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De presos republicanos a obras de Buñuel: la nueva vida de las cárceles
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De presos republicanos a obras de Buñuel: la nueva vida de las cárceles

El cierre de la prisión Modelo de Barcelona previsto para este año reabre el debate sobre su futuro uso. La antigua cárcel de A Coruña es la última en habilitarse como espacio cultural y de memoria

Foto: Antigua Prisión Provincial de A Coruña, junto a la Torre de Hércules. (M. Varela)
Antigua Prisión Provincial de A Coruña, junto a la Torre de Hércules. (M. Varela)

Los meses que siguieron a julio de 1936 llenaron las salas de la Prisión Provincial de A Coruña de artistas, políticos e intelectuales. Como en tantas otras cárceles del país, los camiones llegaban por las noches para conducir a los presos a los paseos en los que eran fusilados. En el caso de la ciudad gallega, lo hacían hasta las calas iluminadas por el faro de la Torre de Hércules. Ochenta años y siete meses después, el centro volvió a abrir sus puertas para recoger la memoria de quienes pasaron parte de su vida en él. Habían pasado tres décadas desde que el último recluso salió del penal.

La prisión Modelo de Barcelona echará el cierre este año para abrir una nueva etapa, siguiendo el ejemplo de antiguas cárceles como la coruñesa. El presidio catalán pone fin a una larga etapa de negociaciones entre el ayuntamiento y la Generalitat, titular del centro, para trasladarla a la Zona Franca. "Todo es posible en la Modelo, menos que la cierren", comentaba apesadumbrado un vecino a 'El País' en la década de los ochenta, cuando los disparos, reyertas y tráfico de dinero y sustancias eran la dinámica de cada día. Y también motines y fugas, como la que protagonizó el célebre actor y delincuente juvenil Juan José Moreno Cuenca, 'el Vaquilla'.

En 1987, el entonces 'conseller' de Justícia, Agustí Bassols, anunció la desaparición de la Modelo. Hubo que esperar 30 años para que se cerrase el acuerdo por el cual se desmantela la Modelo mientras comienza la construcción de una nueva cárcel en la Zona Franca. El Ayuntamiento de Barcelona espera cerrar los trabajos este año para que la Generalitat empiece en 2018 las obras en el barrio del puerto.

El consistorio de Ada Colau advierte de que ya en 2009 se había firmado un plan con los vecinos para diseñar el futuro del espacio, con un espacio reservado para la memoria histórica del centro, por donde pasaron intelectuales como Helios Gómez o Lluís Companys. A lo largo de este año, se retomarán las conversaciones entre el ayuntamiento y los residentes de la ciudad para volver a analizar el acuerdo y ajustarlo a las necesidades actuales. Los barceloneses deberán decidir, además, cómo articular el solar anexo al complejo adquirido en 2015 dentro del espacio de la Modelo.

Cambiar rejas por cultura

De la antigua Prisión Preventiva y Correccional de Badajoz solo queda el edificio central, que ahora guarda obras de Ouka Leele o Luis Buñuel. Al Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, abierto en 1995, le siguió siete años después el DA2 Domus Artium de Salamanca. Las prisiones abandonadas encontraron segundas posibilidades en el arte vanguardista.

La Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (SIEP), ente participado por el Ministerio de Interior y el de Hacienda, vendió seis prisiones o solares desde el año 2005, según la información facilitada a través del Portal de Transparencia para El Confidencial. Además, cedió otras tres. Una de ellas es la Prisión Provincial de A Coruña.

El consistorio coruñés logró la cesión de la cárcel situada junto a la Torre de Hércules para los dos próximos años. El convenio firmado entre el Gobierno de Marea Atlántica y la SIEP establece que ambas instituciones se repartirán a partes iguales los gastos para las obras de conservación y mantenimiento, valoradas en 300.000 euros. “Estamos hablando con la gente del ‘Proxecto cárcere’ (proyecto cárcel, en español) para el uso comunitario y sociocultural del espacio, además de dedicar una parte especial a la recuperación de la memoria histórica”, aseguró el alcalde, Xulio Ferreiro, en la reapertura del edificio.

