Sánchez confirma a López como interlocutor del PSOE con Santamaría para Cataluña
El responsable de Política Federal ganará protagonismo y tendrá hilo directo con La Moncloa. El secretario general cree que el PSOE ha ganado finalmente la batalla por el liderazgo de la izquierda
El órdago soberanista pasa a una nueva fase: la que conduce a la convocatoria del referéndum unilateral del 1 de octubre, que con toda seguridad será impugnada por el Gobierno ante el Tribunal Constitucional y paralizada de inmediato. Menos de tres meses de vértigo en los que Cataluña se situará en el primer plano de la agenda política y que forzosamente aumentará la interlocución del Ejecutivo de Mariano Rajoy con los partidos constitucionalistas. La encargada de pilotar la crisis territorial desde La Moncloa es la vicepresidenta y ministra para las Administraciones Territoriales, Soraya Sáenz de Santamaría. Su homólogo socialista ya está claro: Patxi López.
Cataluña será uno de los temas clave que abordará Pedro Sánchez con el presidente en su reunión de este jueves. El secretario general le manifestará la posición consolidada de su partido: apoyo rotundo a la defensa de la legalidad y la Constitución, pero también llamamiento al Gobierno a que abra puertas al diálogo, a que busque "soluciones políticas" a la crisis territorial. Pero tras esa conversación en La Moncloa, que desde Ferraz no prevén tensa ni llena de reproches, sino cordial —pese al enfrentamiento total de las dos principales fuerzas políticas que ha supuesto el regreso del madrileño a la cúpula del PSOE—, la interlocución continuará y, en buena medida, descansará sobre los designados por cada líder en esta cuestión crucial para el futuro del país. Santamaría, como vicepresidenta, y López, como responsable de Política Federal del PSOE, según ratificaron este martes fuentes próximas al secretario general.
No cabe la sorpresa, por cuanto Sánchez ofreció al exlendakari una cartera de máximo rango en su ejecutiva con la que quiso simbolizar la integración del tercer candidato en primarias. El único gesto de suma, por otro lado, puesto que en la dirección no entraron partidarios de Susana Díaz, su principal oponente. El Área de Política Federal llevaba aparejada la tarea de diálogo, con el Ejecutivo y con otras fuerzas, sobre Cataluña. López y los suyos vieron con buenos ojos la oferta de Sánchez, porque la consideraban una cartera de mucho peso para el tiempo que venía, y que le iba como anillo al dedo, por su larga experiencia en política, su gestión como lendakari y su conocimiento de la arquitectura del Estado. Ahora será López el que liderará la respuesta de los socialistas al desafío secesionista.
El excandidato será la voz del partido en una cuestión clave. El PSOE apoyará la defensa de la ley y la Constitución, y también "soluciones políticas"
El secretario general ha recompuesto sus relaciones con el diputado vasco, pese a que digirió mal, casi como una traición, que se lanzase al ruedo de las primarias, en enero, sin habérselo anunciado con días de antelación. Luego intentó sacarlo de la circulación, sin éxito. López aguantó el pulso incluso después de los avales. Quedó tercero en la disputa y al final aceptó el ofrecimiento del jefe, que no solo le concedió Política Federal, sino que lo integró, como responsable de área, en su núcleo duro, en la permanente de la ejecutiva federal, de la que forman parte una veintena de dirigentes. Sánchez, según precisan fuentes de Ferraz, quiere conferir mayor "protagonismo" público a López.
La "unidad de acción"
Cataluña será uno de los temas que nuclearán el despacho con Rajoy del jueves, y que ya copó parte de la audiencia con el Rey este martes. Era lo esperable, más en un día en el que Junts Pel Sí y la CUP presentaron el borrador de la ley del referéndum que, tramitada y aprobada a finales de agosto, pretende servir de sostén a la convocatoria del 1-O.
Charla informal con la prensa. #Transparencia pic.twitter.com/9FlbqAoRkM
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 4 de julio de 2017
La respuesta del PSOE al pulso independentista centró también buena parte de su rueda de prensa posterior a la entrevista con Felipe VI —la primera comparecencia en Ferraz tras su victoria en las primarias del 21 de mayo—, igual que su estrategia de alianzas. Sánchez confirmó su apuesta por una "unidad de acción" con Podemos, Ciudadanos e IU para desmantelar las políticas del PP y, antes (vía moción de censura) o después (vía elecciones), desbancar a Rajoy de La Moncloa.
