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El 'Airbnb' de las madres solteras, la alternativa para el ahorro y la crianza común
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El 'Airbnb' de las madres solteras, la alternativa para el ahorro y la crianza común

Cada año hay más familias monoparentales en España. Viudas, divorciadas o solteras por elección, la mayoría de estos hogares están formados por mujeres y sus hijos

Foto: Una madre pasea con su hija. (Ishock)
Una madre pasea con su hija. (Ishock)

En España no existe una ley que reconozca legal ni administrativamente a las familias monoparentales. Por inverosímil que parezca, el limbo es casi total y la ausencia de una categoría especial que las identifique exime a las Administraciones de proporcionarles una protección adaptada –solamente los progenitores con más de tres hijos a su cargo pueden beneficiarse de las mismas ayudas que reciben las familias numerosas–. La falta de acceso a ayudas y prestaciones ocurre en el ámbito fiscal, de la vivienda, educativo, de transporte, ocio, empleo y sanitario. En consecuencia, según la ONG Save the Children, más de la mitad de los hogares monoparentales –53,3%– en nuestro país están en riesgo de pobreza y exclusión social.

Ante esta falta de concreción legal surgen movimientos asociativos que proponen una alternativa a la vivienda tradicional, elemento clave del proceso de exclusión. Se trata de los pisos compartidos entre madres solteras que, más allá del ahorro económico del que pueden beneficiarse las inquilinas, se consolidan como un espacio para la crianza compartida entre familias monomarentales.

Foto: Local cerrado a la espera de alquiler en Baleares. / EFE

En esta línea trabaja la Asociación Solidaridad con Madres Solteras, que actúa como intermediaria entre madres solas con responsabilidades familiares no compartidas que viven en la Comunidad de Madrid. Sean mujeres viudas, divorciadas que asumen todos los cargos familiares o que nunca han estado casadas. La bolsa de vivienda compartida, que pone en contacto mediante anuncios a madres solteras interesadas en compartir con otras en su misma situación, y los pisos de acogida temporal, a los que normalmente se accede a través de una situación de emergencia –desahucios, servicios sociales, etc.– son dos de los principales proyectos que tienen en marcha para asistir a este colectivo.

Kenia es una de las mujeres que ha vivido la experiencia. Nació en Cuba, donde estudió repostería, y ahora trabaja en La Latina como pastelera. Madre de tres hijos varones llegó a la asociación por recomendación de los servicios sociales. Tras tocar fondo se atrevió a denunciar los malos tratos a manos de su entonces marido y Madres Solteras le tendió la mano a ella y a sus pequeños. Las víctimas de violencia de género están sujetas a otro tipo de programas pero la filosofía es la misma. Kenia compartió casa durante un año con otras siete mujeres y de esa etapa recuerda que “la diferencia fundamental entre un piso compartido con personas solas y con madres solteras es que el foco de la convivencia está en la educación y la crianza de los hijos”. Ahora ella y los menores conviven con estudiantes pero lamenta que “cuando buscas habitación te cierran muchas puertas si eres madre y te puedes sentir hasta humillada”.

placeholder Captura de Airbnb, web para encontrar habitaciones o casas.
Captura de Airbnb, web para encontrar habitaciones o casas.

Compartir residencia cuando hay diversidad de idiomas, costumbres y culturas es según esta cubana una decisión “muy dura, sobre todo para los niños”, sin embargo, reconoce que “han salido ganando porque ahora son capaces de adaptarse a cualquier situación con madurez”.

Los datos indican que las familias monoparentales son una realidad creciente en España y que el peso mayor reside en las mujeres. Según la última Encuesta Continua de Hogares publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de hogares monomarentales aumentó en 2016 un 3,2% respecto al año anterior, mientras que el de padres con hijos lo hizo un 5,1%. Ellas eran más de 1 millón y medio y representaban el 81% del total frente a los cerca de 374.000 padres con hijos. Si nos fijamos en el estado civil, el estudio recoge que en más del 40% de los hogares monomarentales las madres eran viudas, en algo más del 35%, separadas o divorciadas, en un 12%, solteras, y en casi el 12%, casadas.

Cristina Rubiales es educadora de los pisos de emergencia y responsable de la bolsa de vivienda de la Asociación Solidaridad con Madres Solteras y confirma que la necesidad de compartir entre familias monomarentales ha aumentado en los últimos años. “Es importante saber que esta es una forma de vida a corto plazo que permite compartir gastos y generar relaciones donde las madres se pueden ayudar en el cuidado de los menores”. La mayoría de mujeres que deciden embarcarse en este tren van a ser solicitantes de vivienda protegida en la Agencia de Vivienda Social de la Comunidad de Madrid, sin embargo Rubiales advierte que “aunque pueden serlo es un grave error confundir a las familias monoparentales con las familias en riesgo de exclusión”.

