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Alcaldes y comunidades se rebelan contra las banderas azules: "Solo son un negocio"
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Alcaldes y comunidades se rebelan contra las banderas azules: "Solo son un negocio"

El galardón, que premia la excelencia de las playas en 60 países, es criticado por su arbitrariedad. Su promotor se defiende: "Si no las quieren, que no las pidan"

Foto: Una bandera azul en las playas de Alicante el año pasado. (EFE)
Una bandera azul en las playas de Alicante el año pasado. (EFE)

"Recuerdo que un día me llegó a la mesa una factura de 21.000 euros con un concepto muy extraño. La factura iba a nombre de Banderas de España SA y me la rebotaban desde la Consejería de Medio Ambiente. Pregunté y me dijeron que era el pago anual a Banderas Azules, pero ni nosotros habíamos pedido esa certificación ni ellos nos habían prestado ningún servicio. Era absurdo, así que me negué a pagar", explica Pilar Carbonell, directora general de Turismo del Gobierno de Baleares. Esto ocurrió en 2016 y supuso el primer rechazo frontal de un Gobierno autonómico al prestigioso sistema de certificación de playas.

Ese verano, Baleares perdió 12 banderas y el consejero de Turismo, Biel Barceló, dijo que era un castigo por "no pagar a la empresa" que las entrega, sugiriendo que son un sello de excelencia que se compra con dinero. Un año después, el discurso no varía: "No vamos a pagar por pertenecer al club de banderas azules cuando es algo que no nos aporta nada. No entiendo por qué se les sigue dando tanta importancia. En Baleares tenemos muchas playas en las que no queremos que jamás ondee una bandera azul", sentencia Carbonell.

No pagaremos por pertenecer al club de banderas azules cuando es algo que no aporta nada. No entiendo la importancia

Ya antes, en 2012, el Ayuntamiento de Rianxo (Galicia) había abierto el melón de las banderas a nivel municipal. Dejó de solicitar el galardón al discrepar de los criterios de evaluación. Cinco años más tarde, Rianxo asegura no haber notado ningún perjuicio. "Diría que al contrario, cada vez recibimos más turistas", subraya Adelina Ces, teniente de alcalde. "Tenemos los mismos bañistas, las mismas prestaciones, baños en buenas condiciones, limpieza en las playas. No vemos que la gente se fije en si hay o no hay bandera para venir, así que no creo que volvamos a solicitar una bandera azul en el futuro".

placeholder A Lanzada, una de las playas más famosas de Galicia, no quiere bandera azul. (Turismo de O Grove)
A Lanzada, una de las playas más famosas de Galicia, no quiere bandera azul. (Turismo de O Grove)

A Rianxo se le han ido sumando al boicot en Galicia pueblos como A Pobra do Caramiñal, Serra de Outes, Barreiros, Viveiro, y el año pasado, con mucha pompa, el de O Grove, cuyo alcalde, José Cacabelos, afirmó que el reconocimiento "ni nos convence, ni creemos que nos aporte gran cosa, la repercusión no es tanta como algunos quieren hacer creer". Así, la playa más famosa de las Rías Baixas (la de A Lanzada) dejó de tener bandera, uniéndose a otras playas de ensueño como la docena de arenales de Ibiza que tampoco quieren vestirse más de azul, entre los que destacan los del Ayuntamiento de Sant Josep de Sa Talaia, que "de manera consciente", según el consistorio, "decidió no solicitar el certificado". A Lanzada batió en 2016 récord de visitantes sin trapo azul, y en Sant Josep aseguran que no ha cambiado nada.

placeholder Playa de Es Cavallet, en Sant Josep de Sa Talaia, Ibiza.
Playa de Es Cavallet, en Sant Josep de Sa Talaia, Ibiza.


Prestigio indiscutido en España

Esta desbandada coincide con el 30 aniversario de Banderas Azules, que se creó en 1985 para certificar puertos deportivos en Francia y se amplió en 1987 a playas y puertos de toda Europa, con la subvención de la Comisión Europea. Su mayor promotor fue José Ramón Sánchez Moro, hoy presidente de Adeac, la asociación que gestiona las banderas en España bajo supervisión internacional de la Fundación para la Educación Medioambiental (FEE en sus siglas en inglés), de la cual el propio Sánchez Moro fue presidente por más de una década y hoy evalúa playas en 60 países.