El jefe de Ferraz cree que el riesgo de sorpaso se ha conjurado, y han contribuido tanto su triunfo como la aprobación de su proyecto político
Sánchez está convencido de que su hoja de ruta es la correcta y la que hará al PSOE salir a flote. El secretario general, según afirmaban este martes fuentes de Ferraz, cree ya "superada" la batalla por el liderazgo de la izquierda. Una guerra que, estima, ha ganado su partido, como vendrían a demostrar las últimas encuestas. Entre ellas, la publicada el pasado domingo por El Confidencial, que anticipaba un 25% de estimación de voto a los socialistas, a menos de seis puntos del PP (30,9%) y separado a bastante distancia de Unidos Podemos (17,5%). Otro sondeo de La Sexta de este fin de semana apuntaba en una dirección similar. E incluso el último barómetro de Metroscopia para 'El País' también hacía despegar al PSOE respecto a la formación morada, aunque en menor medida.
Dicho de otro modo, Sánchez entiende que, después de dos años de intensa competición en el campo de la izquierda, en que los socialistas sufrían el riesgo cierto de sorpaso por parte de Pablo Iglesias, ahora esa pugna ya tiene ganador: el PSOE, "aunque el PP siga jugando a eso" porque le interesa. A ese triunfo habrían contribuido, a juicio del jefe de Ferraz, la resolución de la crisis interna a su favor, y frente a Díaz, y la victoria de su proyecto político, que resitúa a su partido en la izquierda y muy enfrentado al PP, con el objetivo prioritario de recuperar la credibilidad entre los votantes que abandonaron las siglas del puño y la rosa y de consolidarse como alternativa a Rajoy. Pese a que la guerra se ha decidido, Sánchez no tiene intención de confrontar con Iglesias, ni de entrar al cuerpo a cuerpo, porque no quiere irritar a sus votantes. Además, ahora mantiene contactos habituales con él y con Albert Rivera para cuestiones parlamentarias.
"Rumbo claro"
Así, Sánchez entiende que su cometido es "afianzar" al PSOE en ese espacio de la izquierda, convirtiéndolo en el referente seguro de los millones de electores progresistas. Una vez "ganada la izquierda", "el voto de centro vendrá solo". Es decir, que el líder cree que una vez retenido y reconquistado el granero de la izquierda, será más fácil persuadir a los ciudadanos menos definidos ideológicamente, que en unas elecciones se decantarán "por el voto útil", por el que mejor garantice la alternativa. La estrategia de Sánchez es radicalmente opuesta a la que sostenía Díaz, que creía que era mejor disputar el centro para a partir de ahí dirigirse al electorado progresista.
Sánchez cree que ha de "afianzar" el voto de la izquierda, porque el de centro "vendrá solo", ya que los menos ideologizados optarán por la alternativa
Solo así, estima Sánchez, según fuentes próximas, podrá consolidarse y ampliarse esa ventaja que el PSOE tiene respecto a Unidos Podemos, incluso en los sondeos más conservadores en cuanto a proyecciones. El líder socialista considera que era necesario zanjar la pugna en el espectro de la izquierda, asentarse como segunda fuerza indiscutible, para poder estar en condiciones de arrebatar La Moncloa al PP. "El rumbo está claro", se afanaba en reiterar Sánchez durante su rueda de prensa en Ferraz. Con ello quería recalcar que no cejará en su apuesta por esa "unidad de acción" con las "fuerzas del cambio". La moción de censura no está descartada, pero el máximo dirigente del PSOE subraya que hay que construir ese entendimiento "no por el tejado", sino por los cimientos. Lo prioritario es "ponerse de acuerdo en las políticas", sobre medidas concretas en el Congreso. Así que no hay "prisas" por descabalgar a Rajoy y menos por emprender una aventura, la moción, que por ahora se contempla lejana. Y eso que Sánchez espera que el presidente agote la legislatura y disuelva las Cortes hacia 2020.
