Encuesta interna de Podemos: el 50% de los votantes cree que Caracas financió al partido
Casi uno de cada dos españoles cree que Podemos se financió con dinero del Gobierno de Venezuela, según una encuesta de consumo interno realizada por Carolina Bescansa tras el 26-J
El análisis poselectoral por la pérdida de un millón de votos en las elecciones del 26-J sigue estando sobre la mesa de Podemos. Más concretamente sobre la de Carolina Bescansa, la diputada experta demoscópica del partido y encargada de realizar una serie de encuestas, de consumo interno, para determinar las causas de unos resultados por debajo de sus expectativas en los últimos comicios. Entre estas últimas destaca la campaña del miedo contra la formación y la difusión de noticias no contrastadas o que directamente califican como falsas. Como han podido comprobar los dirigentes y responsables de campañas electorales de Podemos, casi uno de cada dos españoles cree que Podemos se financió gracias a las aportaciones económicas del Gobierno de Venezuela. Un ejemplo patrio de la tan de moda 'posverdad', en auge desde la victoria de Donald Trump en las elecciones de EEUU tras una campaña cargada de difamaciones y falsas acusaciones contra su rival del Partido Demócrata.
La responsable de la elaboración de estas encuestas ha declinado entrar a analizar públicamente sus resultados, al entender que no son divulgables fuera de las paredes de Princesa 2, la sede estatal del partido. Sin embargo, algunos de los dirigentes que han tenido acceso a sus resultados vinculan su techo electoral a las “mentiras” sobre la supuesta financiación ilegal, archivadas o no admitidas a trámite por los tribunales cuando se han presentado denuncias, y sin que el Tribunal de Cuentas hubiese apreciado irregularidades. Una campaña difamatoria que, aseguran, ha calado en la sociedad hasta convertirse en una verdad para un elevado porcentaje de españoles. Lo que más les exaspera, según añade un alto cargo del partido en Madrid, es que los medios públicos hayan contribuido a esta campaña.
El recurso de los rivales políticos de Podemos a señalar los supuestos vínculos económicos del partido con el régimen venezolano no quedó enterrado el 26-J. El portavoz de los populares en el Congreso, Rafael Hernando, acusó al partido, dirigiéndose a Iglesias desde su escaño durante la sesión de investidura de Mariano Rajoy, de cobrar de los regímenes venezolano e iraní. La reacción del grupo parlamentario de Unidos Podemos y sus confluencias demostró que se trata de una de las “difamaciones” que más les duelen y que pretenden enterrar para que deje de lastrar su imagen.
Todos los diputados del grupo abandonaron la cámara en señal de protesta después de que la presidenta de la Cámara, Ana Pastor, no concediera un turno de réplica a Pablo Iglesias para contestar al portavoz del PP. La presidenta preguntó a Hernando si retiraba la alusión del diario de sesiones y su respuesta fue “cuatro millones de dólares”. Además de abandonar el hemiciclo, el grupo registró posteriormente un escrito de reclamación contra la actuación de Ana Pastor.
Una acción simbólica, pero que demuestra el ánimo de Unidos Podemos por establecer un cordón sanitario respecto a las acusaciones de financiación ilegal que provengan tanto de los medios como de las formaciones políticas rivales. Más aún, Podemos se ha querellado contra el político del PP catalán Xavier García Albiol por decir que recibieron “dinero manchado de sangre” y contra el expresidente del Gobierno José María Aznar por afirmar en una entrevista que el partido "ha sido financiado, al igual que sus dirigentes, por el régimen del chavismo". A pesar de todo, los resultados arrojados por la encuesta de consumo interna encargada por Podemos señalan que han perdido esta batalla. Al menos, para casi el 50% de los españoles. Casi los mismos que según el CIS poselectoral aseguraban que no estaban dispuestos a votar “nunca” a Podemos.
La Secretaría de Organización que dirige Pablo Echenique abrió un periodo de "análisis colectivo de la campaña y los resultados del 26-J" entre las bases, a modo de macrosondeo, para averiguar las causas del fracaso electoral. Como guía, el dirigente de Podemos expuso algunos de los principales factores que pudieron haber influido en los resultados para afinar qué ha sido lo más determinante. Entre estos se encontraban la alianza con IU, la gestión de las conversaciones de investidura después del 20-D, el derecho a decidir, el Brexit, el discurso socialdemócrata, los debates electorales, la mano tendida al PSOE, los audios de Jorge Fernández Díaz, los 'spots' electorales, el miedo a que Podemos pueda gobernar, los 'ayuntamientos del cambio' y, cómo no, Venezuela.
La formación recurrió a sus bases para que los militantes preguntasen a personas que no militan en el partido sobre su comportamiento electoral, haciendo una comparación de lo que se votó el 20-D y el 26-J. En este sentido, el objetivo era averiguar dónde fueron a parar los votos perdidos: a la abstención, al PSOE o a otros partidos. Asimismo, se pidió que las encuestas se acompañasen de comentarios valorativos, preguntando a los encuestados directamente por los motivos del cambio de voto.
El análisis poselectoral por la pérdida de un millón de votos en las elecciones del 26-J sigue estando sobre la mesa de Podemos. Más concretamente sobre la de Carolina Bescansa, la diputada experta demoscópica del partido y encargada de realizar una serie de encuestas, de consumo interno, para determinar las causas de unos resultados por debajo de sus expectativas en los últimos comicios. Entre estas últimas destaca la campaña del miedo contra la formación y la difusión de noticias no contrastadas o que directamente califican como falsas. Como han podido comprobar los dirigentes y responsables de campañas electorales de Podemos, casi uno de cada dos españoles cree que Podemos se financió gracias a las aportaciones económicas del Gobierno de Venezuela. Un ejemplo patrio de la tan de moda 'posverdad', en auge desde la victoria de Donald Trump en las elecciones de EEUU tras una campaña cargada de difamaciones y falsas acusaciones contra su rival del Partido Demócrata.