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Viaje al corazón de los servicios secretos españoles
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Su arma: la información

Viaje al corazón de los servicios secretos españoles

Los profesionales de la Información y la Inteligencia consideran perentorio culminar el modelo existente, eliminando las disfunciones actuales desde la Policía a la cúpula del aparato del Estado

Foto: Miembros de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional durante una operación. (EFE)
Miembros de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional durante una operación. (EFE)

Joseph Fouché (Nantes, 1759-Trieste, 1820) fue el personaje más influyente de su país junto con Charles de Talleyrand. Se le considera el padre de los servicios secretos modernos a escala mundial. El que fue su jefe durante un tiempo, Napoleón Bonaparte, escribió en sus memorias: “Si la traición tuviera nombre, ese sería el de Fouché”. Sirvió al Antiguo y al Nuevo Régimen sin despeinarse. Su arma: la información.

Sirva la entradilla para introducir un tema casi tan apasionante como tabú. Los servicios secretos españoles. Sobre ellos caen muchos sambenitos, infinidad de sospechas por lo general ajenas al devenir diario de alrededor de 4.000 efectivos en calidad de funcionarios públicos o personal contratado que dedican sus vidas a la defensa del Estado. Hagamos un repaso actual y pormenorizado a esa realidad.

La Guardia Civil dispone de un Servicio de Información legendario y que es el más antiguo de los existentes en los diferentes cuerpos españoles. Está al mando de un coronel y tiene acreditados muy importantes servicios, en especial, durante los más de cuarenta años de lucha contra el terrorismo de ETA.

La Guardia Civil dispone de un Servicio de Información legendario y que es el más antiguo de los existentes en los diferentes cuerpos españoles

La Policía Nacional cuenta con una Comisaría General de Información que goza de gran predicamento pero siempre en el ojo del huracán. Bien por las peleas internas entre diferentes mandos y comisarios, bien porque se les acusa de hacer la “guerra por su cuenta”.

La policía autónoma vasca (Ertzaintza) también cuenta con un departamento de información, al igual que los catalanes Mossos d' Esquadra, que teóricamente solo pueden operar en sus respectivos territorios de demarcación aunque en ocasiones los funcionarios estatales les han pillado in fraganti operando en el resto del territorio español en asuntos que tienen que ver con la política.

El Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) cuenta con el CIFAS (Centro de Información de las Fuerzas Armadas) fue creado en su día por el general Félix Sanz Roldán cuando estaba al frente de la cadena de mando militar de los tres Ejércitos. Su misión fundamental es facilitar la información “operacional y estratégica” del alto mando militar. A su vez, cada ejército mantiene vivo un Servicio de Inteligencia a nivel táctico, con el objetivo fundamental de recolectar Información y posteriormente realizar la Inteligencia respecto a los posibles enemigos militares de España y su potencial militar: tipo de fragatas de las que dispone, capacidad de misiles, etc.

El CNI

En España los servicios secretos tienen un nombre: Centro Nacional de Inteligencia (CNI). El Ciclo de Inteligencia que se puede observar en su pagina web –similar a las que dispone la norteamericana CIA o el británico MI5–. La forma de operar es sencilla y simple, acorde con el sentido común. Los agentes de campo del CNI cosechan información que transmiten a su base, el Departamento de Análisis evalúa la misma y concluye resultados que entregan a la autoridad legalmente constituida. Esto es sustancial en su trabajo. Porque es lo que determina la “calidad” de la información que se suministra y lo que permite al mando gubernamental la posterior “acción”.

La Comisaría General de Información de la Policía recauda información para la acción en la persecución de los delitos. Algo similar ocurre con el operativo de la Guardia Civil en sus respectivos campos encomendados. Lo del CNI es más estratégico en la defensa del Estado, cuya seguridad es el frontispicio básico de su existencia.

Cada Ejército dispone, asimismo, de una unidad de contrainteligencia dependiendo de sus respectivos cuarteles generales. ¿A qué se dedican? A informarse básicamente sobre aquellas personas que prestan servicios profesionales en sus dependencias y asuntos por el estilo.

La Ley 2/2002/ del 6 de marzo crea y regula el Centro Nacional de Inteligencia. Viene a consagrar a la “Casa” como el líder español de la Comunidad de Inteligencia. Le garantiza también la coordinación del resto de los Servicios de este tipo que dependen del Estado. Pero el Real Decreto que debería desarrollar una ley que ya tiene 15 años se hace de rogar. Es la petición insistente que el Director del CNI lleva haciendo durante mucho tiempo por considerarlo una necesidad operativa en aras a la eficacia y la optimización de recursos.

Esta descoordinación es fuente de un sinfín de problemas, complicaciones y aún malentendidos y piques entre los diferentes servicios. Por ejemplo, se creó durante la crisis una Unidad de Inteligencia Económica –imprescindible para el Gobierno en momentos de turbulencias financieras– y se hacen necesarias reforzar otras unidades como la de Ciberseguridad y la lucha contra el terrorismo yihadista. Ahora mismo en este último aspecto hay una coordinación entre funcionarios “relativamente desarrollada”, pero en ocasiones falla por la base esa eficacia por falta de coordinación entre los diferentes departamentos.

Se creó durante la crisis una Unidad de Inteligencia Económica y se hacen necesarias reforzar otras unidades como la de Ciberseguridad

“Se producen reticencias, cada uno quiere preservar su propio jardín”, afirma una alta fuente gubernamental. “Se trataría de coordinar el esfuerzo y hacer el mismo más eficaz y eficiente”.

Culminar el modelo

placeholder Jorge Fernández Díaz. (EFE)
Jorge Fernández Díaz. (EFE)

En este sentido, los profesionales españoles de la Información y la Inteligencia consideran perentorio culminar el modelo existente, eliminando las disfunciones actuales desde la Policía Local a la cúpula del aparato del Estado. Y la base tiene que partir del Centro Nacional de Inteligencia.

Hasta la fecha los respectivos ministros del Interior se han mostrado remisos a ordenar a sus policías bajo el mando del Centro. Especialmente, el exministro Jorge Fernández Díaz. El impulsor ha sido Sanz Roldán que, como buen conocedor de la experiencia de EEUU –que tiene una docena de agencias de Información e Inteligencia, cada una por su lado–, no le parece razonable ni inteligente que el servicio al Estado, que es su principal función, quede en entredicho por pruritos fatuos o 'demodés'. “Si la causa es una, lo mismo debe ser la responsabilidad y el mando”.

Con los militares lo tiene más fácil.

Joseph Fouché (Nantes, 1759-Trieste, 1820) fue el personaje más influyente de su país junto con Charles de Talleyrand. Se le considera el padre de los servicios secretos modernos a escala mundial. El que fue su jefe durante un tiempo, Napoleón Bonaparte, escribió en sus memorias: “Si la traición tuviera nombre, ese sería el de Fouché”. Sirvió al Antiguo y al Nuevo Régimen sin despeinarse. Su arma: la información.

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