeñar su labor en condiciones "lamentables".

A por Zoido, no

La dirección de Sánchez estuvo valorando en quién concretar esa exigencia de responsabilidades políticas. Se apreció que el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, está "más que amortizado", así que no tenía sentido dispararle. Contra Rajoy tampoco era posible arremeter, argumentaban, ya que desde fuera no se comprendería que el PSOE manifestase su apoyo al Gobierno en la defensa de la legalidad dudando del presidente, aparte de que "la reprobación al presidente del Gobierno se sustancia a través de una moción de censura", que los socialistas tienen aparcada por completo. La única opción, aducía un alto mando de la cúpula, era apuntar a Santamaría.

Presidentes, diputados y dirigentes territoriales creen que no es momento de reprobar a la vicepresidenta y critican la posición de Sánchez

"Esto va más allá del operativo policial. Ella es también la responsable del Centro Nacional de Inteligencia, que no anduvo muy atinado y no fue capaz de interceptar las urnas. Nos dijeron que materialmente el referéndum sería imposible y al final hubo urnas, papeletas, colas de gente... Se dejaron engañar por los Mossos, que no cumplieron la orden judicial de precintar los colegios. Además, Soraya es la ministra para Cataluña, la que encabeza la 'operación diálogo', que no ha funcionado. Por tanto, esto excede al propio Zoido", razonaba un alto cargo de la dirección socialista.

El PSOE pide la reprobación de Soraya Sáenz de Santamaría

El PP, como era esperable, criticó la iniciativa duramente. Rafa Hernando, portavoz parlamentario popular, reprochó a Sánchez que en un momento como este apueste por la confrontación en lugar de por la unidad de los partidos constitucionalistas, y le instó a que aclare si ha optado por ponerse "al lado de ERC y de Podemos". Y es que la reprobación puede salir adelante precisamente con los votos del grupo de Pablo Iglesias —que no obstante recordó a los socialistas que la única sanción "de verdad" al Ejecutivo es una moción de censura contra Rajoy— y de las formaciones nacionalistas e independentistas. Tampoco gustó a Ciudadanos la iniciativa. Para el partido de Albert Rivera, "seguramente hay motivos para criticar la actuación del Gobierno, pero es el momento de aportar soluciones a los españoles", según aseguró el número dos, José Manuel Villegas.

Foto: Margarita Robles, Adriana Lastra, Meritxell Batet y Rafa Simancas, a su llegada a la Junta de Portavoces de este 3 de octubre. (EFE)

Barones, cuadros medios y diputados consultados por este periódico no podían ocultar su malestar con el anuncio hecho por Robles. Lo hacían, eso sí, con mucha prudencia, y procurando en algunos casos no cargar con dureza contra Sánchez y su equipo. Mostraban su "extrañeza", "sorpresa", "consternación" por una iniciativa que juzgaban "extemporánea" o "inoportuna", máxime en un momento tan crítico como este. "No, no me ha gustado. Esto es un desastre", manifestaba con pesar un presidente autonómico que, como todos los contactados, reclamaba el anonimato. "Hay que estar con el Estado de derecho y con el Gobierno, y el PSOE ahora mismo no está defendiendo el Estado de derecho. No se puede hablar con el Govern hasta que no se restituya la legalidad. Si no se produce eso, no hay diálogo. Eso es de hecho lo que pedía el Rey, que se recupere el orden constitucional. No se puede hablar con Carles Puigdemont ahora mismo, como quiere Ferraz. Pero Ferraz aguanta lo que aguante el PSC. Pedro está moviéndose todo el tiempo en clave electoral, pero este no es tiempo para eso ni para tacticismos. Esto es un momento muy grave. Pero él ganó con el 'no es no' [a Rajoy] y no quiere arrimarse al Gobierno", protestaba otro jefe de un Ejecutivo autonómico muy molesto con el líder.

Irene Montero: "La única reprobación sensata es una moción de censura"

Barreda también da la cara

Otro presidente intentaba escaparse: "La verdad es que no sé si es conveniente esta reprobación a Soraya, pero el problema no es ahora el PSOE". "No queremos generar problemas", "no nos gusta, pero no vamos a decir nada", aseguraban otros dirigentes territoriales. "Con la que está cayendo, no se entiende esta maniobra. Nuestras Fuerzas de Seguridad del Estado no actúan con instrucciones políticas, sino con órdenes judiciales y de la Fiscalía. Para policía política, los Mossos, que desobedecieron al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña", argumentaba por su parte una parlamentaria.