El ‘Proxecto cárcere’ comenzó en noviembre de 2010 a partir de unas jornadas convocadas por la entonces concejala de Cultura, María Xosé Bravo, del Bloque Nacionalista Galego, sobre modelos de gestión en otras ciudades para espacios abandonados. La última sesión se celebró en el interior de la Prisión Provincial. “Fue como una indirecta”, recuerda Xosé Lado, uno de los portavoces del proyecto. A partir de ese momento, se reunieron “unas 100 personas” que empezaron a recoger proyectos con los que llenar de actividades la prisión.

La pequeña victoria, simbolizada el 26 de enero con la reapertura de las puertas del presidio, inicia una nueva etapa que la asociación afronta con ilusión: “Ahora empieza la parte más dura”, sonríe optimista Lado. Y es que, si algo hay en común entre los nuevos usos culturales para antiguos centros penitenciarios, es la movilización de los ciudadanos por recuperar los espacios.

La calle Príncipe, principal zona de tiendas en Vigo, acoge un edificio de arquitectura panóptica que alojó presos y ofició bodas. El espacio sirvió de cárcel desde finales del siglo XIX hasta los años setenta, cuando fue reconvertido en juzgado y otras dependencias administrativas, seguido por un periodo de desuso a finales de los ochenta en el que se consideró su derribo. La movilización ciudadana y del ámbito de la cultura obligó a recuperar el edificio, que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1990.

La mayoría de iniciativas por recuperar los espacios de los antiguos centros penitenciarios partió de movimientos ciudadanos y culturales

La idea de crear el Marco (Museo de Arte Contemporáneo) se gestó en 1994 con el alcalde socialista Carlos González Príncipe. Desde su inauguración en 2002, el Marco ha contado con 'performances', conciertos y más de 100 exposiciones. “Las grandes salas dan mucho juego, y muchos creadores se inspiran en el uso de la antigua cárcel”, señala una de las portavoces del centro, que desde hace dos años recopila testimonios de antiguos presos, trabajadores y usuarios del edificio en el proyecto ‘Documentando el Marco’.

La misma inspiración seduce a decenas de artistas internacionales en las convocatorias anuales del certamen Galerías, celebrado en La Cárcel_Segovia Centro de Creación. Tras el cierre de la prisión, en 1999, el ayuntamiento reclamó el edificio para dotarlo de un uso cultural. Abierto en 2011, el espacio cuenta con dos salas con teatro, biblioteca, cines y galerías para exposiciones. El complejo quedará totalmente abierto al público con la finalización de la tercera fase de rehabilitación, prevista para el próximo año.

“La gente ha respondido muy bien”, comenta Elvira Adeva, una de las responsables del espacio. Construido a las afueras de Segovia, el crecimiento urbanístico terminó por absorberlo hasta dejarlo en medio de la ciudad. “Era un edificio vallado y ahora puede utilizarlo cualquiera. Ayudó a descentralizar la oferta cultural, siendo además un espacio de creación vanguardista”, subraya.

Otras instalaciones no han corrido la misma fortuna y figuran en el portal inmobiliario del SIEP, con localizaciones históricas como la de la antigua cárcel de Carabanchel. El solar madrileño cuenta con una superficie de 172.000 metros cuadrados y es propiedad conjunta de la SIEP, el Estado y el grupo inmobiliario Pryconsa. Tras el derribo realizado en 2008, los vecinos de Carabanchel reclaman la construcción de un centro de mayores o un hospital público, aunque los proyectos siguen por ahora parados.

Metodología

Los meses que siguieron a julio de 1936 llenaron las salas de la Prisión Provincial de A Coruña de artistas, políticos e intelectuales. Como en tantas otras cárceles del país, los camiones llegaban por las noches para conducir a los presos a los paseos en los que eran fusilados. En el caso de la ciudad gallega, lo hacían hasta las calas iluminadas por el faro de la Torre de Hércules. Ochenta años y siete meses después, el centro volvió a abrir sus puertas para recoger la memoria de quienes pasaron parte de su vida en él. Habían pasado tres décadas desde que el último recluso salió del penal.

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