Una opción mayoritaria entre las inmigrantes

Las personas entrevistadas coinciden en que el número de madres solteras inmigrantes que recurren a este modelo de alojamiento están muy por encima de las españolas. Lorena es de Ecuador y vino a España al finalizar sus estudios universitarios en Economía. Aterrizó durante los años ya casi borrados de prosperidad económica en nuestro país y durante un tiempo todo le fue bien. Encontró un buen trabajo, se casó enamorada y fue madre de sus dos pequeños hasta que, con el divorcio, su exmarido se desentendió y se vio abocada a una situación extrema: “Solo lo recuerdo y se me pone la piel de gallina, fue una situación terrible”, explica a El Confidencial. De la noche a la mañana Lorena y sus dos hijos pasaron de vivir en un hogar familiar a hacer su vida íntegramente en una habitación para los tres.

Aunque la asociación le proporciona comida, no tener para carne y pescado fresco para sus hijos es algo que Lorena no se puede perdonar

“No tenía familia aquí y prácticamente me quedé con dos niños pequeños en la calle, sin piso”, recuerda con tristeza y vergüenza. Esta situación se alargó durante un año agónico, en el que conoció la asociación Madres Solteras a través de una amiga y decidió apuntarse a la bolsa de vivienda compartida. Los meses de verano han estado plagados de ansiedad para esta madre. Aunque la asociación le proporciona comida, no tener para carne y pescado fresco para sus hijos es algo que no se puede perdonar. “En el colegio al menos estoy tranquila porque sé que siguen una dieta”, admite Lorena, que es economista.

Las familias inmigrantes y monomarentales están además en el punto de mira de los servicios sociales. Ella lo justifica así: “esta situación tan desesperada es más frecuente entre las inmigrantes porque las españolas suelen tener algún familiar que las ayude, yo misma no hubiese llegado a este extremo de desesperación en mi país”. La falta de redes familiares y ayudas públicas condena a estas mujeres a llevar una crianza controvertida: “La mayoría de madres solteras que no son de aquí se ven obligadas a dejar a sus hijos mayores al cuidado de los pequeños mientras trabajan, al final somos las únicas que podemos mantener a la familia y no tenemos otra opción”.

Entre las prioridades de Cifuentes

A principios de verano la Comunidad de Madrid instó al Gobierno de Mariano Rajoy, que tiene en su cabecera de Sanidad a la ministra Dolors Montserrat, a modificar la Ley de Protección a las Familias Numerosas, para que todas las familias monoparentales –independientemente del número de hijos– pudiesen beneficiarse de las mismas prestaciones previstas para las familias numerosas. El Director General de la Familia y el Menor de la Comunidad de Madrid, Alberto San Juan, ha manifestado a este diario que la formulación de una Ley de Monoparentalidad es una de las prioridades en la agenda del equipo de Cristina Cifuentes. Asimismo, Alberto San Juan lamenta que en la actualidad la legislación sobre maternidad “penaliza a estas familias por lo que es necesario tomar medidas ante un tema preocupante que afecta a un colectivo vulnerable”.

Una madre sujeta el carro de su hijo en la calle.Las asociaciones que reivindican el reconocimiento de este grupo familiar denuncian que se equiparen sus derechos con los de las familias numerosas, ya que cuentan con necesidades distintas. La presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres Solteras en España (FAMS), Carmen Flores, denuncia que “la familia tradicional tiene su espacio y reconocimiento legal mientras que otro tipo de familias que socialmente son más vulnerables están desprotegidas porque se sigue teniendo una visión de la estructura familiar clásica”. “La sociedad ha cambiado más rápidamente que la política”, añade Flores.

Sobre la legalización de la gestación subrogada y otros métodos de fecundación no tradicionales que afectarían a las madres solteras por elección, Carmen Flores alerta que “no se puede desviar el foco de atención de una realidad que viene de muy lejos para ponerlo en grupos de presión puntuales”. Con todo, para la líder de la FAMS es un error “atender solamente situaciones de emergencia y olvidar la prevención de la pobreza”, algo motivado “por cuestiones económicas que a su vez son ideológicas”.

En España no existe una ley que reconozca legal ni administrativamente a las familias monoparentales. Por inverosímil que parezca, el limbo es casi total y la ausencia de una categoría especial que las identifique exime a las Administraciones de proporcionarles una protección adaptada –solamente los progenitores con más de tres hijos a su cargo pueden beneficiarse de las mismas ayudas que reciben las familias numerosas–. La falta de acceso a ayudas y prestaciones ocurre en el ámbito fiscal, de la vivienda, educativo, de transporte, ocio, empleo y sanitario. En consecuencia, según la ONG Save the Children, más de la mitad de los hogares monoparentales –53,3%– en nuestro país están en riesgo de pobreza y exclusión social.

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