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Los alcaldes del no del PSC sufren cada vez más presión: "No descarto que haya violencia"
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Los alcaldes del no del PSC sufren cada vez más presión: "No descarto que haya violencia"

Los cachorros de la CUP señalan a los ediles de Lleida de PSC, PP y C's que no apoyan el referéndum. Los socialistas recopilan las amenazas que reciben sus ediles

Foto: Cartel de Arran señalando a los concejales de Lleida.
Cartel de Arran señalando a los concejales de Lleida.

Dante Pérez parece tener las ideas muy claras. A sus 31 años, este alcalde socialista de Gimenelles i Pla de la Font (1.100 habitantes en Lleida, muy cerca de Aragón) colgó una bandera española en el antiguo cuartel de la Guardia Civil al poco de salir elegido, en 2015. "Teníamos un mástil con la señera en la entrada este del pueblo. Como había otro mástil libre en la zona, pensé que ahí debería ir la española, pero solo duró 10 días. Alguien la quitó. Me pusieron verde los medios subvencionados por la Generalitat". Pérez, que dice ser "tan catalanista como españolista", fue el primer alcalde que dijo que no cedería locales municipales para el referéndum, y vive estos días con tensión. "Me han montado tres manifestaciones y hay sitios que evito. No descarto que haya violencia, porque es lo que busca la CUP".

Paseando por el pueblo, Pérez va saludando a mucha gente. A unos con la mano y a otros en persona. Ahí están las piscinas donde han venido unos chavales de Lleida, a solo unos kilómetros, a pasar el día. El pueblo tiene un restaurante con estrella Michelin, un pantano y es un lugar de excursión. Dante se explica moviendo continuamente la mirada. A mitad de la charla, su grupo de WhatsApp empieza a rugir. Los ediles de gobierno del Ayuntamiento de Lleida, de una coalición liderada por PSC con Ciudadanos y PP, han salido con su foto en un cartel que Arran, juventudes próximas a la CUP, ha hecho circular. "Ya nos están señalando. Esto no puede ser".

La violencia verbal o señalar a quien no comparte tu ideología también incita al odio

Una de las señaladas es Sara Mestres, presidenta del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Lleida. En cuanto le llegó el aviso, se fue a los Mossos a denunciar las coacciones. "No estoy dispuesta a que las juventudes de la CUP me den lecciones democráticas. Si alguien ha defendido los derechos democráticos desde la Transición he sido yo con mis compañeros del PSC", explica por teléfono. Mestres añade que nota crecer el mal ambiente: "En Cataluña la tensión es muy alta en estos momentos. Lo duro es defenderse y mantenerse. Espero que no se llegue a una situación de violencia, pero la violencia verbal o señalar a quien no comparte tu ideología también incita al odio y a marcarnos como los malos catalanes".

El alcalde de Gimenells fue el primero en negarse a ceder el colegio para el referéndum del 1 de octubre. Pero después siguieron los más de 120 alcaldes socialistas de Cataluña (solo el de un pueblo de Tarragona ha roto esa disciplina, de momento). Los socialistas han pedido a sus concejales que les manden las amenazas e insultos que reciban para recopilarlas y han empezado a airearlas. El otro día, el Ayuntamiento de Alfarrás, gobernado por el PSC, amaneció con pintadas a favor del sí. Ciudadanos ha denunciado algunos actos similares en sus sedes.

En general, la sensación en Cataluña es que la violencia no puede arraigar, que es una sociedad vacunada y que el independentismo ha conseguido mucho sin violencia, que Arran son solo unos chavales buscando notoriedad. Muchos admiten que han dejado de hablar de política con algunos familiares y amigos y que la sociedad se ha polarizado a toda velocidad. La situación es más tensa en los pueblos pequeños. Un socialista catalán cuenta cómo altos cargos están visitando los pueblos que gobiernan "para dar ánimo a los chavales que están allí de alcaldes y que aguanten, que no es fácil".

placeholder Dante Pérez, ante el Ayuntamiento de Gimenells. (R. M.)
Dante Pérez, ante el Ayuntamiento de Gimenells. (R. M.)

Dante Pérez cree que esto debe servir para "demostrar que el PSC es el único partido de gobierno no independentista. Tenemos una amplia tradición municipal y gobernamos más de 120 ayuntamientos, mientras que el PP y Ciudadanos solo uno". Su apuesta es buscar esos votos sin complejos: "Yo salí alcalde en 2015 y seguro que me votó gente independentista. Para ser reelegido, esos los voy a perder pero puedo ganar de gente que votó a Ciudadanos y PP, algunos me muestran su apoyo y tenemos más en común con ellos de lo que nos separa, y con los de Podemos que estén en la línea de Coscubiela". La composición del ayuntamiento es de cinco concejales del PSC y cuatro de ERC, así que su plan es apelar al voto útil antiindependentista para mantener la alcaldía. Según él, "los votantes que han dejado el PSC por un partido independentista no van a volver, aunque sea por orgullo no vuelven. Ahora que tenemos un discurso territorial claro, no podemos dejarlo". No está claro que su opinión sea mayoritaria en el partido.

Pérez, hijo y nieto de alcaldes de Gimenells, admite que "los independentistas han sabido vender ilusión, la idea de crear tu país ideal, y ante eso tenemos que dar algo. Yo creo que la solución es reformar la Constitución para vender algo ilusionante, que la gente participe en cómo quiere que sea España los próximos años". Para eso falta tiempo, mientras, Dante Pérez no cede: "Me ha llamado uno de ERC de un pueblo para que dejara un local para dar una charla a favor del referéndum y he dicho que no... Creo que aún falta lo peor".

Desde el entorno nacionalista se resta importancia a la presión a los alcaldes y niegan que pueda acabar en violencia. Una persona próxima al independentismo lo explica así: "Claro que sufren tensión, porque en Cataluña hay ahora mismo una tensión de cojones. También la sufren los de ERC, a los que les llama la Fiscalía, y los chavales a los que identifican cuando pegan carteles".

Dante Pérez parece tener las ideas muy claras. A sus 31 años, este alcalde socialista de Gimenelles i Pla de la Font (1.100 habitantes en Lleida, muy cerca de Aragón) colgó una bandera española en el antiguo cuartel de la Guardia Civil al poco de salir elegido, en 2015. "Teníamos un mástil con la señera en la entrada este del pueblo. Como había otro mástil libre en la zona, pensé que ahí debería ir la española, pero solo duró 10 días. Alguien la quitó. Me pusieron verde los medios subvencionados por la Generalitat". Pérez, que dice ser "tan catalanista como españolista", fue el primer alcalde que dijo que no cedería locales municipales para el referéndum, y vive estos días con tensión. "Me han montado tres manifestaciones y hay sitios que evito. No descarto que haya violencia, porque es lo que busca la CUP".

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