Varapalo del Tribunal de Cuentas al mayor programa de la cooperación española
Tras 800 millones de euros invertidos en el Fondo del Agua, el órgano auditor denuncia deficiencias de planificación y falta de control de los proyectos, algo ya desvelado por El Confidencial en 2015
El expresidente Zapatero tuvo un sueño: dotar de agua potable y buenos servicios de higiene personal a toda la población de América Latina y del Caribe. En la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile de 2007, anunció un proyecto que asignaría 1.500 millones de dólares —unos 1.000 millones de euros de la época— a partir del año siguiente. Se trataba de la gran apuesta de la cooperación española: el Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento.
Esa cita ha pasado a la historia gracias al "por qué no te callas" que le espetó el rey Juan Carlos a Hugo Chávez. Ese altercado eclipsó el anuncio de Zapatero. “¡No me lo podía creer! Tras el ‘por qué no te callas’, ya no hubo nada más en toda la Cumbre”, contó el expresidente a este diario.
Al final no fue tanto dinero el invertido, pero no ha dejado de ser el proyecto más ambicioso de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (Aecid). Entre 2008 y 2014, España dotó el Fondo del Agua con 795 millones de euros para actuaciones en 19 países.
Este lunes, el Tribunal de Cuentas ha hecho público un informe en el que denuncia graves deficiencias en la planificación de los proyectos del Fondo del Agua, irregularidades en los procesos de control de calidad y una falta de información exacta sobre la ejecución de las infraestructuras financiadas, razones por las que “ha impedido la valoración de la eficacia de la gestión”. Estos mismos problemas ya fueron expuestos por una investigación publicada en El Confidencial en 2015 tras visitar seis países donde se estaba llevando a cabo el Fondo del Agua.
Según el informe del Tribunal de Cuentas, la idea que Zapatero propuso a la Aecid nació con pies de barro: “Se llevó a cabo sin la necesaria planificación acerca de los objetivos a alcanzar y los recursos humanos y materiales necesarios” y no contó con una estrategia para “fortalecer la sostenibilidad desde la fase de diseño”.
Entre 2008 y 2014, España dotó el Fondo del Agua con 795 millones de euros para actuaciones en 19 países
Además, el texto denuncia el incumplimiento de los plazos previstos para la gran mayoría de las actuaciones. De los 67 proyectos aprobados, 47 eran bilaterales y se negociaron entre España y el país beneficiario; mientras que los otros 20 era multilaterales y se canalizaron a través del Banco Interamericano de Desarrollo. Bien, pues el 55% de los bilaterales no terminaron a tiempo; en el caso de los multilaterales, el porcentaje ascendió al 79%.
Infraestructuras en desuso
Uno de los aspectos que critica el informe del Tribunal de Cuentas es la falta de transparencia de los datos facilitados para poder evaluar de forma sólida la sostenibilidad y el estado de las infraestructuras ejecutadas.
La investigación de El Confidencial desveló que algunas de esas instalaciones habían sido abandonadas y se encontraban inactivas tras las inversiones realizadas.
Así ocurría en Haití, el país más beneficiado por las asignaciones del Fondo del Agua hasta 2014 con casi 120 millones de euros, seguido de Bolivia, con 87 millones, y Paraguay, con 76. Gracias a las ayudas de España, se habían construido cinco plantas de tratamiento de excretas en el país caribeño. Solo una estaba en funcionamiento cuando este diario publicó la investigación en marzo de 2015.
En los alrededores de la planta de Saint Marc, centro-oeste del país, había un gran vertedero a cielo abierto sin control alguno. Los camiones del ayuntamiento se dedicaron a verter residuos sólidos cuando solo estaba preparada para recibir excrementos. No estaba operativa.
A unos 20 kilómetros al norte de Puerto Príncipe, el sol caribeño baña la planta de excretas de Titanyen. La infraestructura, terminada en 2013 tras dos millones de dólares de inversión, tampoco funcionaba desde finales de ese mismo año.
Un fiasco de 1,6 millones de euros
A finales de 2009, la Aecid, a través del Instituto de Crédito Oficial, ingresó 1,6 millones de euros en la cuenta bancaria de la Fundación Ernesto Sábato. El escritor argentino que da nombre a la fundación, fallecido en 2011, había soñado con llevar agua potable mediante energía eólica a las comunidades indígenas mbayá guaraní, habitantes de un territorio de la triple frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina. Pero las memorias presentadas a la Aecid no alcanzaron “el estándar de calidad necesario”, según cuenta el informe del Tribunal de Cuentas.
Los molinos de viento nunca se construyeron y España ordenó el reintegro de la subvención, pero no ha recuperado el dinero aún. El litigio sigue en marcha.
Elvira González Fraga, su última compañera, relevó al escritor al frente de la fundación. Ella era una asidua de los círculos culturales de Madrid. “Tenía una estrecha relación con los dirigentes del PSOE, la Casa Real y, en especial, con la infanta Cristina”, confesó a este diario una fuente de la cooperación española en el Río de la Plata.
En su momento, en abril de 2012, durante una comisión parlamentaria, Jesús Manuel Gracia, entonces secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, manifestó: “En la fundación, llevan tres años cobrando solamente la directora y su hijo. Ningún ciudadano de Argentina ha bebido un vaso de agua potable”.
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El expresidente Zapatero tuvo un sueño: dotar de agua potable y buenos servicios de higiene personal a toda la población de América Latina y del Caribe. En la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile de 2007, anunció un proyecto que asignaría 1.500 millones de dólares —unos 1.000 millones de euros de la época— a partir del año siguiente. Se trataba de la gran apuesta de la cooperación española: el Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento.