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Cobrar a los padres por sentarse con sus hijos, el polémico 'extra' de las aerolíneas
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lluvia de críticas en las redes sociales

Cobrar a los padres por sentarse con sus hijos, el polémico 'extra' de las aerolíneas

El Confidencial se ha puesto en contacto con varios pasajeros que han sufrido esta situación y con las aerolíneas correspondientes: Vueling, Level, Iberia y Ryanair

Foto: El CEO de Ryanair, Michael O'Leary. (Reuters)
El CEO de Ryanair, Michael O'Leary. (Reuters)

El pasado marzo, Mabel García compró cuatro billetes de avión para viajar el 6 de agosto de Barcelona a Oakland con la compañia Level, la nueva 'low cost' de IAG: uno para su marido y dos para sus hijos, de 19 y 20 años. El mayor, que se llama Marc, padece una discapacidad del 78% y "necesita que una persona le ayude", un condicionante que Mabel asegura que explicó en el formulario de compra correspondiente. De todos modos, cuando el viernes 4 de agosto hicieron el check-in en la página web, la aerolínea les comunicó que "solo había tres asientos asignados y que todos estaban separados entre sí", obligando así a su hijo a viajar solo.

"Nos dijeron que cuando llegáramos al aeropuerto nos informarían de dónde iba a sentarse Marc y que para poder ponernos los otros tres juntos teníamos que pagar un cargo adicional de 80 euros", señala a El Confidencial. En un intento de resolver la situación, Mabel llamó a la compañía para explicarles que su hijo es minusválido y, según afirma, su respuesta fue en todo momento la misma: "Pague el extra". La familia dudó entonces si abonar los 80 euros, pero la teleoperadora les explicó que dicho pago solo les aseguraba juntar los tres asientos ya asignados, dejando la plaza de Marc en el aire hasta el día del viaje. "Solo podían cambiarme esos, el de mi hijo no, que era el más importante para poder movernos el resto", critica Mabel.

El Confidencial se ha puesto en contacto con Level para preguntarles sobre lo ocurrido y desde la compañía desmienten esta versión y aseguran que en principio se les asignó cuatro asientos contiguos. "Según el histórico de la reserva, en el momento de facturar online intentaron cambiar los asientos a las filas 12 y 14 y, cuando quisieron volver a la selección inicial de asientos, estos ya no estaban disponibles porque el vuelo iba lleno", afirman. "No sabemos si el intento de cambio de plazas era para ir más adelante o porque no se podía emitir la tarjeta de Marc, ya que este estaba dentro del grupo de 'selectees', es decir, de las personas que el gobierno de EEUU selecciona para hacer un control de seguridad más exhaustivo. En estos casos no se puede emitir la tarjeta de embarque por la web", argumentan. En lo que se refiere a las llamadas de Mabel a su centralita, la aerolínea apunta a que no pueden responder a esta cuestión porque "no cuentan con más datos que los que aparecen en la reserva".

Al margen de la versión que sostiene cada parte, la mañana del 6 de agosto la familia llegó al aeropuerto de El Prat con tres billetes, "uno en cada punta del avión", y sin saber dónde iba a sentarse Marc. "Tras pasar mi hijo un control especial de seguridad, comentamos la posibilidad de cambio de asientos y fue entonces cuando a mi marido y a mí nos pusieron juntos en la fila 6 y a ellos separados, en la 8 y en la 22", explica. Dado que no podían dejar "a Marc colgado", decidieron sentarle con su hija en las plazas que iban juntas, pasando el padre a ocupar el asiento reservado para minusválidos. "Ya en el aeropuerto y con el vuelo lleno nuestros compañeros de facturación hicieron lo posible para que volara acompañado y, por eso, les asignaron los únicos dos asientos juntos en la fila 6 que estaban disponibles. A bordo tampoco fue posible hacer más cambios de asientos porque el vuelo estaba completamente lleno", argumentan en este sentido desde Level.

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La aerolínea, por tanto, insiste en que intentaron solucionar la situación y en que ya han reservado cuatro asientos contiguos para su viaje de vuelta, pero Mabel no olvida la experiencia que sufrieron durante más de 12 horas. "Estuvimos todo el viaje arriba y abajo cruzándonos con las azafatas. Me levantaba yo, se levantaba mi marido... Pero claro, a mí ya eso me daba igual. Hemos viajado muchas veces y algo así nunca nos había pasado", explica. Una vez en tierra, el marido publicó un tuit explicando lo ocurrido, mensaje al que la propia compañía respondió poco después diciendo que harían un seguimiento del caso. "Nos han escrito para decir que sentían mucho las molestias. La frase típica, claro, pero es que yo lo que quiero no son palabras, son hechos. Y el hecho fue que viajamos dos en una punta y los otros dos separados".

Críticas contra Ryanair, Vueling e Iberia

Más allá del caso concreto de esta familia, en las últimas semanas las redes sociales se han llenado de mensajes que denuncian este extra que cobran algunas aerolíneas, destacando en este sentido un escrito publicado en Facebook el pasado 28 de julio. El Confidencial se ha puesto en contacto con el autor del mismo, Carles Romero, un hombre que pasó varios días peleando con Vueling para conseguir que la compañía le pusiera al lado de sus hijos de 13 y 8 años, uno de los cuales sufre además síndrome de Down.

