España tiene sed: los embalses están 10 puntos por debajo de la media de la década
Las presas del país están al 59% de su capacidad, con valores mínimos en las cuencas del Júcar y el Segura. La situación es "crítica" en zonas del Tajo, con limitaciones de consumo en Palencia
En una entrevista reciente, los periodistas sorprendieron a Mariano Rajoy consultando una web con información actualizada sobre el estado de los embalses. “No es muy bueno”, reconocía preocupado el presidente. Días antes, el Castro Candaz (Lugo) emergió de las aguas del pantano de Belesar. El milenario asentamiento quedó al descubierto tras semanas de sequía, un hecho insólito en el siempre húmedo invierno gallego. Las precipitaciones posteriores no aliviaron los niveles en la cuenca hidrográfica Miño-Sil a la que pertenece, con las presas al 65,7% de su capacidad, 20 puntos por debajo de su almacenamiento el año anterior.
La escena se repite en el resto del país. Las reservas hidráulicas en las 16 cuencas de España se sitúan en el 59,4% de su capacidad, según el último informe semanal elaborado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. El nivel es 10 puntos inferior a la media de la década y 15 menos que la de los últimos cinco años. Los pantanos del Guadalquivir son los más perjudicados, con una reserva del 55% frente al 81,3% anual desde 2012. Le siguen las presas de los ríos Duero y Tajo, con un 56,6% y un 56,7%, respectivamente.
La sequía del Duero, cuyos embalses estaban al 90% hace solo un año, obliga ya a estudiar restricciones de agua. La reunión de la Confederación Hidrográfica (CHD) el pasado jueves definió de “situación crítica” la cuenca del Carrión (afluente del Pisuerga) y “problemática” la del Órbigo y el Tuerto. “No solo está comprometida” el agua para labores agrícolas, indica la CHD, sino que “podría afectar al abastecimiento” de Palencia capital y la mitad de la ciudad de Valladolid.
En la zona más afectada se han marcado volúmenes mínimos de reserva, limitando así el consumo de agua en tierras agrícolas. Por el momento, las ciudades más afectadas en Castilla y León son Palencia, Burgos, León, Valladolid y Astorga. La Confederación Hidrográfica del Duero planea enviar indicaciones a los ayuntamientos de estos municipios en los próximos días para extremar el consumo de agua en fuentes y riego de parques y jardines.
Solo cuatro cuencas se encuentran con valores superiores a los del año pasado: la de Tinto, Odiel y Piedras (Huelva), Internas de Cataluña, Cantábrico Oriental y la Cuenca Mediterránea Andaluza. Esta última, sin embargo, apenas alcanza el 49% de capacidad. Pese a los bajos niveles de las presas españolas, el ecólogo Fernando Prieto sostiene que “habrá que esperar al menos dos meses” para evaluar la situación de los pantanos.
El fundador del Observatorio de la Sostenibilidad advierte de que el mayor riesgo se encuentra, en estos momentos, en las cuencas del Júcar y el Segura. “Eso sí, depende de cómo sea la primavera. Con solo dos tormentas cambian todos lo valores en estas regiones”, advierte Prieto. Las dos zonas hidrográficas cuentan con los niveles más bajos. Las presas del Júcar no llegan al 40%; y las del Segura, se sitúan en el 32,4%, treinta puntos inferior a la media de los cinco últimos años.
El equilibrio del Trasvase Tajo-Segura
La economía de la Región de Murcia bebe de un tubo de 292 kilómetros de largo que une el río Tajo con el Segura. Según el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, José Manuel Claver, el agua traída desde el Tajo riega el 70% de las hortalizas y el 25% de las frutas que exporta España. Sin embargo, Prieto señala que “el Trasvase es peligroso”.
Los embalses Buendía y Entrepeñas, encargados de abastecer al Trasvase, se encuentran al 16% y al 21%, respectivamente. “A no ser que llueva bastante, habrá sequía en estas zonas y dejará seco al Segura”, pronostica el director del Observatorio, que extiende también el nivel crítico a las ciudades de Talavera y Toledo. Para evitar situaciones así, Prieto recomienda que Murcia prescinda del agua del Trasvase y se paralice el cultivo de regadíos, “pensando que cada vez hay menos recursos hídricos”.
“Cada 8 o 10 años hay una grave sequía en el Mediterráneo. Este podría ser el año, aunque todavía es pronto para decirlo”, reconoce Prieto. Pese a los bajos niveles de los pantanos, descarta que se repitan episodios como los ocurridos a principios de los años noventa en el sur del país. En septiembre de 1992, Sevilla llegó a prohibir el consumo de agua en domicilios entre las dos y las seis de la madrugada, política que se repitió en otros municipios. “El agua de boca (la de consumo humano) deberá mantenerse en niveles normales”, apunta.
En una entrevista reciente, los periodistas sorprendieron a Mariano Rajoy consultando una web con información actualizada sobre el estado de los embalses. “No es muy bueno”, reconocía preocupado el presidente. Días antes, el Castro Candaz (Lugo) emergió de las aguas del pantano de Belesar. El milenario asentamiento quedó al descubierto tras semanas de sequía, un hecho insólito en el siempre húmedo invierno gallego. Las precipitaciones posteriores no aliviaron los niveles en la cuenca hidrográfica Miño-Sil a la que pertenece, con las presas al 65,7% de su capacidad, 20 puntos por debajo de su almacenamiento el año anterior.
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