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La Aldea de San Nicolás, el municipio canario donde hay que pedir cita para poder salir
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La otra alternativa supone rodear la isla durante casi dos horas

La Aldea de San Nicolás, el municipio canario donde hay que pedir cita para poder salir

Las instituciones de la isla abren un túnel en obras una hora al día para permitir la salida del pueblo a Las Palmas tras cerrar por riesgo de desprendimientos la única vía que les conecta con la capital

Foto: Tramo de la carretera GC-200 entre La Aldea de San Nicolás y Agaete, ahora cerrado. (Talavan)
Tramo de la carretera GC-200 entre La Aldea de San Nicolás y Agaete, ahora cerrado. (Talavan)

El municipio canario de La Aldea de San Nicolás es una isla dentro de una isla. El sentimiento siempre cundió en el pueblo, con algo más de 7.700 habitantes tras perder 341 en las últimas dos décadas. Hasta hace noventa años tenían más fácil cruzar a la isla de Tenerife para hacer sus compras que desplazarse hasta Las Palmas de Gran Canaria. El aislamiento secular de La Aldea vuelve a invadir el ayuntamiento, luego de que el Cabildo de Gran Canaria decidiese cerrar la única vía que les conectaba con el norte de la isla el pasado 15 de noviembre por riesgo de desprendimiento. “La sensación de abandono siempre la hemos tenido, pero esto ha sido el mazazo”, protesta Lucía, una vecina del municipio que lamenta las traumáticas consecuencias de la desaparición de la GC-200.

El hospital, las oficinas de desempleo (el paro supera el 25%) o los juzgados de los aldeanos se encuentran en Las Palmas, a apenas 40 kilómetros en línea recta y separada ahora por 108 kilómetros por carretera. Las opciones para llegar a la capital son utilizar la vía del sur, que les haría rodear toda Gran Canaria durante casi dos horas, o atravesar la isla por el medio por una senda en la que apenas caben dos coches. El Cabildo elaboró un informe técnico que respalda el cierre definitivo de la sinuosa GC-200, con más de 300 curvas que recorren la accidentada costa. La ruta será sustituida por un túnel que atraviesa las montañas del entorno hasta el pueblo de El Risco, donde los usuarios podrán enlazar con la carretera que lleva a Las Palmas.

El Gobierno de las islas, el Cabildo y el Ayuntamiento dieron con una solución provisional: utilizar la vía subterránea, aún en obras, para dar salida y entrada a La Aldea. Eso sí, en turnos de treinta minutos a las 7.00 de la mañana y las 17.30 de la tarde. Para ir y volver a Las Palmas sin dejarse cuatro horas en el intento, los interesados en usar el túnel deben llamar antes a un teléfono (691.443.355) entre las 9:00 y las 16:00 horas, pidiendo cita, e indicando el nombre del conductor, matrícula y motivo de su paso. Lo hacen, además, sabiendo que el seguro de su coche no cubre cualquier incidente en el interior de la carretera.

Las alternativas para llegar a Las Palmas son atravesar la isla por una carretera en la que apenas caben dos coches o rodearla por el sur

“Parece una burla, esto no pasa en ningún sitio. Nadie está contento con el túnel porque no compensa”, protesta Pedro Montesdeoca, fundador del Foro Roque Aldeano que exige la finalización de las obras del túnel, previstas para el mes de febrero. La reestructuración que cometió la semana pasada el Gobierno canario, responsable de la construcción de la obra, afectó a la cartera de obras públicas. El nuevo responsable, Pablo Rodríguez, descarta fijar la fecha de apertura para el próximo mes sin supervisar todavía los expedientes de la obra. Quien tiene claro que el túnel no estará todavía listo es Juan Perera, empresario de La Aldea y miembro de la Asociación de Afectados de la Carretera GC-200: “gente de la obra me dice que ni trabajando las 24 horas estaría ya abierta”.

El máximo de 80 vehículos por trayecto apenas alcanza la mitad desde que entró en vigor el plan de emergencia. El récord hasta el momento se fijó el jueves, cuando llegaron a pasar 65 coches de Agaete a La Aldea. “El túnel sirve de muy poco, si voy a hacer una gestión a Las Palmas a primera hora, ¿qué hago hasta que lo vuelvan a abrir por la tarde?”, reflexiona Perera. La empresa hidráulica que dirige tiene la mayor parte de su actividad fuera del municipio, aunque no se resiste a abandonarlo.

Permanecer en él, sin embargo, ha hecho que los costes de producción aumentasen un 20% en el mes de diciembre, con la ruta del norte ya cerrada. “Con la carretera abierta me llamaban para hacer una entrega al día siguiente, ahora tengo que pedir tiempo porque no llegamos”, lamenta. Dice sentirse un privilegiado por contar con una sociedad saneada, pero advierte de que en el pueblo hay gente “sentenciada de muerte”.

“Nos afecta económicamente, todo es más caro”, añade Lucía. El trayecto por el sur aumenta los costes del transporte y, según esta vecina y miembro de la plataforma de afectados, hay comercios locales con pérdidas que superan el 70%. Las consecuencias del cierre afectan también a la salud de los aldeanos, con personas tomando hasta tres buses para alcanzar un especialista o pacientes cambiando varias veces de ambulancia en su trayecto al Hospital Negrín, en Las Palmas. Montesdeoca, portavoz del Foro Roque Aldeano y médico de profesión, califica de “farmacia de guardia” la situación de los pacientes que le llegan desde La Aldea. “Es increíble que en pleno siglo XXI no sepas si tienes una enfermedad o si estás embarazada”, concluye.