Imagen compartida por Carles en su Facebook"El vuelo salía el 2 de agosto y el jueves 27 fui a hacer el check-in en la página web. Entonces vi que nos habían sentado separados, pero pensé que era un error", señala Carles. De todos modos, tras llamar al día siguiente a la compañía le respondieron que la tarifa que había elegido no incluía la selección de plaza, por lo que tenía que pagar 15 euros por persona para poder ponerse juntos. "Me dijeron que era imposible hacer el cambio, que era un problema informático y no se podía", asegura. Carles decidió entonces explicar lo ocurrido en Facebook y, a partir de ese momento, la postura de la compañía cambió. "Cuando ya se había compartido la publicación como 7.000 veces, cosa que yo no me imaginé ni pretendí en ningún momento, me llamaron de Vueling para pedirme disculpas, decirme que eran muy sensibles con la gente con discapacidad y asegurarme que nos pondrían juntos. Y así ha sido. Tanto a la ida como a la vuelta del viaje".

Una situación similar vivió recientemente Borja Gómez, un hombre que compró cuatro billetes para viajar el 28 de julio de Bérgamo a Budapest con Ryanair. "Los cuatro, que somos familia, teníamos el mismo localizador, pero nos asignaron los asientos en filas muy distantes cuando había sitio de sobra para ir juntos. Me molestó mucho, porque nos exigían pagar más como si de un asiento premium se tratase", explica a El Confidencial. Pese a sus quejas, la compañía no cambió de postura y Borja y uno de sus familiares tuvieron que pagar cinco euros para sentarse por parejas. "No nos quedó mas remedio", reconoce con indignación.

Foto: ¿Cuánto estarías dispuesto a pagar por no sufrir más? (iStock)

Aunque la mayoría de críticas publicadas en las redes sociales arremeten contra las aerolíneas 'low cost', también se dan casos de pasajeros que han tenido que volar separados con otras como Iberia. "Este miércoles vuelo de Madrid a Lima con mi madre, un viaje que no es precisamente barato, y hace unos días me di cuenta al hacer el check-in de que nos habían puesto en distintas filas", explica Rodrigo a este diario, pidiendo en este sentido que se respete su anonimato. "Pensamos que se podría cambiar gratis, pero vimos que nos pedían 33 euros y decidimos llamar a Iberia. Decir que fue una pérdida de tiempo se queda corto, ya que duró más de una hora y lo único que hacían era pasarse el teléfono de unos a otros", critica.

La respuesta de las aerolíneas

El equipo de prensa de Vueling, compañía con la que viajaba Carles, explica que ofrecen tres tarifas y solo la más barata impide seleccionar el asiento. "En ese último caso el sistema es aleatorio y se asignan las plazas conforme se va llenando el avión, pero en ningún caso prima el separarles a los que comparten localizador para así ganar dinero", aseguran desde la empresa. Según señalan, cuando el dispositivo detecta que se trata de una familia "siempre intenta ponerles juntos" o, al menos, "separar a cada niño con un adulto".

Teniendo en cuenta esta explicación, El Confidencial les ha preguntado qué falló para que Carles no pudiera viajar junto a sus hijos en un primer momento, ante lo que responden que "en temporada alta no siempre es posible que las familias vayan en asientos contiguos". En lo que se refiere a que uno de los pequeños padece síndrome de Down, aseguran que no se especificó en la reserva y que en cuanto la familia se lo dijo "cambiaron las plazas".

Una postura similar mantiene Ryanair, empresa que apunta a este diario que no han cambiado su política de asignación de plazas aleatoria. "La razón por la que se están dando más asientos centrales es porque cada vez más pasajeros están reservando sus asientos desde solo 2 euros. Debido a esto, aquellos que prefieren la asignación aleatoria, sin coste adicional, son más proclives a ser asignados asientos centrales", argumentan. Desde la compañía afirman además que no están "intentando obligar a nadie a hacer frente a un coste adicional por asientos reservados", pero reconocen que mantienen libres los de pasillo y ventana "para los que estén dispuestos a pagar por ellos", postura que explicaría las quejas de sus clientes.

Por otra parte, desde Iberia, compañía con la que vuela este miércoles Rodrigo, explican que "entre 24 y 36 horas antes del vuelo el pasajero sabe qué plaza va a ocupar y, siempre que los billetes tengan el mismo localizador, el sistema intenta que viajen juntos". De todos modos, estas mismas fuentes señalan que "cuando el avión va muy lleno o no hay otra opción" a veces se asignan plazas separadas, una situación que puede evitarse con una tarifa más cara o pagando un extra: 4 euros (como mínimo) en los domésticos, 6 en los europeos y 15 en los de largo recorrido.

Al margen de las explicaciones de estas cuatro aerolíneas, lo que sí parece claro es que atrás quedaron los años en los que lo único más caro para un viajero era sentarse en primera clase. A día de hoy, incluso volar junto a tus hijos tiene un precio.

El pasado marzo, Mabel García compró cuatro billetes de avión para viajar el 6 de agosto de Barcelona a Oakland con la compañia Level, la nueva 'low cost' de IAG: uno para su marido y dos para sus hijos, de 19 y 20 años. El mayor, que se llama Marc, padece una discapacidad del 78% y "necesita que una persona le ayude", un condicionante que Mabel asegura que explicó en el formulario de compra correspondiente. De todos modos, cuando el viernes 4 de agosto hicieron el check-in en la página web, la aerolínea les comunicó que "solo había tres asientos asignados y que todos estaban separados entre sí", obligando así a su hijo a viajar solo.

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