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"¿Buscáis un cordero?": así consiguen los musulmanes la carne en los mataderos halal
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CASI 2 MILLONES DE FIELES EN ESPAÑA

"¿Buscáis un cordero?": así consiguen los musulmanes la carne en los mataderos halal

Reparten la carne obtenida del sacrificio en tres partes iguales. La primera para el comprador, otra para su familia y amigos y la última para los más necesitados

“Esa furgoneta tiene aspecto de cargar carne para el matadero, fíjate si el que conduce es marroquí”, dice en urdu Muslim, que va al volante de su coche y se dirige a su sobrino Kasim, sentado en la parte de atrás. Avanzan a velocidad lenta por una calle estrecha de la localidad de Villarejo de Salvanés (Madrid), mientras tratan de localizar el matadero donde un carnicero les espera para recoger su cordero halal.

Cuando ambos vehículos se cruzan, el norteafricano, que viene de frente, se asoma por la ventanilla de cristal y les pregunta con una tímida complicidad: “¿Buscáis un cordero?”.

[Álbum: la celebración de la fiesta del Sacrificio]

Según el calendario islámico, este año el 1 de septiembre se correspondía con la décima jornada del mes de dhu al hijjah, día en el que los fieles celebran el Eid al Adha -Celebración del Sacrificio- que conmemora la voluntad del profeta Abraham de sacrificar a su hijo Ismail como un acto de obediencia a Alá, antes de que este interviniera para proporcionarle un cordero y sacrificara el animal en su lugar.

Hace casi una semana que Muslim Adullah reservó su pieza de 20 kilos a un carnicero de Alcorcón. Le costó 165 euros, casi el doble que si lo hubiese comprado cualquier otro día del año y casi la mitad si se le hubiese ocurrido encargarlo el mismo día del Eid.

La mayoría llevan las piezas en la parte trasera de los vehículos, a riesgo de que la policía los pare y les ponga una multa por llevarlos sin refrigeración

“El cordero lo suele comprar una sola persona, pero la vaca o el buey, como son muy caros -según cuenta van desde los 800 euros hasta los 2.000 o más-, se pueden repartir entre varios amigos”, explica este paquistaní que llegó a Madrid hace ya cerca de dos décadas con sus ahorros. Lo hizo en tren, aunque antes de decidir instalarse aquí probó Polonia, Alemania y Francia.

Normalmente, para seguir la ley islámica, los musulmanes reparten la carne obtenida del sacrificio en tres partes equitativas: una para consumo propio, otra parte para la familia y amigos y otra para los necesitados. Cuando se es pobre no es obligatorio hacer esa distribución.

El sacrificio ‘halal’

El fuerte olor a animal muerto se filtra por las fosas nasales ya desde el interior del coche a medida que nos acercamos el matadero. Musulmanes de distintas nacionalidades -en su mayoría marroquíes- aguardan impacientes la entrega de los animales sacrificados con las puertas de los maleteros abiertas de par en par.
Es media mañana y es ya la segunda vez que algunos se ven en el día. La Fiesta del Sacrificio ha empezado con el rezo de las seis de la mañana en las mezquitas, al que muchos han ido en ayunas.

Entre abrazos y bendiciones, la mayoría prepara bolsas de basura negras para llevarse las piezas en la parte trasera de los vehículos. Lo hacen a riesgo de que la policía los pare y les ponga una multa por llevar sin refrigeración los animales sacrificados en un vehículo propio –riesgo de enfermedades en caso de ser comercializados, higiene, etc.-. Otros más delicados han traído vistosos fulares para envolver los cadáveres y una minoría, como Muslim o Kasim, pasarán por la carnicería para recoger las tres piezas ya cortadas del mismo tamaño y forma durante la tarde.

placeholder  Un grupo de musulmanes recogen su cordero.
Un grupo de musulmanes recogen su cordero.

Casi dos millones de musulmanes celebran esta festividad en España, que ha seguido este año como uno de los mercados de referencia para proveer de cordero vivo a países musulmanes, especialmente Libia, aunque también otros países del Mediterráneo como Egipto, Líbano, Turquía e incluso Francia, donde llegarán millares de borregos.

