Pánico, pesadillas, llanto permanente: primeros síntomas de las víctimas

La atención psicológica a las víctimas de atentados terroristas como el vivido en Barcelona resulta fundamental en las primeras horas. Los psicólogos de asociaciones como la AVT u 11-M Afectados por el Terrorismo avisan de la importancia de normalizar síntomas habituales en los afectados, como el pánico, el llanto incontrolado o las pesadillas. El estrés postraumático golpea a quien ha vivido el horror de un suceso de estas características a muy corto plazo y es esencial que los que lo sufren entiendan que lo que experimentan es habitual y no indica que estén perdiendo el control de sus emociones, avisan los expertos médicos consultados por El Confidencial.

Uno de los puntos esenciales de esta atención de urgencia es el acompañamiento continuado tanto de los familiares como de aquellos que hayan resultado heridos en la acción. "Lo básico es estar y cubrir las necesidades de la persona", avisa Natalia Moreno, jefa del servicio de atención psicológica de la AVT. En los primeros momentos, aparecen el estado de 'shock', la negación y aturdimiento, por lo que los psicólogos recomiendan que las personas estén siempre acompañadas, sobre todo en los momentos en que deberán recibir información negativa. "Suelen tener conductas muy desorganizadas y lo esencial es poder escucharles", asegura por su parte la especialista de la asociación presidida en la actualidad por Eulogio Paz, Susana Gago.

No querer hablar del atentado o no querer ver ninguna noticia sobre lo ocurrido son también síntomas normales, al igual que "las reexperimentaciones", en las que la víctima vuelve a vivir y sentir todo lo sucedido. Lo mismo ocurre con la falta de concentración. Todo esto forma parte de la evolución adaptativa de la persona a la situación experimentada, destacan los profesionales.

La información sobre lo ocurrido es otra de las piedras angulares del apoyo de urgencia en los primeros momentos. Ambas expertas recomiendan ofrecer a los familiares datos siempre veraces y huir de expresiones de consuelo como "no te preocupes" o "no pasa nada", que pueden provocar rechazo en la víctima. "No hay que generar tampoco falsas expectativas ni dar datos excesivos, dramáticos o catastróficos", avisan. La atención inicial de urgencia consiste así en proporcionar un apoyo logístico callado y respetuoso y orientaciones prácticas.

Una de las personas que vivieron en primera persona el dolor de perder a un familiar en un atentado yihadista es el presidente de 11-M Afectados por el Terrorismo. Su hijo Daniel, de 20 años, murió en el tren de Cercanías de la estación del Pozo. Pide respeto para el sufrimiento personal y resalta la trascendencia para los allegados de saber cuanto antes qué ha sucedido. Describe el desgarro de buscar en todos los hospitales y asegura: "Es muy importante evitarles que den palos de ciego mientras sienten cómo aumenta su ansiedad y pánico".

El seguimiento

El peligro de los efectos de un atentado se encuentra en el corto y largo plazo, cuando pueden surgir trastornos psicopatológicos de gravedad que dificulten la vida de la víctima. Por esto resulta básico el que tengan a su disposición ayuda especializada para cuando la requieran, ya haya transcurrido un año o seis.

Susana Gago se lamenta del bajo porcentaje de víctimas que piden ayuda a pesar de necesitarla. "Nos encontramos con que muchas personas que sufren sintomatologías de trastorno de estrés postraumático tienen la creencia de que sufrir es su deber, de que tienen que pasarlo mal", dice. Ofrece como ejemplo de esta dolencia la necesidad permanente de evitar determinados escenarios. En casos como el sucedido en las Ramblas, no circular por avenidas abiertas.

Existen factores que tienen el efecto balsámico de calmar el sufrimiento, y uno de los más importantes es el apoyo social. Entre los denominados factores de protección, la empatía y el apoyo de la sociedad en general se encuentran a la cabeza. "No es lo mismo para una persona herida y paralizada que ha visto escenas tremendas que para alguien con un menor grado de exposición", dice Natalia Moreno, que también alerta sobre el aumento de los trastornos en función del número de víctimas del atentado.

Las asociaciones de víctimas del terrorismo han puesto a disposición de todos aquellos que lo necesiten sus servicios de atención psicológica. La AVT ha activado el número de teléfono 607 71 97 16, mientras que la asociación de Pilar Manjón abre el número móvil 609 10 82 51, que también atiende consultas jurídicas. Los que lo deseen pueden emplear también los teléfonos fijos de ambas asociaciones.