¿Dónde está Diana Quer? Los enigmas sin resolver un año después de su desaparición
22 de agosto de 2016, A Pobra do Caramiñal. La joven madrileña desaparecía sin dejar rastro. Estas son las pistas que han seguido los investigadores
A falta de pistas, a Diana Quer ya no se la busca sobre el terreno y la única noticia continúa siendo que no hay noticias de ella. Como cada año desde que era una niña, la joven madrileña se encontraba veraneando con su madre y su hermana en la localidad coruñesa de A Pobra do Caramiñal. La madrugada del 22 de agosto de 2016 salió de fiesta con varios amigos en la verbena de este pueblo de las Rías Baixas. Sin embargo, aquella noche Diana Quer se fue de casa para no volver.
[Actualización: en diciembre de 2017, las autoridades detienen al principal sospechoso del caso de Diana Quer]
A las 2:30 horas la joven, que habría cumplido 19 años el pasado abril, decidió cerrar su noche y a estas alturas los investigadores no han encontrado un hilo del que poder seguir tirando ni tampoco han logrado determinar por qué jamás se supo nada más de ella. En las horas siguientes a su desaparición se llevaron a cabo batidas tanto por la policía como por los vecinos del pueblo, pero no tuvieron éxito. Poco después el caso tomaba dimesiones nacionales y el nombre Diana Quer consiguió convertirse en uno de los casos más mediáticos de la historia de España y destacar entre los otros 14.000 desaparecidos que cada año hay.
Una conversación de WhatsApp
Un intercambio de mensajes con un amigo poco después de despedirse de él en la verbena de A Pobra do Caramiñal fue la primera pista que abrió la vía del secuestro. "Cuando llegue a casa, te escribo", ese fue el mensaje que Diana Quer envió a un compañero de clase.
Más tarde se tuvo acceso a un nuevo mensaje de aquel diálogo entre amigos: "Me estoy acojonando, un gitano me estaba llamando", el compañero de clase de la joven le pregunta qué le ha dicho, a lo que responde "morena, ven aquí". La joven dialoga con su amigo, y le confiesa que su móvil está a punto de apagarse. Eso sí, le aseguraba que al llegar a su casa lo cargaría para continuar con la conversación. Sin embargo, nunca lo hizo.
Un Iphone 6 blanco
El pasado 27 de octubre, los investigadores lograron su primer 'golpe de suerte' cuando un mariscador encontró el teléfono móvil, un Iphone 6 blanco, de la joven en el fango de una ría cercana al puerto de Taragoña. El hallazgo reforzó la tesis de que su desaparición fue forzosa y no voluntaria. No descartaba en absoluto otras opciones, aunque los agentes centraron el tiro en los días posteriores en esta dirección.
La madre de Diana Quer, Diana López-Pinel, aseguró en una entrevista con Antena 3 que "alguien intentó desbloquear hasta siete veces el móvil" de su hija después de que se perdiese su rastro. Los investigadores averiguaron que el dispositivo continuó dando señales de vida hasta aproximadamente las 5 de la madrugada, marcando un desplazamiento rápido que atravesaba el municipio de Boiro hacia la zona en la que fue hallado.
Ese Iphone roto se convirtió en el único vestigio material de Diana que ha aparecido. Después de estar bajo el agua y el lodo de la ría, la empresa israelí Cellebrite logró desbloquear el teléfono móvil. Sin embargo, todavía no ha trascendido ninguna información relevante que pudiera afectar al caso.
Un pantalón rosa y una goma de pelo
Cómo iba vestida el día en que desapareció era de máxima de importancia para los investigadores. Los carteles que se elaboraron para pedir colaboración ciudadana informaban que en el momento de su desaparición "llevaba un pantalón corto de color rosa, camiseta blanca y zapatillas negras de colores".
Precisamente en la mañana del 22 de agosto la madre encontró en la habitación de Diana Quer esos mismos pantalones, lo que hizo creer a familiares y a la Guardia Civil que la joven regresó a casa. Semanas después, su madre, Diana López-Pinel, reconoció que se equivocó de color y que su hija llevaba unos pantalones blancos, un tono muy parecido al rosa que estaba en la casa familiar.