El Instituto Halal es la entidad encargada de certificar en España, México, Emiratos Árabes Unidos y Malasia los bienes y servicios aptos para el consumo de los musulmanes, que no solo incluye el sector de los alimentos sino también el del turismo, la banca, los fármacos, la moda y los cosméticos. “Debido a cuestiones sanitarias, de bienestar animal así como la imposibilidad de que cada musulmán adulto lleve a cabo un sacrificio, los musulmanes se organizan con antelación y encargan el sacrificio de los corderos a los establecimientos cárnicos y mataderos autorizados para el sacrificio ritual”, explica a El Confidencial el director del departamento de certificación del Instituto Halal, Muhammad Escudero.

Los musulmanes se organizan con antelación y encargan el sacrificio de los corderos a mataderos autorizados para el sacrificio ritual


Sacrificar un animal según las normas islámicas conlleva ciertas exigencias para que su consumo sea ‘halal’ o lícito según la ley islámica. Entre ellas, que el matarife sea un musulmán -hombre o mujer- en sus plenas facultades y que pronuncie la fórmula ritual islámica llamada b’ismil-Lah’, literalmente ‘en el nombre de Alá’. En cuanto a la técnica, la cabeza del animal debe estar orientada hacia La Meca, el cuchillo para matar tiene que estar afilado y es obligatorio degollarlo haciendo que fluya la sangre al exterior hasta que muera -este proceso suele durar siete u ocho minutos-.

En la mayoría de los países islámicos es el cabeza de familia quien sacrifica al animal. Debido a las exigencias sanitarias de España, esto se hace difícil y los musulmanes suelen comprar la carne en mataderos o carnicerías ‘halal’.

placeholder Las mujeres esperan a que los hombres terminen de comer.
Las mujeres esperan a que los hombres terminen de comer.

En Alcorcón, mientras los hombres van a buscar el cordero, las mujeres ya llevan trabajando en los preparativos desde la noche anterior. Mastoora es la esposa de Muslim y ha cosido a mano los ‘kurta’ -vestido paquistaní- que lucen sus hijas y sobrinas este año. Cada Eid lucen uno nuevo. Juntas plancharon los trajes antes de ir a dormir, se adornaron la piel con alheña y dejaron listos los alimentos que en la mañana cocinaron para cuando su padre y amigos llegaran del matadero. “Es recomendable en esta fecha distinguida que cada musulmán vista sus mejores galas y que visite a los amigos y vecinos porque la festividad tiene su componente litúrgica y religiosa, pero también su vertiente social”, recuerda Muhammad Escudero. Y no cabe duda de que todas visten hermosas para la Fiesta Grande.

El Eid al Kabir -también se conoce así a esta festividad- alude al día en que los musulmanes sacrifican sus animales sagrados. Es equivalente a la importancia que los cristianos dan a la Navidad.

Es recomendable en esta fecha distinguida que cada musulmán vista sus mejores galas y que visite a los amigos y vecinos

El sacrificio puede hacerse también en los 3 días posteriores. El cordero no se come el mismo día que se sacrifica, ya que la carne está aún dura, sino “que se guarda y se va preparando poco a poco para la familia cuando queramos comerlo”, aclara Mastoora.

En un momento de tanta convulsión política, social y religiosa, los musulmanes que viven en España quieren compartir el significado de este día sagrado, que para ellos es “una oportunidad para pasarlo bien entre amigos, pero sobre todo para cuidar a la familia e intentar que se una un poquito más”, confiesan las hijas de Muslim y Mastoora, Samia y Tayba, a quienes sus amigas españolas las felicitan por Whatsapp cada Aid al Kabir.

“Esa furgoneta tiene aspecto de cargar carne para el matadero, fíjate si el que conduce es marroquí”, dice en urdu Muslim, que va al volante de su coche y se dirige a su sobrino Kasim, sentado en la parte de atrás. Avanzan a velocidad lenta por una calle estrecha de la localidad de Villarejo de Salvanés (Madrid), mientras tratan de localizar el matadero donde un carnicero les espera para recoger su cordero halal.

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