Casi desde el inicio, el certificado Bandera Azul ha gozado de un aura casi mágica en España, de largo el país donde más relevancia se da a esta distinción. Ayuntamientos que aún hoy sueñan con plantar un trapo azul en sus playas y hacerse la foto de rigor, presidentes autonómicos que no pierden la ocasión de proclamar que su comunidad es un referente medioambiental por el gran número de banderas que atesora (Alberto Nuñez Feijóo, por ejemplo), una gran gran alharaca mediática cada año con el listado de las playas galardonas, subrayando siempre que España es líder mundial en banderas y, se sobreentiende, campeona en respeto medioambiental. En definitiva, la bandera azul convertida en símbolo de la Marca España, en motivo de orgullo nacional.

placeholder Una de las nueve banderas azules que ondean en Rota, Andalucía.
Una de las nueve banderas azules que ondean en Rota, Andalucía.

"La realidad es que nadie fuera de España da un valor especial a estas banderas, no es un sello que un turista europeo asocie a excelencia y ni siquiera la UE lo apoya", sostiene la directora general de Turismo de Baleares. "Ese gasto de 21.000 euros anuales no nos supone ningún retorno, porque ellos [Banderas Azules] ni siquiera hacen análisis de agua propios, se basan en los de nuestra Consejería de Salud. Y luego para dar una bandera exigen instalaciones como paseos marítimos, baños, duchas y otras cosas que van en contra de lo que nosotros entendemos por calidad de playa. No vas a construir un paseo marítimo en una playa natural para poder tener una bandera, no tiene sentido".

En Rianxo lo analizan en un sentido similar: "Tiene más contraprestaciones que beneficios. Es un galardón que si no lo tienes no pasa nada, no por eso viene menos gente, eso lo tenemos comprobado y te lo dice alguien que tuvo bandera 10 años en todas nuestras playas. Pero a la mínima que falles en una tontería, como nos pasó una vez con un grafiti que apareció en una pared, o que te hagan una gamberrada, te exigen que bajes la bandera. Eso te crea una imagen horrible, sales en todos los medios de comunicación y parece que la playa ya no es segura. No queremos para nada esa presión. Nosotros seguimos teniendo todas las instalaciones en perfecto estado y nos regimos por los análisis de aguas de la Consejería de Sanidad igual que antes”, indica Ces.

A la que falles en una tontería te exigen que bajes la bandera. Eso crea una imagen horrible y parece que la playa ya no es segura

Ninguna organización ecologista apoya el certificado, aun siendo supuestamente el culmen del respeto medioambiental. Es más, llevan años criticándolo al unísono. "Es una marca publicitaria, un producto comercial diseñado para lavar las vergüenzas de los políticos por no tener el litoral en condiciones. Es más barato darle unos miles de euros a Adeac y hacerse una foto que invertir tres millones de euros, como necesita Vigo por ejemplo, en comprar una depuradora de aguas o en evitar los cientos de vertidos tóxicos", opina Fins Eirexas, secretario ejecutivo de la Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (Adega).

"Las banderas azules hace tiempo que no tienen ningún aval técnico, ni científico, ni administrativo de la Unión Europea. Son promovidas por un conjunto de asociaciones privadas ligadas a las empresas turísticas. La acumulación de fraudes y denuncias en su obtención hizo que la Comisión Europea les retirase el apoyo económico y se desmarcase de la campaña hace ya nueve años”, dijo ya en 2008 Ecologistas en Acción. La organización sostiene hoy la crítica y celebra que autonomías y municipios "comiencen a abrir los ojos", y pone como ejemplo el informe 'Banderas negras', que en su edición de 2016 señaló 17 playas en las que ondea el distintivo azul y son a su vez calificadas como negras por su pésimo estado ecológico.

placeholder El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, rodeado de alcaldes galardonados. (Galicia 24 horas)
El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, rodeado de alcaldes galardonados. (Galicia 24 horas)

"Si no las quieren, que no las pidan"

A Sánchez Moro, el hecho de que le crezcan los enanos después de 31 años de imagen inmaculada de sus Banderas Azules le saca especialmente de sus casillas, y no duda en admitirlo. "Si no quieren las banderas, que no las pidan, que se aguanten. ¿Que dicen que esto es un negocio? Pues claro que lo es, es el mejor negocio para los españoles, que pagan de media 250 euros (por playa) por un galardón apoyado por Naciones Unidas, en lugar de 2.000 o 4.000 euros por un cartoncito que la gente ni conoce", dice en referencia a Q de Calidad o las certificaciones de Aenor ISO 9001 e ISO 14001 que ondean en cada vez más playas.

