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La maternidad subrogada une a feministas, Iglesia católica y al 'ala dura' del PP
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CIUDADANOS, A FAVOR DE SU REGULACIÓN

La maternidad subrogada une a feministas, Iglesia católica y al 'ala dura' del PP

¿Legislar o no la gestación subrogada? El debate vuelve de la mano de los partidos, consiguiendo lo imposible: poner de acuerdo a sectores feministas de PSOE y Podemos con PP y la Iglesia

Foto: La gestación subrogada ha provocado debates internos en todos los partidos. Solo Ciudadanos mantiene una postura clara. (Reuters)
La gestación subrogada ha provocado debates internos en todos los partidos. Solo Ciudadanos mantiene una postura clara. (Reuters)

La discusión sobre la regulación de la maternidad subrogada vuelve a la palestra esta semana ante el inminente debate que se producirá en el congreso nacional del Partido Popular en apenas unos días, después de que el asunto se colara en varias enmiendas de la ponencia social que pilota Javier Maroto, y con la celebración de un acto a favor de este procedimiento de la mano de Ciudadanos, que estrena su nueva etapa de liberalismo ideológico con esta bandera. La gestación subrogada ha unido fuera de toda duda a extraños compañeros de viaje: es una de las poquísimas cosas en las que coinciden los conservadores del PP, la Iglesia católica y los sectores feministas del PSOE y Podemos.

Miles de parejas en España buscan cada año tener un hijo por gestación subrogada

El único partido que tiene una posición clara al respecto, a favor de su regulación en España, es el que lidera Albert Rivera. Precisamente este martes, el líder naranja y la diputada y secretaria de Igualdad de su formación, Patricia Reyes, encabezan un acto en Madrid llamado 'Gestación subrogada. Una apuesta de futuro', en donde defenderán esa postura acompañados del empresario Kike Sarasola y otros ejemplos de padres y madres a través de este procedimiento. La cuestión que está encima de la mesa es obvia: legislar en España o no. Reyes insiste en que no tiene sentido "poner resistencia a los avances de la ciencia y al progreso", y que, justamente para evitar abusos, es necesario que el legislador no cierre los ojos. "Nosotros proponemos un modelo altruista que dé garantías a todas las partes, a la madre y a los menores", afirma.

En el PP, sin embargo, hay discusión interna. Abrió la veda el vicesecretario Maroto, al posicionarse a favor sin tapujos, y le siguieron otros de los dirigentes del ala liberal del partido: Esperanza Aguirre, Cristina Cifuentes y Alberto Núñez Feijóo, entre otros, hasta el punto de que el congreso nacional este fin de semana debatirá sobre su posible regulación. Mariano Rajoy no se ha pronunciado en ningún sentido, como tampoco la ministra de Igualdad, Dolors Montserrat. Ambos abogan por la prudencia, "escuchar atentamente" y no adelantarse a los acontecimientos. El miedo a que el debate fracture de una u otra forma al partido está ahí. El 'ala dura' de los conservadores no tiene dudas y apela no solo a barreras éticas sino a los derechos de las mujeres, en línea con la postura feminista. La exdiputada y exportavoz de Asuntos Sociales popular Lourdes Méndez defenderá una enmienda en contra de la práctica, alegando que constituiría "una nueva forma de explotación que atenta contra la dignidad de la madre".

El PP debatirá en su congreso las opciones para regularla a través de varias enmiendas. El ala conservadora del partido, completamente en contra


Precisamente, las feministas consideran como principal objeto de debate si el Estado "tiene derecho a legislar sobre si un sector de la población puede acceder al cuerpo de una mujer a cambio de un determinado precio". En las filas socialistas, la portavoz de Igualdad en el Congreso, Ángeles Álvarez, se muestra tajante acerca de esa misma cuestión: "Estoy en contra de cualquier práctica que vulnere los derechos de las mujeres. Y esto los vulnera".


