Listas de espera en tu comunidad: dime dónde vives y te diré cuándo te operan
Analizamos los datos de 14 intervenciones quirúrgicas en 16 comunidades para saber dónde tienen más telarañas las listas de espera
Javier lleva diez meses esperando para una operación testicular en Alicante, después de que el médico se lo recomendase para tratar los dolores que sufría. Ana lleva casi un año para una prótesis de rodilla en Barcelona. Cuando el médico la derivó podía caminar normalmente pero cuando entre en el quirófano lo hará con bastón. Silverio, de Gijón, fue operado en julio del menisco después de estar de baja cuatro meses tras la lesión y de que le dijeran que “le llamarían lo antes posible”.
Más de medio millón de españoles, alrededor de 590.000, esperaban en junio de 2016 para una operación, el equivalente a la población de Cantabria o Castellón. Sin embargo, según la comunidad donde se encuentre, un paciente con una misma patología tardará en pasar por el quirófano unos días o varios meses. Las listas de espera son una de las principales damnificadas de los recortes en materia sanitaria, un arma arrojadiza entre partidos políticos y un medidor de la gestión de los recursos disponibles, que varían de unos puntos de la geografía española a otros.
Castilla-La Mancha y Extremadura están a la cola en mayor número de intervenciones quirúrgicas de las 14 analizadas. Por el contrario, según los datos, Navarra, Madrid y La Rioja ocupan los mejores puestos en muchas operaciones. Por poner algunos ejemplos, mientras que para una cirugía pediátrica hay que esperar 292 días de media en Castilla-La Mancha, en Madrid estará cerca de los 39 días. En el caso de traumatología, una de las intervenciones más comunes, los extremeños tienen 147 días de demora de media, muy lejos de los 56 días que hay que esperar en La Rioja.
Diferencias económicas entre comunidades
“Es una desigualdad inaceptable desde el punto de vista del derecho a la atención sanitaria, que debe ser equivalente para todos”, explica Manuel Martín, presidente de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP). Desde el Defensor del Paciente van más allá y lo consideran “un error de las transferencias a comunidades que hay que corregir para no vivir en 17 países diferentes”, según su presidenta, Carmen Flores.
Nos llega menos dinero porque tenemos menos población, está más envejecida y muy dispersa geográficamente, lo que encarece mucho la asistencia
“Las comunidades más pobres son las que tienen listas de espera más altas porque no tienen recursos”, denuncia Francisco Muñoz, de la delegación andaluza de SATSE. “Son desigualdades no corregidas; no puede ser que la capacidad económica determine la eficacia sanitaria”.
El motivo económico es, de hecho, el principal causante de las demoras quirúrgicas por parte de las comunidades, según los sindicatos médicos. En Extremadura han visto cómo los recortes de personal y el cierre de plantas, camas y quirófanos han sido directamente proporcionales al incremento de las listas de espera que “discriminan” a los extremeños respecto al resto de españoles, según considera Maripaz Moro, vicesecretaria de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) de Extremadura: “Nos llega menos dinero porque tenemos menos población, está más envejecida y muy dispersa geográficamente, lo que encarece mucho la asistencia; debería ser proporcional a todos los factores”.
Desde la consejería de salud extremeña apuntan como motivo, además del envejecimiento, a la gestión de las listas del gobierno anterior (en manos del PP hasta las elecciones de 2015, cuando volvió a gobernar el PSOE) y a la poca oferta privada en la comunidad. En el caso concreto de cirugía plástica (que incluye, por ejemplo, la reconstrucción del pecho tras un cáncer de mama) y urología, las intervenciones con más demora, remiten a la falta de especialistas: solo hay tres cirujanos estéticos para toda la comunidad, a pesar de que hay plazas libres, pero nadie se presenta.
El sindicato médico de Castilla-La Mancha culpabiliza también de sus largas listas de espera a la falta de presupuesto y aboga por una regulación real del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, para que corrija estas diferencias, y por la creación de Unidades de Gestión Clínica “para que sea el médico el que dirija los procesos asistenciales”, según considera José Luis Jiménez, secretario general del CESM manchego.
La garantía de plazos depende de cada región
La otra desigualdad surge de la propia legislación. A nivel estatal solo existe regulación para cinco intervenciones, con una garantía de ser atendidos en un máximo de 180 días: cataratas, cirugía cardíaca valvular y coronaria y prótesis de cadera y rodilla.
Hay gente que no puede permitirse estar de baja mucho tiempo o patologías que, sin ser graves, generan mucha dependencia en gente mayor
El resto dependen de la legislación de cada comunidad. Muchas mantienen el plazo de 180 días para más patologías, pero otras, como Asturias, no tienen normas adicionales y otras, como Galicia, lo reducen considerablemente: a partir de los 60 días un paciente puede ser derivado a la privada si no ha sido operado en su centro de referencia. Pero aun teniendo plazos establecidos, se incumplen en todas las comunidades que hacen públicos dichos datos. En total 2.235 gallegos llevaban en junio de este año más de dos meses de media esperando para ser operados. Lo mismo ocurre en Murcia, donde aunque no pueden rebasarse los 150 días, 5.748 personas esperaban a entrar en quirófano pasado ese plazo. Navarra también incumplía sus 120 días de límite, al menos, en los casos de cirugía plástica y pediátrica y en Andalucía 943 personas habían superado los seis meses.
Las intervenciones calificadas de urgentes no están recogidas dentro de estos plazos porque se estima que deben atenderse en el menor plazo posible. Sin embargo, Martín, de FADSP, denuncia que los médicos “no disponen de un instrumento que estime si un paciente lo necesita más o menos”. Considera además que el criterio meramente sanitario no debe ser el único que cuente: “Habría que tener en consideración también los ingresos o la edad. Hay gente que no puede permitirse estar de baja mucho tiempo o hay patologías que sin ser graves, para gente mayor sí lo son porque generan mucha dependencia, como es una catarata o una prótesis”.
