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Siete denuncias al día en España sobre potenciales amenazas yihadistas
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STOP RADICALISMOS

Siete denuncias al día en España sobre potenciales amenazas yihadistas

Stop Radicalismos, el mecanismo creado por Interior para detectar tendencias yihadistas, recibe una media de siete llamadas diarias

Foto: Cartel del Ministerio del Interior de España invitando a señalar los procesos de radicalización.
Cartel del Ministerio del Interior de España invitando a señalar los procesos de radicalización.

El objetivo es el mismo, derrotar al terrorismo, pero los métodos difieren de un Estado a otro de Europa. España es el que ha ido más lejos a la hora de fomentar las denuncias —la colaboración ciudadana, según Interior— de personas en proceso de radicalización yihadista. Se producen de media unas siete al día.

La colaboración ciudadana se muestra eficaz contra el yihadismo

El Gobierno ha revelado que en el primer año de funcionamiento de Stop Radicalismos, la herramienta que inauguró el 4 de diciembre de 2015, ha recibido 2.651 comunicaciones señalando posibles procesos de radicalización. Este mecanismo, que forma parte del Plan Estratégico Nacional de Lucha contra la Radicalización Violenta, fue puesto en marcha justo después de los atentados de París, de noviembre de 2015, por el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

De los señalamientos recibidos, el 48,77% fueron efectuados a través de un formulario que se rellena 'online'; el 26,67% corresponden a llamadas telefónicas a un número gratuito; el 15,01% consistieron en meros correos electrónicos, y el 9,54% se tramitaron a través de una aplicación (Alertcops) en el móvil.

Estos datos figuran en la respuesta que el Gobierno ha dado a una batería de preguntas formuladas por el senador Jon Iñarritu, de Bildu. El Ejecutivo no precisa el reparto geográfico de las denuncias ni el perfil de los denunciados. Tampoco indica en su contestación cuántos señalamientos han sido útiles para la lucha antiterrorista y han suscitado la apertura de investigaciones.

Cuando se estrenó el mecanismo, cerca del 50% los señalamientos recibidos fueron considerados de interés por las fuerzas de seguridad, pero ese porcentaje se sitúa ahora por debajo del 40%, según fuentes conocedoras de Stop Radicalismos. El 1% de las denuncias requirieron una intervención inmediata de las fuerzas de seguridad. El grueso de los mensajes y llamadas recibidos por Stop Radicalismos es enviado desde las comunidades autónomas con más población musulmana. Aunque en Cataluña y Andalucía hay más musulmanes que en Madrid, la capital se sitúa en cabeza, seguida de cerca por las otras dos comunidades.

El Gobierno tampoco indica en su respuesta qué porcentaje de los señalamientos fue tramitado de forma anónima, pero este debe de ser alto. La mayoría de las denuncias se hicieron mediante un formulario 'online' que no obliga a identificarse, mientras que las llamadas al 900 o el uso de la aplicación desde el móvil sí dejan rastro del número desde el que se efectúan.

El anonimato es una peculiaridad del sistema antiterrorista español. Suscita serias reservas porque la comunidad musulmana está en España muy enfrentada. La animadversión entre las diversas corrientes obligó, por ejemplo, a la Policía Nacional a intervenir, el 28 de mayo de 2016, para poner orden en la reunión de la Comisión Islámica de España, el máximo órgano de representación de los musulmanes. Esas divisiones, a todos los niveles, hacen temer que los señalamientos anónimos puedan ser aprovechados para ajustar cuentas.

Solo algunas pocas voces han criticado que Interior ofrezca la opción del anonimato. “Una web en la que cualquiera pueda denunciar a otro sin identificarse porque sospecha que es yihadista fomenta el odio y la desconfianza”, se lamentó, por ejemplo, ante la prensa, Tijani Mimoun El Bouji, imán de la mezquita de Adeje en Tenerife. Algunos letrados que han trabajado para asociaciones musulmanas, como el zaragozano Iván Jiménez Aybar, también han formulado públicamente dudas sobre la legalidad de la medida, pero sin llegar a denunciarla en los tribunales. Los partidos de izquierdas, ni siquiera aquellos como Podemos que no han suscrito el Pacto Antiyihadista, no han puesto, en cambio, reparos al anonimato.

No todos los países europeos han puesto en marcha un sistema de señalamientos tan exhaustivo como el español, que funciona las 24 horas del día y los 365 días del año. Algunos como el Reino Unido se apoyan más en asociaciones de la sociedad civil, como la Quilliam Foundation o la Active Change Foundation, para detectar los procesos de radicalización. El ejemplo más parecido al de España, del que se inspiró en parte Fernández Díaz, es el de Francia.

Bernard Cazeneuve puso en marcha, en abril de 2014, cuando era ministro del Interior en Francia, un número gratuito antiyihad cuya finalidad era ante todo, a través de las llamadas, detectar a jóvenes que tuviesen la intención de incorporarse a organizaciones terroristas en Siria e Irak. En su primer año, Stop Djihadisme recibió 4.576 comunicaciones de las cuales 2.712 fueron consideradas pertinentes. La conversación telefónica, que no era anónima, duraba de media una hora. El 61% de los denunciados eran jóvenes varones en general mayores de 26 años y el 39% mujeres cuya edad oscilaba entre los 18 y los 25. La quinta parte de los señalados eran, sin embargo, menores de edad. El 48% eran conversos al islam, un dato que sorprendió a las fuerzas de seguridad.

El objetivo es el mismo, derrotar al terrorismo, pero los métodos difieren de un Estado a otro de Europa. España es el que ha ido más lejos a la hora de fomentar las denuncias —la colaboración ciudadana, según Interior— de personas en proceso de radicalización yihadista. Se producen de media unas siete al día.

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