Un tuit de un consejero de Díaz advertía de que la reprobación es para Puigdemont y Junqueras. Vara defendía con vehemencia a los agentes

Los críticos calibran mucho sus palabras y sus pronunciamientos. Tras ser vapuleados por Sánchez en las primarias, no quieren que ningún desmarque se interprete como un cuestionamiento al secretario general. De ahí su expresivo silencio y la tensión soterrada. Pero ese malestar afloró en un tuit del consejero de Economía del Gobierno andaluz, Antonio Ramírez de Arellano, uno de los hombres que integran el círculo de confianza de Susana Díaz. La "reprobación que procede", decía, es la del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y su número dos, Oriol Junqueras. Y un diputado reconocido, el expresidente manchego José María Barreda, encontraba que no era "oportuno" plantear la censura a la vicepresidenta justo cuando los policías y guardias civiles desplazados a Cataluña para impedir el 1-O están siendo "acosados" por los ciudadanos. Al Ejecutivo, decía en declaraciones a Europa Press, hay que apoyarlo "frente a la desobediencia, deslealtad y rebeldía antidemocrática de la Generalitat", por mucho que gestionara "muy mal" el operativo policial.

Los mensajes emitidos desde el PSOE-A en las últimas horas fueron muy medidos. El lunes, la presidenta aseguraba que su comunidad va a "ayudar y colaborar" para la restitución de la convivencia y el respeto a la Constitución y abogaba por una España que "permanezca unida y cohesionada". Este martes, el portavoz de la Junta, Juan Carlos Blanco, manifestó solemnemente la "solidaridad más firme y rotunda con los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional y con todos aquellos que están sufriendo situaciones de acoso en Cataluña". Y más tarde, tras el anuncio de Robles, llegó el tuit de Ramírez de Arellano, un hombre con influencia en el Ejecutivo pese a no ser militante socialista. El corolario llegó con otro mensaje en la misma red social de la propia Díaz, expresando su absoluta adhesión a las palabras del Rey, y sin hacer hincapié en la llamada al "entendimiento", la parte en la que más se fijó Ferraz para sostener su apelación constante al diálogo.

En la misma línea que Blanco, el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, expresó su asombro por que los policías y guardias civiles trasladados a Cataluña "estén teniendo que salir de los hoteles como perros" cuando fueron "a defender la legalidad" porque se lo mandaron jueces y fiscales. Y aunque subrayó su oposición a la "violencia de las cargas policiales", también recordó que "hay que rechazar todo tipo de actitudes violentas, que también las hubo", porque no hay "heridos de primera y de segunda".

Las diferencias en el abordaje de la cuestión catalana también se perciben respecto a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Ferraz no aclara su postura, pero otros presidentes autonómicos socialistas sí han dejado ver que no pondrían pegas a que Rajoy lo activase. El aragonés Javier Lambán subrayaba que si el Parlament declarase la independencia, estaría "perfectamente justificado" que el Gobierno recurriera a "todos los elementos legales a su disposición" para reinstaurar la legalidad. Y el manchego Emiliano García-Page defendió la Constitución íntegramente.

Mensaje del Rey a la Nación

No ser "monaguillo" del PP

En Ferraz reconocen que llegaron reacciones de "sorpresa" de las federaciones cuando Robles anunció la reprobación de Santamaría, pero añaden que esos recelos se disipaban cuando se explicaban las razones. La dirección de Sánchez entiende que el apoyo al Gobierno no implica compartir toda su gestión de la crisis. "Respaldar no es subordinarse a decisiones en las que no participamos. No podemos culpar solo a una parte [a la Generalitat] porque caeríamos en el frentismo, no queremos entrar en la política de bloques. Y la cuestión ahora es que la imagen de España ha salido muy tocada y el Estado ha mostrado una enorme debilidad porque no ha logrado parar el 1-O", indicaba un dirigente de peso de la ejecutiva.

