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La semana más complicada para la gestora
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CRISIS DE LOS SOCIALISTAS

La semana más complicada para la gestora

La cita con el PSC, el giro de postura por la reubicación de Fernández Díaz y un rediseño del grupo que ha tensionado a los críticos: son los frentes de gestión pura y dura con los que ha lidiado Ferraz

Foto: Javier Fernández, presidente de la gestora y del Principado de Asturias, este 18 de noviembre en los pasillos de la Cámara autonómica, en Oviedo. (EFE)
Javier Fernández, presidente de la gestora y del Principado de Asturias, este 18 de noviembre en los pasillos de la Cámara autonómica, en Oviedo. (EFE)

Javier Fernández no es el hombre de la sonrisa fácil. Su talante es adusto; su gesto, contenido; su parquedad de palabras en público, un clásico. Un cierto aire tristón y grave le acompaña allá donde va, y del que parece más difícil desprenderse desde que asumió la presidencia de la gestora del PSOE, en aquel infausto comité federal del 1 de octubre, el que fulminó a Pedro Sánchez como secretario general. Recogió un partido en ruinas, agrietado por un clima guerracivilista, y tuvo que conducirlo a toda prisa hacia el puerto de la abstención a Mariano Rajoy intentando al tiempo no subir la temperatura interna. Pasado el trago de la investidura, siguieron unas semanas valle. Hasta ahora. La gestora tenía que tomar decisiones por sí sola, sin el escudo del máximo órgano de poder y sin el concurso de las declaraciones públicas de los barones remando a favor de la cancelación del "no es no". Desde la reunión con el PSC, hasta la rectificación en la postura sobre la presidencia de la Comisión de Exteriores para Jorge Fernández Díaz o la remodelación de los grupos parlamentarios de Congreso y Senado y el consiguiente castigo a los sanchistas y sus protestas por la operación de "revancha" perpetrada contra ellos.

Todo en una semana. La primera de gestión pura y dura para la cúpula provisional del PSOE. Y en particular para sus pesos pesados. Javier Fernández y su número dos, el andaluz Mario Jiménez, y para su adjunta en Organización, la extremeña Ascen Godoy. También para el presidente-portavoz de los socialistas en la Cámara baja, Antonio Hernando, con una autonomía recortada y un "crédito" a la baja, según él mismo reconoció. Apenas unos pocos días en los que el PP ha probado su minoría parlamentaria y el PSOE la necesidad, advertida también en Ferraz, de engrasar mejor la maquinaria de la toma de decisiones. Con razón decían en el entorno de Fernández y en Ferraz que ha sido esta quizá la semana "más dura" para el núcleo de poder. Círculo del que de momento están fuera los dos únicos vocales sanchistas, que recurrentemente se quejan de su marginación y de que ni siquiera se les reúna.

Los castigos a los sanchistas reabren la tensión interna: los damnificados hablan de "revancha" y "purga" y parte del partido siente indignación

El último capítulo de fricción se produjo el jueves, en la primera cita de la ejecutiva interina desde el 23 de octubre. Se aprobó, contra el criterio de los críticos, el rediseño de los grupos de Congreso y Senado. La gestora sacó de la dirección a las dos diputadas que no se abstuvieron –la balear Sofía Hernanz y la catalana Meritxell Batet, cuya vacante no será cubierta hasta que concluya el diálogo con el PSC–, mantuvo a Margarita Robles en la presidencia de la Comisión de Justicia y apartó de sus tareas de responsabilidad a sanchistas fieles como Susana Sumelzo, Adriana Lastra, Luisa Carcedo, Óscar López, Rocío de Frutos o Luz Martínez Seijo o a la independiente Zaida Cantera. Otros, en cambio, no fueron relevados, como María González Veracruz, Pilar Lucio, José Luis Ábalos o Ander Gil. La ejecutiva temporal decidió no abrir de momento expedientes informativos a ninguno de los díscolos –una sanción mucho más grave– y no desalojó de sus portavocías a los tres miembros del PSC que las tenían asignadas. Fernández aplicó un castigo intermedio: ni fue transigente con los disidentes ni quiso comportarse como un justiciero.

Foto: Margarita Robles y Susana Sumelzo, el pasado 3 de noviembre en los pasillos del Congreso. (EFE)

Por los medios

Los damnificados, muchos de los cuales se enteraron de su sanción por la prensa, sí vieron en la actitud de la gestora una clara voluntad de "revancha" y de "purga", lo que alimentó la sensación de división interna. La más clara fue la asturiana Adriana Lastra, secretaria de Política Municipal de la dirección de Sánchez y miembro de su equipo de confianza. Ella era portavoz de Administraciones Públicas y fue reubicada el jueves como número dos en Defensa, y eso que ella se abstuvo en la sesión de investidura, "por imperativo". Su compañera Luisa Carcedo, exsecretaria de Bienestar Social, fue apeada de la secretaría general del grupo en el Senado. Ambas se mantuvieron en la ejecutiva de Sánchez hasta el final y estaban ya muy enfrentadas al presidente del Principado. "Javier Fernández siempre dice que en política lo que parece es, y lo que parece es que hay una especie de revancha contra diputados por defender un planteamiento político", el no es no y la "lealtad" al exlíder, denunció Lastra en RNE.

