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El ADN de un vaso: así demostró una gallega que es heredera de una fortuna en Suiza
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tras años de batalla judicial

El ADN de un vaso: así demostró una gallega que es heredera de una fortuna en Suiza

La sentencia de un juzgado de A Coruña ha considerado probado que la demandante es hija de un empresario gallego que se negaba a hacerse la prueba. Su herencia: casi dos millones

Foto: Prueba de ADN.
Prueba de ADN.

Irene* tenía claro que si quería lograr ser reconocida de manera legal por su padre, iba a tener que hacerlo por 'las malas'. Se jugaba mucho: ser heredera de la fortuna que había hecho su progenitor, un empresario gallego, mientras vivía en Suiza, y el reconocimiento legítimo y legal de que era hija de quien su madre le había asegurado durante tantos años. Lo había intentado demostrar en varias ocasiones ante la Justicia con varias fotos de sus progenitores cuando salían juntos, además de varias cartas que se habían enviado durante su relación.

Sin embargo, ningún tribunal consideró suficientes esas pruebas para demostrar la filiación paterna entre el hombre que aparecía en aquellas fotos y firmaba las cartas y ella. En el pueblo donde se criaron los padres de Irene, todos eran conocedores de la relación que mantenían. De origen modesto y economía débil, ambos mantuvieron un noviazgo durante varios años, pero él destacaba por su inteligencia y capacidad. Ella se quedó embarazada, y él se marchó a Suiza, donde logró amasar una fortuna haciendo negocios.

Foto: Haciendo cuentas con dinero del que nunca disfrutaremos. (iStock)

Los restos de ADN que dejó en un vaso el hermano de su padre han sido el arma secreta que Irene ha utilizado para probar que es hija de quien dice ser y que le ha dado acceso a una herencia de casi dos millones de euros. Para lograr la prueba sin que lo supiera su tío, que no hubiera accedido a realizarla, contrataron a un detective que quedó con él en un lugar público —y "empleando todos los medios legales"— para obtener la prueba sin su conocimiento, matiza a este diario Fernando Osuna, abogado de la demandante.

Fernando Osuna, bautizado como el 'abogado de los bastardos', ya se ha encargado de otros juicios por demandas de paternidad y entre los más sonados se encuentran, por ejemplo, los de los casos del Cordobés, Javier Sánchez o del marido de la duquesa roja.

placeholder Fernando Osuna. (EFE)
Fernando Osuna. (EFE)

El Tribunal Supremo aprueba la legalidad de este medio para conseguir pruebas de este tipo con las que realizar posteriores test de ADN ante la dificultad en muchas ocasiones de que los hijos extramatrimoniales logren que los progenitores accedan a realizar una prueba de paternidad. Ya son varias las sentencias que se han dictado en este sentido y con las que se ha conseguir demostrar este tipo de parentesco.

Según figura en la sentencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia número 2 de A Coruña el pasado 17 de julio y remitida a este diario por el bufete Osuna, encargado de la defensa de la demandante, el juez dio también por válida la prueba de ADN que la propia coruñesa encargó y que cotejó con una muestra de su sangre en un laboratorio de Zaragoza.

Foto: Pilar Abel tras someterse a las pruebas de ADN. (Gtres)

El padre se negó durante años a realizar esta prueba de ADN que permitiría establecer de manera legal la relación paternofilial, en palabras del demandado, porque el viaje para realizarla supondría un "gasto económico innecesario". El test apuntó a un parentesco tío-sobrina de un 9%, lo que implica que el demandado tiene más de un 90% de probabilidades de ser el padre.

Según explica Osuna a este diario, el método utilizado es muy común en demandas de paternidad. Ya en 2014 ganó un caso similar, cuando un juzgado sevillano reconoció la condición de hijo biológico de un camarero mallorquín que nació de una relación extramatrimonial entre su padre y una sirvienta, y que recibió una herencia de dos millones de euros.

*El Confidencial ha identificado a la demandante con el nombre ficticio de Irene bajo petición de su abogado

Irene* tenía claro que si quería lograr ser reconocida de manera legal por su padre, iba a tener que hacerlo por 'las malas'. Se jugaba mucho: ser heredera de la fortuna que había hecho su progenitor, un empresario gallego, mientras vivía en Suiza, y el reconocimiento legítimo y legal de que era hija de quien su madre le había asegurado durante tantos años. Lo había intentado demostrar en varias ocasiones ante la Justicia con varias fotos de sus progenitores cuando salían juntos, además de varias cartas que se habían enviado durante su relación.

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