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Mi odisea para salir de Londres y cómo British Airways logró colapsar Reino Unido
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ATRAPADA EN LA CAPITAL BRITÁNICA

Mi odisea para salir de Londres y cómo British Airways logró colapsar Reino Unido

La compañía bandera de Reino Unido ha provocado el caos en la capital británica con la cancelación de decenas de vuelos por la caída de sus sistemas. El trato ha sido pésimo

Foto: Colapso en Londres por la cancelación de cientos de vuelos de British Airways en Heathrow. La imagen es de mi equipaje y está tomada desde el suelo tras horas de trasiego (IGP)
Colapso en Londres por la cancelación de cientos de vuelos de British Airways en Heathrow. La imagen es de mi equipaje y está tomada desde el suelo tras horas de trasiego (IGP)

Más de una vez me han dado ganas de besar el suelo del aeropuerto al aterrizar en Madrid al más puro estilo Papa Juan Pablo II tras un viaje con complicaciones o turbulencias pero después de lo ocurrido este fin de semana en Londres, ni una pancarta de 'Bienvenido Mister Marshall' me hubiese aliviado.

Lo que prometía ser una estancia tranquila de una semana en la capital británica para realizar mis prácticas del máster ha terminado siendo una pesadilla de dos días atrapada en un país colapsado por la caída de los sistemas de British Airways, la aerolínea bandera de Reino Unido.

Antes de salir el sábado de mi hotel en Paddington dirección a la Terminal 5 de Heathrow, revisando Twitter vi por casualidad una noticia en el periódico 'The Sun' advirtiendo a los pasajeros de British Airways que no se acercaran al aeropuerto porque había habido "un posible hackeo masivo" a su sistema IT.

"¡Qué alarmistas!", pensé yo tras hacer alguna broma sobre la reciente caída de servidores de Telefónica. Pero no le di más importancia que la de un simple retraso y decidí presentarme en el llamado "aeropuerto rico" de Londres con la esperanza de que a mi vuelo no le tocara.

Una vez allí me encontré con EL CAOS. Nada más salir de la estación de metro en Heathrow intuí que algo raro estaba ocurriendo pero no creía que las dimensiones fueran tales. Miles de personas de decenas de nacionalidades haciendo cola, corriendo de un lado a otro, familias enteras desesperadas gritando a los agentes de información de British Airways, campamentos de niños sentados en el suelo (justo coincide con la semana blanca de vacaciones de los estudiantes en Reino Unido)...

Y esto solo era el principio. Tan solo era la mañana del sábado. Nadie sabía nada de lo que estaba ocurriendo. Unos te decían que se trataba de una caída mundial de su software y otros de una amenaza de atentado y, teniendo en cuenta que hacía tan solo unos días del ataque terrorista en Manchester, el pánico y la tensión estaban a flor de piel, sobre todo porque el aeropuerto estaba plagado de militares y policías al elevarse la amenaza a nivel 'crítico'.

Había muchas caras desencajadas, en su mayoría de la gente mayor. Me imaginaba a mis padres visitando Londres, sin saber inglés y sin internet en el móvil.... ¿cómo se las hubieran apañado?.

Finalmente una joven de la compañía me despachó con dos papeles en los que explicaba cuáles eran mis derechos a reclamar y la posible cobertura de British Airways: 200 libras de hotel, 50 libras de transporte entre aeropuerto y hotel (si lo conseguías), una comida de 25 libras y dos llamadas "razonables" de teléfono internacional. Y nada más.

Fue algo así como: ni sueñes con que hoy vaya a salir tu vuelo, mañana domingo y el lunes tampoco y no creo que se te pueda reubicar nunca, así que búscate la vida porque ni yo misma puedo aconsejarte. Pero vete del aeropuerto porque no es la opción más segura. La falta de asistencia es lo que más enfada al consumidor y el 'teléfono escacharrado' entre usuarios es lo que más daño provoca.

London Express

Y ahí empezó mi carrera. La maratón por comprar un vuelo y volver a Madrid. Ahí comenzó mi propio London Express.

Toda la gente de mi alrededor tiraba de la intermitente WiFi del aeropuerto para buscarse un vuelo con el móvil o con sus portátiles. "Sold out" en todas las compañías. Ni desde Gatwick, Stansted, ni Luton, los otros aeropuertos de Londres, quedaba ya un vuelo para viajar Madrid en los siguientes dos días que no hiciera una escala de día y medio en Praga o Edimburgo y no costara más de 400 euros.