La dirección de Podemos reaccionó a las apreciaciones de Ferraz. Fuentes de la cúpula parlamentaria aseguraron que se alegraban del "cambio de rumbo" del PSOE, y de que comparta con su grupo que el adversario político es el PP y que haya aceptado posiciones que lleva "mucho tiempo" defendiendo, como por ejemplo el CETA, el techo de gasto o el salario mínimo. Sí recalcaban que no sentían que hubiera una "competición" entre las formaciones progresistas, rebatían así la convicción de Sánchez de que la pugna la ha ganado el PSOE.
Desde Podemos rechazan que haya "una 'liga de la izquierda'": "Queremos llegar a acuerdos y avanzar para que las políticas del PP no sigan adelante"
"No queremos que haya una 'liga de la izquierda', queremos llegar a acuerdos y avanzar para que las políticas del PP no sigan adelante. Creemos que es positivo que haya una dinámica de cooperación que llevábamos mucho tiempo pidiéndoles. Ahora toca llegar a acuerdos entre nosotros. Eso le ha pedido [a Sánchez] también la militancia en su congreso federal. Y nosotros por supuesto que nos alegramos de que las reuniones con nosotros estén dando su fruto", advertían fuentes parlamentarias de Unidos Podemos, que subrayaban que se volcarán en presionar a Sánchez para que "convenza" al diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, a fin de que rechace el techo de gasto, informa Iván Gil. Cosa que el líder del PSOE no hará, dijo este martes, porque respeta la "autonomía" de dos fuerzas distintas como la suya y la de los nacionalistas canarios.
El líder socialista cree que "algo" puede haber el 1-O
Pedro Sánchez da por descontado que no habrá un referéndum con todas las "garantías" el 1 de octubre en Cataluña, porque el Gobierno pedirá su paralización acudiendo al Tribunal Constitucional. Pero no descarta que "algo" pueda haber ese día, una especie de 9-N bis, que se repita un proceso participativo, o "partidario-social", según indican fuentes de Ferraz. Es decir, una manifestación de esa voluntad soberanista a través de algún tipo de acto. No un referéndum al uso, por tanto, pero sí alguna alternativa montada por las formaciones secesionistas. Durante su rueda de prensa, insistió en que lo que ocurra el 1-O no contará con las "garantías" necesarias para ser considerado un referéndum, y se remitía a la web recién montada por el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, en la que se explica qué se debe entender por tal, por un referéndum legal. "No sabemos qué va a ocurrir el 1-O en términos formales", deslizó, para a continuación volver a instar "al diálogo" de las dos partes.
El líder socialista se verá el jueves con Mariano Rajoy y... rompiendo la tradición, no comparecerá en rueda en prensa o en La Moncloa o en Ferraz. Quien contará su versión será la nueva portavoz parlamentaria, Margarita Robles, y lo hará en el Congreso. Fuentes de la dirección alegaban que tampoco Sánchez compareció tras reunirse la semana pasada con Pablo Iglesias, Albert Rivera y Alberto Garzón —ellos sí lo hicieron—, y que tampoco lo hace el presidente tras una audiencia en el palacio presidencial. En todo caso, Ferraz espera que el encuentro discurra con cordialidad, pese a que el propio Sánchez dijo que él y Rajoy son políticos "distintos" y también "distantes" en su forma de ejercer la política y con convicciones muy diferentes.
Robles, por cierto, se reunió este martes por la mañana con la portavoz del grupo de Unidos Podemos, Irene Montero. Fue, según informaron fuentes de ambas formaciones, un encuentro "informal" en el que abordaron "distintos aspectos del trabajo parlamentario del periodo de sesiones". Se trató de una "primera toma de contacto que se desarrolló en un ambiente cordial".
El órdago soberanista pasa a una nueva fase: la que conduce a la convocatoria del referéndum unilateral del 1 de octubre, que con toda seguridad será impugnada por el Gobierno ante el Tribunal Constitucional y paralizada de inmediato. Menos de tres meses de vértigo en los que Cataluña se situará en el primer plano de la agenda política y que forzosamente aumentará la interlocución del Ejecutivo de Mariano Rajoy con los partidos constitucionalistas. La encargada de pilotar la crisis territorial desde La Moncloa es la vicepresidenta y ministra para las Administraciones Territoriales, Soraya Sáenz de Santamaría. Su homólogo socialista ya está claro: Patxi López.
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