Rajoy da por perdido al PSOE gane quien gane y apuesta todo a los nacionalistas
El PP teme que la vuelta de Sánchez o un victoria mínima de Díaz meta al PSOE en una guerra civil que deje muy poco margen de negociación, incluso para asuntos de Estado
La crisis interna de los socialistas ha borrado de la estrategia del PP cualquier rastro de la vieja idea de 'gran coalición' encubierta con el PSOE para salvar la legislatura. El Gobierno pactó las líneas generales de los Presupuestos con la gestora y los barones del segundo partido y ahora tendrá que aprobarlos con los votos del PNV y los dos regionalistas canarios, además de con Ciudadanos.
"Gane Sánchez o se imponga Susana, el PSOE se va meter después en un ajuste de cuentas que bloqueará cualquier entendimiento con el Gobierno". Con esa frase y cierto desaliento definen en la dirección del PP el panorama después de las primarias del día 21 de este mes de mayo porque insisten en que el adversario socialista es imprescindible e insustituible para las cuestiones de Estado: unidad de España (Cataluña), pensiones, UE o lucha antiterrorista.
Desde la sede de Génova y desde La Moncloa han dado la orden a todo el partido de evitar cualquier comentario sobre la pelea interna en el PSOE
Al PP le viene bien en términos electorales la desunión de la izquierda por el fenómeno de Podemos, pero muy mal la descomposición del otro partido de gobierno y sostén del marco constitucional, al menos hasta que José Luis Rodríguez Zapatero empezó a cuestionar su vigencia. Pablo Iglesias recogió después ese testigo para defender el izquierdismo más populista frente a lo que llama "el régimen del 78" y ahora el PSOE no sabe qué hacer, según el análisis de la dirección de los populares.
Desde la sede de Génova y desde La Moncloa han dado la consigna a todos los dirigentes y portavoces del partido de evitar cualquier comentario sobre la pelea interna en el PSOE, pero la preocupación es palpable. Primero temían la victoria de Pedro Sánchez y ahora se han dado cuenta de que si gana Díaz será por poco, con lo que la presidenta de la Junta de Andalucía, entre el marcaje de los 'sanchistas' y las maniobras de Podemos, tendrá poco margen de negociación con el PP.
Ante ese panorama, el Gobierno y el Grupo Popular llevan semanas volcados en garantizarse el apoyo de todos los grupos y diputados nacionalistas con el fin de sostener la actividad básica del gabinete hasta fin de año y encarrilar la del próximo. Rajoy en persona impulsó las cesiones ante el PNV en el cupo vasco después de firmar el acuerdo con Coalición Canaria. Mientras, su grupo parlamentario abre negociaciones y apalabra acuerdos hasta con los diputados de la antigua Convergencia (ocho), tanto para sacar adelante el nuevo decreto para la liberalización de la estiba como para pactar enmiendas a los Presupuestos que sirvan para salvar secciones enteras del proyecto.
El PP cuida además a los dos diputados regionalistas canarios, y lo hace por igual. El último favor de la gestora socialista al Gobierno antes del choque entre Sánchez y Díaz fue el apoyo del PSOE al reparto de las presidencias de las comisiones de investigación que protagonizarán la vida parlamentaria y pública en los próximos meses: la de la crisis del sistema financiero (cajas) para Oramas (CC) y la de la presunta financiación ilegal del PP para Pedro Quevedo, de Nueva Canarias. Ambos tendrán la misma presencia en los medios y el mismo complemento por gastos de representación de los presidentes de comisión, 1.431 brutos al mes.
Como Quevedo, el diputado 176, tiene la clave de la tramitación de los Presupuestos, en el Grupo Popular apuntan que si Rajoy en persona tiene que reunirse con él para desatascar cualquier negociación lo hará igual que se aplicó con el PNV. El hecho de que el diputado de Nueva Canarias saliera elegido en una lista de coalición con los socialistas es otro factor de ayuda para el acuerdo.
Gane Pedro Sánchez o gane Susana Díaz, Mariano Rajoy se tiene que dedicar a tener contentos a los nacionalistas para salvar la legislatura
Hasta el recuento de avales el PSOE estaba muy interesado en que salieran adelante los Presupuestos, aunque solo fuera para no ir a nuevas elecciones a fin de año. Pero eso era así cuando se daba por hecho que Susana Díaz ganaría las primarias y después necesitaría tiempo (una legislatura mínimo) para reconstruir su partido.
Ahora, ante esa amenaza de guerra civil interna, gane Sánchez o gane la presidenta autonómica, los 84 diputados socialistas no saben si contarán para alguna operación conjunta con Podemos contra el Gobierno, para abrir una nueva etapa de bloqueo institucional, o simplemente se pelearán entre ellos. Y Rajoy se tiene que dedicar a tener contentos a los nacionalistas para salvar la legislatura.
La crisis interna de los socialistas ha borrado de la estrategia del PP cualquier rastro de la vieja idea de 'gran coalición' encubierta con el PSOE para salvar la legislatura. El Gobierno pactó las líneas generales de los Presupuestos con la gestora y los barones del segundo partido y ahora tendrá que aprobarlos con los votos del PNV y los dos regionalistas canarios, además de con Ciudadanos.