Y lanza: "Lo de Galicia son cuatro o seis alcaldes que sus motivos tendrán, quizás es para promocionar sus propias banderas, o para desacreditarnos porque han perdido la suya. Pero en conjunto, Galicia ha presentado más candidaturas este año que nunca, tan tontos los alcaldes no serán. Y en Baleares es un tema político sin más. El mismo consejero [Biel Barceló] que no quiere pagar por certificar sus playas recauda 10 millones de euros por la ecotasa".

Es el mejor negocio para los españoles, que pagan de media 250 € (por playa) por un galardón apoyado por Naciones Unidas

El presidente de Adeac sostiene que a España le sale "gratis" el prestigio de las banderas azules, ya que su fundación es una ONG sin ánimo de lucro. "Por eso no nos importa que haya menos playas que piden bandera, porque no vamos a comisión. Pero es que además no es verdad, porque este año volvemos a batir récord de playas con bandera, 579 en total. Casi te diría que hay demasiadas ya".

La entidad cuenta con siete empleados, además del presidente, "con salarios de entre 1.000 y 1.200 euros. Somos muy humildes", subraya Sánchez Moro. Su presupuesto oficial es de 190.000 euros, 155.000 de los cuales proceden de las donaciones de las distintas comunidades autónomas participantes, y los otros 35.000 euros de los Presupuestos Generales del Estado. Las comunidades, previo pago, pueden participar como miembro del "jurado internacional" que valora las candidaturas. Votar a sus vecinos y valorar también sus propias playas, es decir ser juez y parte en la entrega de banderas, un hecho que los críticos se toman con ironía.

A la financiación de autonomías y del Estado se suman otras partidas por servicios puntuales, como los 120.000 euros abonados por Fundación Mapfre en concepto de la campaña ‘Prevención de ahogamientos 2017’ o la financiación de su programa Green Campus por parte de la European Recycling Platform, alimentada por empresas como Sony, Apple o Toshiba.

placeholder José Ramón Sánchez Moro, presidente de Adeac y máximo embajador de Banderas Azules. (EFE)
José Ramón Sánchez Moro, presidente de Adeac y máximo embajador de Banderas Azules. (EFE)

Denunciados por "presunta extorsión"

Objetivamente, 190.000 euros es un presupuesto modesto. Aunque la Plataforma en Defensa del Sector Marítimo Pesquero de Galicia (Pladesemapesga) duda de su veracidad, y así lo hizo constar en una denuncia interpuesta en 2016 contra "el entramado societario y económico" de Banderas Azules. Es el organismo que más lejos ha ido en su denuncia del galardón. La plataforma denunció ante la Fiscalía gallega a la fundación Adeac por "presunta extorsión por todo el litoral español a través de convenios, cursos y contratas de fondos públicos a cambio de las banderas azules".

En concreto, la plataforma pesquera, que aglutina a 48.000 afiliados, denunció, junto al colectivo Xuntos por Galicia, cohecho en los cursos de socorrismo y gestión de actividades de educación medioambiental que Adeac exige como requisito a los ayuntamientos para darles el galardón, y que según los denunciantes suponen "contratos multimillonarios" a empresas vinculadas a los responsables de Banderas Azules.

Banderas Azules quita importancia a la denuncia de extorsión de los colectivos gallegos: "Ningún ayuntamiento nos ha pagado nada en 31 años"

Según Miguel Ángel Delgado, presidente de la plataforma pesquera, los ayuntamientos gallegos se ven obligados a contratar a los socorristas formados por Adeac si quieren disponer de trapo azul en sus playas. Este diario no pudo confirmar este extremo tras consultar a distintos municipios, y Sánchez Moro invita sin inmutarse a quienes le acusan de fraude a demostrarlo: "Ningún ayuntamiento nos ha pagado nada en 31 años por las banderas azules. Con los casos de corrupción que ha habido, habría salido algún caso en todo este tiempo. Al contrario, nosotros hemos quitado banderas azules a mitad de temporada a Benidorm, a Lloret, a Torremolinos. ¿Cómo nos iban a apoyar la Secretaría de Estado de Turismo, Naciones Unidas, todas las comunidades autónomas, si fuéramos un ente corrupto? ¿Cómo se va a dejar chantajear Ada Colau? Eso no cabe en ninguna cabeza". La Fiscalía gallega desestimó la denuncia de los colectivos gallegos debido a que sobrepasaba sus competencias territoriales, "no porque hubiera ausencia de delito", destaca Delgado.