Listas de espera maquilladas
Para no sobrepasar los plazos y que las listas no se disparen, en varias comunidades se han detectado y denunciado prácticas para manipular la realidad de la espera sanitaria. En Andalucía, el sindicato de enfermería SATSE llevó a la Fiscalía un documento colgado en la Intranet de un hospital de Huelva donde se daban instrucciones para evitar que las cifras de pacientes en lista de espera se disparasen. Dichas “recomendaciones” recogían, por ejemplo, "amnistiar" a pacientes que llevasen mucho tiempo esperando y solo atender a los que reclamasen.
En la Comunidad de Madrid, la llegada de Cristina Cifuentes modificó la manera de contabilizar la espera de los pacientes que instauró el gobierno de Esperanza Aguirre en 2004, único en todo el país, por la que se empezaba a contar cuando eran llamados por el anestesista, un paso previo a la operación. Para reducir los elevados datos que se descubrieron con la llegada del nuevo gobierno, empezaron a funcionar quirófanos por las tardes desde septiembre de 2015.
Otras prácticas denunciadas por asociaciones y sindicatos son, por ejemplo, demorar o “perder” las pruebas diagnósticas para tener que volver a empezar de cero. También, ofrecer al paciente un centro privado o público alternativo para sacarle de la lista “estructural” (donde la espera es atribuible a la organización y los recursos disponibles, de obligada publicación). De hecho, esta semana Podemos ha denunciado al servicio de salud madrileño por esta cuestión, alegando que los pacientes que prefieren esperar y seguir siendo atendidos por el equipo que los ha llevado hasta el momento sufren “coacción”.
📺 Hemos denunciado la coacción que sufren quienes no aceptan la derivación a centros privados. Somos ya 83.000 en lista de espera quirúrgica pic.twitter.com/jYoyABUIg3
— José Manuel López (@JoseManuel_Lop) 21 de noviembre de 2016
“Si dices que no, te sacan de la lista de espera estructural y se duplican los plazos de espera. Te dicen que lo haces voluntariamente, pero no lo haces voluntariamente, tú quieres ser atendido en tu centro de referencia”, explicaba esta semana a los medios José Manuel López, portavoz de Podemos en el Congreso.
Consecuencias de la espera
La lista de espera quirúrgica es en realidad la tercera fase a la que debe enfrentarse un paciente, después de superar las consultas especializadas y las pruebas diagnósticas. La diferencia entre la primera consulta y el día del quirófano ha podido provocar consecuencias en la salud del paciente que han agravado considerablemente su enfermedad o dolencia. “Puede producirse una metástasis de un cáncer o incluso la muerte, aparte de la frustración y el miedo de estar esperando cuando sabes que tienes algo”, explica Martín.
Las consecuencias de las listas de espera son sanitarias, económicas y de prestigio de la sanidad pública
Sin embargo, el evidente perjuicio en la salud no es la única consecuencia. Las listas de espera resultan muy caras para el sistema, tanto por las prolongadas bajas laborales como por las consecuencias de demorar la intervención, que incrementan los procesos de enfermería y farmacia si la patología ha empeorado. “El restablecimiento de la salud es una necesidad social porque repercute a muchos más ámbitos. Las listas de espera son una mala política de eficiencia”, explica Muñoz, de SATSE.
También perjudican la propia imagen del sistema sanitario entre la población: “Al principio los pacientes aguantaban el tirón por la crisis, pero ya no están dispuestos. Con el mensaje de la recuperación el nivel de exigencia está subiendo y lo notamos en los hospitales”, añade Muñoz.
Sin embargo, para evitar las listas de espera no existe una receta universal, y parece utópico que se se llegue a la plena atención inmediata. Para el doctor Martín, su mejora radicaría en tener en cuenta variables como el dolor, la gravedad y la situación personal del paciente, mientras que Muñoz aboga por un sistema de vigilancia para acortarla: “Hay que crear mecanismos para evitar que se disparen, aunque es legítimo que cualquier persona crea que la suya es demasiada, porque genera mucha ansiedad e incertidumbre, sea cual sea la espera”.
Metodología
Para hacer este reportaje se han extraído los datos correspondientes a los 14 tipos de intervenciones quirúrgicas más habituales de 16 comunidades, ya sea a través de la web donde se hacen públicos o de una solicitud de información al organismo competente. Todas corresponden a junio de 2016, menos Madrid, que son de septiembre de este mismo año. En el caso de Cataluña, no se publican datos suficientes bajo criterios similares al del resto de comunidades, ni se han facilitado a través de una solicitud de información, por lo que no se han podido comparar. En junio de este año estaban en lista de espera 160.000 catalanes, dato que sí se aporta al cómputo global. Del País Vasco se aportan datos de seis intervenciones y La Rioja no publica datos del número de pacientes en lista por operación.
En el caso de Canarias, Madrid y Castilla-La Mancha, se ha decidido representar la mediana (la posición central del conjunto de datos) de las medias de todos los hospitales, puesto que los datos publicados se desglosan por centros y no por tipos de intervención.
Javier lleva diez meses esperando para una operación testicular en Alicante, después de que el médico se lo recomendase para tratar los dolores que sufría. Ana lleva casi un año para una prótesis de rodilla en Barcelona. Cuando el médico la derivó podía caminar normalmente pero cuando entre en el quirófano lo hará con bastón. Silverio, de Gijón, fue operado en julio del menisco después de estar de baja cuatro meses tras la lesión y de que le dijeran que “le llamarían lo antes posible”.