Los callejones sin salida que han obligado al juez a cerrar por ahora el caso Diana Quer
La Guardia Civil seguirá investigando para reabrir la causa después de que ninguna de las líneas iniciadas apunte con claridad a un sospechoso concreto
Ayer, a punto de cumplirse ocho meses desde que la joven madrileña Diana Quer desapareciera en A Pobra do Caramiñal (A Coruña), el titular del Juzgado número 1 de Ribeira, Félix Isaac Alonso Peláez, decidió archivar provisionalmente la investigación. El magistrado acordó dar carpetazo a la instrucción por falta de pruebas que ayuden a esclarecer lo que ocurrió la noche del pasado 22 de agosto en el pequeño pueblo costero gallego, cuando la chica regresaba a casa tras pasar por las fiestas del pueblo.
En el auto que cierra de momento la investigación, el juez explica que la Guardia Civil continúa investigando por diferentes vías, pero que ninguna de ellas apunta claramente a un sospechoso. "No existen motivos suficientes para acusar a determinada o determinadas personas como autores, cómplices o encubridores" de los hechos, señala el instructor, que añade que actualmente "se encuentran abiertas varias líneas de actuación policial", aunque ninguna presenta "indicios superiores a las meras sospechas".
Esta vía muerta en la que, según el juez, ha entrado la investigación es la que ha llevado necesariamente al archivo de las actuaciones con el fin de preservar los derechos de las personas que han comparecido como testigos. Sin embargo, agrega el auto, aún quedan cosas por hacer y líneas de investigación en las que la Guardia Civil tiene la obligación de profundizar. En concreto, Alonso Peláez señala "el análisis y cotejo de la gran cantidad de datos telefónicos" que se encuentran en manos de los agentes de la Unidad Central Operativa del instituto armado.
Esta ardua línea, explica el magistrado, se extenderá previsiblemente en el tiempo hasta no se sabe cuándo, vaticinio que el juez utiliza para apoyar los argumentos que respaldan el archivo, ya que de mantenerse abierta la causa a la espera únicamente de que se cierre esta pericia, la instrucción podría alargarse hasta superar los plazos legales establecidos. Esta dilatación, sin embargo, marca una clara línea de investigación que seguirá la Guardia Civil en los próximos meses.
La inmensa cantidad de información que arrojan los datos telefónicos, que pueden luego cruzarse con otros elementos de la investigación como matrículas o nombres, apunta a un rastreo casi interminable que los investigadores han abordado con cautela desde que recibieron los datos de las compañías telefónicas y prevén seguir trabajando en paralelo al resto de indagaciones. Se trata por lo tanto de un callejón que hasta el momento no ha dado resultados pero que se plantea como una de las pocas líneas esperanzadoras, dada precisamente la ingente cantidad de información que hace imposible conocer las consecuencias que arrojará su análisis.
Menos ilusionantes quizá se tornan vías de investigación como la del teléfono de Diana Quer. Poco más de dos meses después de la desaparición, un mariscador encontró el terminal entre el fango en una zona localizada entre el puerto de Taragoña (Rianxo) y la autovía de Barbanza, justo en el punto en el que la Guardia Civil había detectado —gracias al análisis de los mencionados datos telefónicos— que se perdía la señal del celular. Los agentes, sin embargo, no han podido acceder al móvil al no tener las claves.
Ni siquiera la entrada en acción de una empresa especializada en el análisis forense de este tipo de dispositivos y en la recuperación de datos consiguió doblegar al iPhone 6. Los componentes esenciales del terminal fueron habilitados y funcionaron perfectamente, pero la imposibilidad de averiguar el PIN fue decisiva para convertir en un callejón sin salida esta línea de investigación, que por supuesto tampoco está abandonada por los responsables de las pesquisas, pero que se torna poco esperanzadora al menos a corto plazo.
Continuarán en marcha, por supuesto, las entrevistas a los que estuvieron aquella noche con Diana, a los que la conocían, a sus vecinos, a sus amigos de Madrid y de A Pobra, a propietarios de establecimientos por los que pasó el vehículo en el que se montó la chica y a todos aquellos que pudieran aportar algo que ayude a hacer avanzar las diligencias. Hasta ahora, como ha recordado el juez Alonso Peláez, ninguno de los que han prestado testimonio ha permitido apuntar a un sospechoso concreto, por lo que todos han sido interrogados como testigos.
En este contexto, en un momento determinado, los investigadores pusieron el foco en un grupo de personas cercanas a la chica que habrían tenido contacto con el mundo delincuencial. Esta línea de indagación fue finalmente descartada por los agentes de la Unidad Central Operativa, aunque no de modo definitivo, por lo que también se torna como otra vía de trabajo para los funcionarios especializados en desaparición de personas de la Guardia Civil.
El vehículo en el que fue trasladada la joven se presume igualmente como una línea de investigación que presumiblemente continuarán explorando los funcionarios, que continúan hoy con el rastreo de las matrículas, el visionado de las cámaras instaladas en el recorrido que hizo el móvil de la joven aquella noche y el cruce de estos datos con la presencia de presos de permiso en la zona, delincuentes liberados recientemente o la misma información arrojada por las operadoras de telefonía.
Por ahora, todas estas indagaciones han sido infructuosas, pero el trabajo de los agentes seguirá adelante con el fin de encontrar una luz que dé esperanza a los padres de la chica —Juan Carlos Quer y Diana López-Pinel—, que ayer fueron citados por el juez para que este les diera cuenta del estado de las actuaciones y de su intención de cerrar provisionalmente la instrucción hasta el hallazgo de nuevos elementos. Ambos salieron visiblemente afectados por la decisión del magistrado, aunque solo el padre se paró para expresar ante los medios su desacuerdo y mostrar públicamente su "tristeza" por la noticia.
Ayer, a punto de cumplirse ocho meses desde que la joven madrileña Diana Quer desapareciera en A Pobra do Caramiñal (A Coruña), el titular del Juzgado número 1 de Ribeira, Félix Isaac Alonso Peláez, decidió archivar provisionalmente la investigación. El magistrado acordó dar carpetazo a la instrucción por falta de pruebas que ayuden a esclarecer lo que ocurrió la noche del pasado 22 de agosto en el pequeño pueblo costero gallego, cuando la chica regresaba a casa tras pasar por las fiestas del pueblo.
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