Según confirmó la propia madre, dos días después de su desaparición se encontró una goma de pelo en la zona en la que se geolocalizó el móvil de la joven. Las autoridades analizaron si la goma concordaba con el ADN de la joven, sin embargo no ha trascendido el resultado. La madre de Diana está convencida de que es de su hija.
¿Pasó por casa?
Desde un primer momento, su madre insistió en que su hija no regresó a casa, porque dormía con la puerta abierta y no la escuchó llegar en ningún momento. Sin embargo, cambió de parecer dos semanas después de la desaparición, advirtiendo de que su hija sí volvió a la vivienda familiar y se cambió de ropa.
Aun así, la investigación determina hasta el momento que Diana no llegó a casa, tras analizar las antenas de telefonía de la zona: a las 2:38 envía un mensaje a un amigo desde la zona donde tienen lugar las fiestas de A Pobra y 14 minutos después su móvil se conecta a una antena de Taragoña, a casi 20 kilómetros. Por tanto, la joven no tuvo tiempo de ir a la casa, cambiarse de ropa e ir al punto en el que se pierde la señal de su terminal.
Los padres
Desde que desapareció Diana Quer, gran parte del foco mediático estuvo puesto en sus padres. Divorciados desde hace cuatro años, la aparición de Juan Carlos Quer en los medios de comunicación fue constante en las primeras semanas. De hecho, llegó a decir que sus hijas "no estaban bien con su madre" y que "solo recibía llamadas de socorro".
Diez días después de su desaparición, el juzgado número 2 de Ribeira decidió retirar temporalmente la custodia de su hija Valeria –de 16 años– a la madre para entregársela al padre tras varios años de batalla legal. Fue en este momento cuando el padre de las jóvenes colocó a su mujer en primera línea, al asegurar que la decisión judicial llegaba "muy, muy tarde" y que esta debería haberse tomado "hace mucho tiempo para evitar situaciones como la que nos ocupa".
Carpetazo judicial
El pasado abril, a punto de cumplirse ocho meses de la desaparición de la joven, el titular del Juzgado número 1 de Ribeira, Félix Isaac Alonso Peláez, decidió archivar el caso y dejó las investigaciones en un punto muerto. "No existen indicios suficientes para dirigir el presente procedimiento contra persona determinada alguna", explicaba entonces el magistrado.
Después de que se descubriera el móvil de la chica en la ría de Arousa fueron pocos los avances de la investigación y, aunque el instructor admitió que "existen indicios de la desaparición no voluntaria", no los consideró suficientes como para acusar a personas concretas como autoras, cómplices o encubridoras de la desaparición de la joven.
En el auto que cerró, provisionalmente, la investigación, el juez explica que la Guardia Civil continúa investigando por diferentes vías. Sin embargo, también advierte que ninguna de ellas apunta a un sospechoso.
Una finca en Ribeira
“Los datos son múltiples, inmensos, y su cruce nos tiene que llevar a resolver este caso”. Las palabras las pronunciaba, el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, dos meses antes de que el juez archivara el caso, y ha asegurado en diferentes ocasiones que la Guardia Civil no ha dejado de investigar ni de trabajar en la desaparición de Diana Quer.
Tras el desbloqueo del móvil, la única pesquisa que ha trascendido sobre la investigación ha sido que varios efectivos de la Policía Nacional efectuaron un registro con perros en una finca en el término municipal de Ribeira, en A Coruña. Pero no si hallaron algo allí, ninguna pista, el mínimo hilo del que seguir tirando y, mucho menos, dónde está Diana Quer.
A falta de pistas, a Diana Quer ya no se la busca sobre el terreno y la única noticia continúa siendo que no hay noticias de ella. Como cada año desde que era una niña, la joven madrileña se encontraba veraneando con su madre y su hermana en la localidad coruñesa de A Pobra do Caramiñal. La madrugada del 22 de agosto de 2016 salió de fiesta con varios amigos en la verbena de este pueblo de las Rías Baixas. Sin embargo, aquella noche Diana Quer se fue de casa para no volver.