La dirección subraya que apoyar al Gobierno no es "subordinarse" a decisiones que no comparte y reconoce que tiene que hacer "equilibrios"

En el círculo de Sánchez reconocen que tienen que hacer muchos "equilibrios" internos y externos por las presiones a las que se ven sometidos. De entrada, por un PSC cuyos alcaldes sufren en sus carnes las coacciones de los soberanistas. También, por las diferentes demandas de su electorado —"Una parte nos pide que nos mantengamos como partido serio y de Estado y otra que con el PP ni agua"—, y pesa igualmente la posición con la que ganó el madrileño las primarias, el 'no es no' a Rajoy, incompatible con convertirse en su "monaguillo". "La alternativa al PP no puede ser una suma con Podemos y los independentistas. Pero si estamos pegados al PP, entonces la alternativa es Podemos. Este es un asunto con muchas aristas, y para el propio sistema no es bueno que nos invalidemos como alternativa", sostienen desde la cúpula.

Gómez de Celis: “Apelamos a la calma, a la serenidad para poder afrontar el futuro con garantías”

¿La reprobación a Santamaría es el preludio del no del PSOE al 155? En el núcleo duro del secretario general argumentan que "no tiene nada que ver", que si la situación llega al abismo y no hay más remedio que aplicar ese artículo, los socialistas posiblemente tengan que aceptar, aunque siempre insisten en que no es una herramienta válida si "genera más problemas". "Pero que no se escuden en nosotros. Si Rajoy no activa el 155 es porque no tiene claro cuál es la mejor solución y porque está esperando a que se produzca la declaración de independencia, no por lo que nosotros pensemos", insiste un alto mando. No todos en el PSOE lo ven así. Lo expresa un presidente autonómico: "El Gobierno no se siente seguro porque no tiene mayoría y no sabe cómo responderá el PSOE".

El PSOE coincide con el Rey en la defensa de la ley y la apelación a la "concordia y al entendimiento"

El PSOE se encontró anoche con una desagradable papeleta. El mensaje del Rey. Un durísimo discurso televisado [aquí en PDF] que acusaba a la Generalitat de una "deslealtad inadmisible" y que subrayaba que "es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones". Pero no hacía una apelación directa al diálogo, que es la principal reivindicación que el PSOE dirige al Gobierno —negociación ya con Carles Puigdemont y conversación con todas las fuerzas políticas—, aunque sí hablaba genéricamente de que en la España constitucional y democrática los catalanes "saben bien que tienen un espacio de concordia y encuentro con todos sus conciudadanos". Y acababa su discurso recordando su entrega al "entendimiento y concordia" entre los españoles. A ese fleco se agarró la dirección de Pedro Sánchez. 

En una brevísima intervención ante los medios, el secretario de Relaciones Institucionales y Administraciones Públicas de la ejecutiva socialista, el andaluz Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, comenzó agradeciendo a Felipe VI su intervención "en estos momentos tan delicados, tan difíciles y complejos para nuestro país", para España. "Nosotros, los socialistas, coincidimos con el jefe del Estado en la defensa de la Constitución española, del Estatut de Cataluña, de la legalidad y el Estado de derecho y de la integridad territorial del Estado".

Gómez de Celis subrayó que su partido apela a "la calma" y la "serenidad" para "poder afrontar el futuro con garantías y tranquilidad". "Finalmente, queremos subrayar la importante apelación realizada por Su Majestad el Rey a la concordia y al entendimiento entre todos los catalanes y entre todos los españoles. Pensamos que es fundamental y clave que esa concordia y entendimiento se extiendan por todos y cada uno de los pueblos de Cataluña y por todos y cada uno de los pueblos de España", remató. Habría sido un salto muy arriesgado para el PSOE haberse desmarcado de las palabras del Rey. 

Que no siempre afloren las discrepancias dentro del PSOE no quiere decir que no existan. Las hay, y en los últimos días se percibe intermitentemente ese malestar de fondo en la gestión que desde Ferraz se hace de la crisis catalana. Entre los no alineados con Pedro Sánchez, suscita inquietud, ansiedad o disgusto que no haya un posicionamiento más claro al lado del Gobierno, precisamente en la mayor crisis institucional que el país vive desde la Transición. No gustó entre los más próximos a Susana Díaz que no se respaldara la moción de apoyo al Ejecutivo planteada de forma "oportunista" por Ciudadanos. Igual que ha extrañado y molestado a barones y dirigentes críticos con el secretario general que apuntara alto y pidiera la reprobación de Soraya Sáenz de Santamaría. En una parte del PSOE, la derrotada en las primarias pero que sigue controlando la mayor porción de poder institucional, no se entendía que Sánchez justo corriera a por caza mayor, la vicepresidenta del Gobierno, tras un dramático 1-O y a las puertas de una más que posible declaración unilateral de independencia de Cataluña, que Carles Puigdemont promete proclamar "en días".

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