Recibí varias llamadas desde España en las que incluso me recomendaban coger un tren por el Eurotúnel a París y luego allí buscar un vuelo. Por lo visto, en 2010, cuando se activó un famoso volcán de Islandia y los vuelos desde Londres se cancelaron por el alcance de las cenizas, ir a Southampton y tomar un ferry a Bilbao fue una de las opciones escogidas por españoles (WTF?).

Pero por fin, tras seis horas y después de haber rastreado todas las páginas de buscadores de vuelos y aerolíneas, encontré un asiento en un vuelo desde Birmingham (¿dónde estaba Birmingham?) a Madrid el domingo por la noche y sin escalas. Corre, corre, corre. F5. Que se cargue la página. Se cae internet. Teclea de nuevo. Reserva. CTRL+F5. Y después de varios intentos y 300 euros menos en mi cuenta, logré comprarlo. Casi grito de alegría pero a los que tenía al lado no les hubiera hecho ninguna gracia.

Ramadán en Bedford

Sin embargo, ahí no terminaba la odisea. Ahora tenía que buscar alojamiento en Londres (parece que todo el mundo tiene un amigo en Londres menos yo) y, claro, las miles de personas que estaban en Heathrow estaban haciendo lo propio. Hoteluchos por 600 libras y todos los hostales 'normales' cogidos. Los precios estaban por las nubes y pensé que la mejor opción era ir directamente a Birmingham y dormir allí, así que busqué alojamiento en esta ciudad. Me dio por ver a qué hora salía el tren a este pueblo al norte de Londres y ya había perdido el último.

Desesperada, una amiga del máster logró que me pudiera alojar en la casa de una familia paquistaní en Bedford, una localidad del extrarradio de Londres, y allá que me fui. Después dos horas y media de metros y trenes tirando de las maletas (seguimos sumando libras gastadas por el colapso de British Airways) logré llegar de madrugada a la casa de Latiffah. Era su primer día de Ramadán y estaban todos despiertos. Me recibieron con mucho cariño y amabilidad, esa que le faltó al personal de la aerolínea buque insignia de Reino Unido.

Tras dormir unas horas en la litera más cómoda que había probado nunca, me dirigí a Birmingham. Miré las noticias y Londres seguía colapsado. Revisé mi nuevo vuelo unas doce veces y en unas ocasiones aparecía cancelado y otras en previsión de salida. Vuelco al corazón. No me podía creer que tuviera que buscarme otro avión a Madrid porque el mío no salía. Con todas las ansias cogí maleta y manta y tomé el transporte de Bedford a Birmingham para llegar con muchas horas de adelanto a su aeropuerto.

Allí había grupos de españoles que habían tenido la suerte de encontrar un vuelo como yo en esta otra ciudad. Tirados por los suelos, esperamos a que nuestro nuevo avión saliera, pero no las teníamos todas con nosotros... llegado el momento no aparecía la puerta de embarque y los minutos de retraso se iban acumulando.

En una situación normal no hubiera tenido en cuenta esto pero por momentos creía que volvía a quedarme en tierra. Por fin, de madrugada y con un cansancio y resfriado descomunales, llegué a mi Madrid a 26 grados en donde esperaban, listos de muchos, comerciales de reclamadoras para ofrecerte su tarjeta e información sobre cómo realizar estos procedimientos. Aquí el que no baila es porque no tiene zapatos...

La web de British Airways, colapsada

No es el fin del mundo, claro que no, pero es muy incómodo y en mi caso he tenido mucha suerte. Aún hay centenares de usuarios atrapados en Londres sin poder salir y sin información alguna. 'Dramas' del siglo XXI. Las cancelaciones y los retrasos se siguen sucediendo y hay pasajeros que llevan ya tres días durmiendo en Heathrow, como en la película 'La Terminal' de Tom Hanks.

Hoy he entrado en la web de British Airways para poner la reclamación y no se encuentra operativa y sus teléfonos tampoco. En cuanto tenga más información de cómo he procedido a realizar esta petición, actualizaré la información y os ofreceré detalles. Suerte a los que aún no hayáis podido volar y mucha paciencia.

En esta noticia explicamos cómo poner una reclamación a una aerolínea por un retraso o cancelación del vuelo.

Más de una vez me han dado ganas de besar el suelo del aeropuerto al aterrizar en Madrid al más puro estilo Papa Juan Pablo II tras un viaje con complicaciones o turbulencias pero después de lo ocurrido este fin de semana en Londres, ni una pancarta de 'Bienvenido Mister Marshall' me hubiese aliviado.

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