placeholder Altea cuenta con dos playas con bandera azul. (EFE)
Altea cuenta con dos playas con bandera azul. (EFE)

Más allá de los encontronazos con ecologistas y colectivos pesqueros, es un hecho que la única que apoya el distintivo Banderas Azules es la clase política española, sea a nivel municipal o nacional. Incluso la Organización Mundial del Turismo (OMT), ente de Naciones Unidas que la asociación Adeac suele usar como prueba de su prestigio internacional, se desmarca de este galardón. "Nosotros no avalamos su certificación de excelencia de playas. Banderas Azules es un aliado de la OMT en nuestro programa de sostenibilidad, pero no estamos vinculados a ese galardón", sostienen fuentes del organismo.

Banderas Azules sostiene que tiene respaldo de la OMT, pero el ente de Naciones Unidas responde: "Nosotros no avalamos esa certificación"

"El problema de las banderas azules no es que existan, porque hasta cierto punto ayudan a cumplir unos parámetros, como acceso para minusválidos o servicios como duchas en playas urbanas. Pero en ningún caso implica que esa playa tenga un agua más limpia o sea más respetuosa con el medio ambiente. Y desde Banderas Azules se han aprovechado interesadamente de esa confusión. En lugar de ser honestos y explicar que una bandera azul se otorga en base a unas instalaciones como aparcamientos o paseos marítimos, han dejado creer a la gente que las banderas son un distintivo ecológico", se queja Iván Ortuzar, de Ecologistas en Acción.

placeholder Socorristas de Cruz Roja en San Sebastián. (EFE)
Socorristas de Cruz Roja en San Sebastián. (EFE)

Eirexas, de Adega, añade: "Gracias a que la Unión Europea les dio un tirón de orejas y dejó de subvencionarles por presunto fraude en la concesión de los galardones, ellos mismos tuvieron que reconocer que su objetivo no es galardonar litorales bien conservados sino otros parámetros". Sánchez Moro rechaza que la UE les diera un portazo: “Simplemente, nuestro galardón se convirtió en algo global más allá de las competencias de la UE, por eso fuimos nosotros quienes no nos presentamos a la subvención”. Y sentencia: "Que nos acusen de no promover la conciencia medioambiental a nosotros, que tenemos 520 ecoescuelas en España, que hemos peleado con éxito contra los abusos de la Ley de Costas, me parece vergonzoso".

La fuga de prestigio de Banderas Azules alcanza incluso a las áreas de seguridad y socorrismo, y demuestran que Europa está en una dinámica distinta. Mientras el resto del continente apuesta por las banderas SAFE como distintivo de excelencia en servicio de socorristas y seguridad, en España solo tres playas cuentan con ese trapo. "Hay turistas extranjeros que preguntan por esa bandera, y al no verla creen que la azul es equivalente, cuando en realidad sus requisitos de seguridad son mucho más pobres", indican fuentes del sector. El ejemplo está en la costa gallega hoy mismo: más de la mitad de municipios costeros buscan socorristas desesperadamente, con municipios como Boiro luciendo seis banderas azules en sus playas y ningún socorrista, un hecho que lo obligaría a bajar todas sus banderas de aplicarse el exigente criterio de Adeac.

"Recuerdo que un día me llegó a la mesa una factura de 21.000 euros con un concepto muy extraño. La factura iba a nombre de Banderas de España SA y me la rebotaban desde la Consejería de Medio Ambiente. Pregunté y me dijeron que era el pago anual a Banderas Azules, pero ni nosotros habíamos pedido esa certificación ni ellos nos habían prestado ningún servicio. Era absurdo, así que me negué a pagar", explica Pilar Carbonell, directora general de Turismo del Gobierno de Baleares. Esto ocurrió en 2016 y supuso el primer rechazo frontal de un Gobierno autonómico al prestigioso sistema de certificación de playas.

Playa Ibiza Baleares Benidorm
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