Los precios subieron en el pueblo. El cierre afecta también a la salud de los aldeanos, con gente tomando hasta tres buses para ir a un especialista

El instituto de Secundaria es uno de los pocos en el municipio que apenas han notado las consecuencias del cierre de la carretera. Al menos no más que otros años. En lo que va de curso, solo un profesor ha renunciado a su plaza después de que le tocase impartir clases allí. "Al final, es como si te trasladasen a otra isla", recalca el director, Ángel José Sánchez. Los más afectados hasta ahora son los docentes procedentes de las localidades próximas de Agaete y Gáldar que deben conducir cada día más de 140 kilómetros para regresar del pueblo.

En el hotel Los Cascajos sufren desde noviembre el cierre de la carretera del norte. Segundo, el dueño del complejo, asegura que varios de los huéspedes con reservas “de cinco o seis días” se quedan solo dos porque no tienen otras opciones. “En Booking vemos que se dejan comentarios negativos por eso”, lamenta. El hostelero mantiene que la carretera debería reabrirse: “Con haber invertido un poco para arreglarlo ya estaría, nos hubiesen dado servicio. Los políticos tienen miedo a que pase algo”, en referencia al riesgo por desprendimientos que recoge el informe técnico del Cabildo, de ámbito interno y, según los afectados por el cierre, elaborado en apenas 48 horas.

Y a ese temor se une un pueblo dividido, entre los que piden la reapertura de la carretera del norte y los que se oponen a ella. El Foro denunció el estado de la GC-200 ante la Fiscalía de Seguridad Vial, contribuyendo a su cierre con el respaldo de los informes del Cabildo. La plataforma de afectados, por su parte, responde que el cierre no debería haberse producido sin que se terminasen antes las obras del túnel. “Es como desahuciarte y que no te den una casa”, razona Lucía. En lo que sí coinciden ambas asociaciones es que la implicación de las instituciones fue insuficiente. Para Montesdeoca, el túnel estaría terminado hace tiempo si el Ayuntamiento lo hubiese pedido.

“Lo que hicimos fue no estar de brazos cruzados y pedir que nos dejaran usar la vía del túnel”, responde el alcalde del pueblo, Tomás Pérez, que recalca que La Aldea no está aislada. “Aún podemos acceder por el sur y por el centro, tenemos dos salidas”, subraya. El regidor socialista apunta al incumplimiento del convenio de carreteras firmado por el Estado con Canarias por el retraso de la obra del túnel, que debería haber sido terminada en 2012. El exdirector general de Carreteras del Gobierno de Canarias, Juan Medina, señala que el acuerdo económico se ha incumplido todos los años desde 2012.

El Ayuntamiento ha pedido ya la responsabilidad patrimonial para compensar las pérdidas. Por el momento, el municipio cuenta con 250.000 euros, aunque el alcalde pretende ir más allá. “Queremos que se hagan otras actuaciones en La Aldea. Este será el pueblo de moda en Canarias dentro de unos años”, anuncia con orgullo Pérez. Entre tanto, el pueblo sigue tachando en el calendario los días que lleva sin accesos directos al norte. Ya van más de 60, y Perera insiste en que las consecuencias de este cierre “no se superarán”. El nuevo túnel deberá conectarse a una segunda fase de la obra que el Ayuntamiento espera ver licitada por el Gobierno de Canarias este año. La incertidumbre hace mella en un pueblo donde el empresario lamenta la apatía que ha consumido a muchos.

Los miembros del Foro Roque Aldeano, por el momento, han convocado una manifestación el próximo día 14 de febrero en Las Palmas. Un día especial, según la asociación. El mismo en el que el ministro Galo Ponte y Escartín llegó a La Aldea a lomos de un camello en 1927 y sentó las primeras bases de la carretera ahora cerrada. El último miembro del Gobierno en llegar a la zona es el responsable de la cartera de Fomento, Íñigo de la Serna, a finales de diciembre. El popular, sin embargo, no llegó a cruzar el túnel para visitar el pueblo, devolviendo a La Aldea al olvido del que no logró desprenderse aún hoy.

El municipio canario de La Aldea de San Nicolás es una isla dentro de una isla. El sentimiento siempre cundió en el pueblo, con algo más de 7.700 habitantes tras perder 341 en las últimas dos décadas. Hasta hace noventa años tenían más fácil cruzar a la isla de Tenerife para hacer sus compras que desplazarse hasta Las Palmas de Gran Canaria. El aislamiento secular de La Aldea vuelve a invadir el ayuntamiento, luego de que el Cabildo de Gran Canaria decidiese cerrar la única vía que les conectaba con el norte de la isla el pasado 15 de noviembre por riesgo de desprendimiento. “La sensación de abandono siempre la hemos tenido, pero esto ha sido el mazazo”, protesta Lucía, una vecina del municipio que lamenta las traumáticas consecuencias de la desaparición de la GC-200.

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