En el caso de Podemos, la formación es partidaria de abordar "el debate necesario" sobre gestación subrogada, aunque, eso sí, sitúan como principal condición busca garantizar los derechos de las mujeres gestantes y asegurarse de que no se convierta en "un negocio de mercantilización de los cuerpos de las mujeres", como expresó Beatriz Gimeno, diputada autonómica en la Asamblea de Madrid. Precisamente fue en el Parlamento madrileño donde hace apenas unos meses PP y Ciudadanos no lograron sacar adelante la votación a favor de los también llamados 'vientres de alquiler' gracias a tres diputados de las filas de Cifuentes, que se ausentaron para evitar votar, posicionándose una vez más junto a Podemos y PSOE en ese sentido.

C's apuesta por un modelo altruista, como el canadiense. Las feministas no quieren ni oír hablar de legalizar la gestación subrogada

Legislación, ¿sí o no?

En los sectores feministas, no quieren ni oír hablar de esta posibilidad. La plataforma No somos vasijas nació precisamente en 2015 cuando los partidos políticos abrieron el melón de regular la gestación subrogada. "Las mujeres no se pueden alquilar o comprar de manera total o parcial", afirman, insistiendo además en no confundir la terminología. "Nos mostramos en contra de la utilización de eufemismos para dulcificar la idea de un negocio de compraventa de bebés", afirman. Para la plataforma, además, '"vientres de alquiler' es el término que debería emplearse siempre —a diferencia de aquellos que están a favor del procedimiento, como Ciudadanos, que insisten en no permitir esa acepción de negocio—, mientras critican ferozmente los modelos "altruistas", por entender que la legalización incrementa también la comercialización. "Ningún tipo de regulación puede garantizar que no habrá dinero o sobornos implicados en el proceso".

En la actualidad, los expertos en los procesos de maternidad subrogada denuncian el negocio que existe en torno a la práctica, que está constituido por médicos, abogados y, sobre todo, agencias de intermediarios que organizan los viajes a países en los que está legalizada. Los modelos internacionales difieren mucho unos de otros. A un lado se encuentra el de Estados Unidos, que representa la liberalización total, y, en la otra cara de la moneda, el modelo restrictivo y altruista del Reino Unido, similar al de Canadá y el que Ciudadanos pretende imitar en el proyecto de ley que está ultimando. "Para nosotros, es esencial que en ningún caso haya un intercambio económico en el proceso", afirma la diputada Patricia Reyes.

El sector feminista del PSOE insiste en que por muy restrictivas que sean las leyes, en realidad "dan carta de naturaleza" a la práctica, teniendo en cuenta que cada vez es mayor la tendencia de que los gobiernos de los países en donde la gestación subrogada está permitida solo acepten realizar el proceso con futuros padres que también procedan de naciones en donde exista la regulación. El temor, insisten, es que muchas personas continúen acudiendo a otros países donde los precios son mucho más asequibles gracias, sin embargo, a la legalización en los estados de origen.

Menos en Ciudadanos, donde la postura parece clara y unánime —al menos de momento—, existe un debate interno en el resto de formaciones. Maternidad subrogada, gestación o vientres de alquiler, derechos de las mujeres o primacía de los relativos a menores, legislar con restricciones o negarse en redondo a una legalización, son las cuestiones que desde hace tiempo están sobre la mesa, pero que ahora han vuelto con más fuerza que nunca por la irrupción de nuevos partidos en las instituciones que han abierto el melón definitivo y ultiman proyectos para legislar.

La discusión sobre la regulación de la maternidad subrogada vuelve a la palestra esta semana ante el inminente debate que se producirá en el congreso nacional del Partido Popular en apenas unos días, después de que el asunto se colara en varias enmiendas de la ponencia social que pilota Javier Maroto, y con la celebración de un acto a favor de este procedimiento de la mano de Ciudadanos, que estrena su nueva etapa de liberalismo ideológico con esta bandera. La gestación subrogada ha unido fuera de toda duda a extraños compañeros de viaje: es una de las poquísimas cosas en las que coinciden los conservadores del PP, la Iglesia católica y los sectores feministas del PSOE y Podemos.

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