Rocío de Frutos, inspectora de Trabajo, pasa de la portavocía adjunta de Empleo a la de Políticas Integrales para la Discapacidad. Ella dijo sentirse "indignada" y "triste" con su reemplazo, y confió en que no "limiten su trabajo", pues de lo contrario "tendría que adoptar otras medidas casi por acoso laboral", sin descartar una denuncia contra el partido. Luz Martínez Seijo, profesora, ha perdido la portavocía adjunta de Educación, su área de trabajo, y acusó a la gestora de estar "extralimitándose" en sus funciones. Ambas votaron no en la investidura de Rajoy.

A las protestas de Lastra, De Frutos o Seijo se suman las airadas quejas de la presidenta balear o del líder de Castilla y León. Robles pide "pasar página"

Quejas también desde la federación balear, que ha visto cómo sus dos únicos representantes en el Congreso han sido laminados: Sofía Hernanz sale de la dirección del grupo y Pere Joan Pons no llegó a ser nombrado portavoz de la Comisión Mixta de la UE, aunque será el número dos de Cultura. Es "una grave injusticia", protestó Francesc Miralles, el portavoz del PSOE de las islas, por "votar en conciencia". Y es, añadió, la "marginación" de "todo un territorio". La propia presidenta del archipiélago, Francina Armengol, que no fue informada directamente ni por Fernández ni por Jiménez, cargó en Twitter contra la gestora por no saber "unir", integrando en un equipo "a quienes tienen criterios diferentes". El secretario general de Castilla y León, el sanchista Luis Tudanca, recordaba en la misma red social que en el PSOE no se castigaba "al diferente" y siempre existía pluralidad y, como Armengol, urgía a la convocatoria del congreso.

Pero el que no dijo ni una palabra ni en Twitter ni en Facebook fue Pedro Sánchez, y eso que la víspera había demandado a la gestora "no ahondar en la fractura" y no excederse en las sanciones. Cuando se conocieron los relevos, el ex secretario general mandó un mensaje privado de ánimo a los suyos, pero se mantuvo silente en las redes sociales. Un hecho que llamó la atención a sus fieles y no tanto a sus contrarios, que le ven "liquidado".

Margarita Robles se libra del castigo de la gestora del PSOE

Apoyo de Díaz, Vara y Puig

En apoyo de la cúpula provisional y de sus decisiones se manifestaron los presidentes de Andalucía (Susana Díaz), Extremadura y Valencia. Guillermo Fernández Vara subrayaba este viernes que quién ocupe un cargo u otro en una comisión o en el grupo es "irrelevante" para los ciudadanos, mientras que Ximo Puig advertía de que hasta el siguiente congreso quien debe gobernar el PSOE es la gestora.

Iceta cree que la penalización "podía haber sido peor". Y aunque cree que con Batet el PSOE "sale perdiendo", espera que el diálogo encauce las relaciones otra vez

Por el peso propio del PSC, era importante ver la reacción de Miquel Iceta. El primer secretario cree que "podía haber sido peor", y no hará batalla de la reorganización del grupo. El PSOE "sale perdiendo" al apartar a Batet, pero espera que esta marcha sea "temporal" y suponga "el punto final del episodio" de las sanciones. Iceta celebró que los diputados Manuel Cruz, Mercè Perea y Joan Ruiz mantengan sus portavocías intactas y apostó a que la crisis entre los dos partidos hermanos "acabará bien" porque para "coser" ambas partes tienen "aguja, hilo y ganas". Batet integra además la delegación del PSC que negociará con el PSOE la revisión del protocolo de unidad, una elección que Ferraz ve con buenos ojos. Como prueba de distensión, el líder catalán volvió a desmarcarse de Sánchez porque ni él ni su partido son "pieza en la batalla de otros" para liderar el PSOE.


Margarita Robles, salvada contra todo pronóstico por la dirección, dio un giro en su discurso: lo que toca ahora es "pasar página", trabajar "unidos", "superar las diferencias y hacer una oposición "seria". "En el PSOE no sobra nadie", añadió, conciliadora. Un gesto que el sector oficialista le reconoció. Susana Sumelzo, en cambio, señaló que enterarse de la marginación por los medios, y no por Ferraz, no es la "mejor forma de pasar página".

Aunque los críticos están convencidos de que los cambios en el grupo no hacen sino agravar la fractura interna, en la cúpula interina rechazan esa lectura y creen que hay más "ruido" que otra cosa. Sostienen que tras las protestas de los afectados no hay aparatos regionales enteros, salvo en el caso de Baleares, y su reacción, apuntan, era esperable, porque sí se quiso lanzar un toque de aviso a la federación, pues fue la ejecutiva de Armengol la que decidió deslindarse del mandato del comité federal y ordenar a sus diputados que no se abstuvieran. "Esto no reabre heridas porque quienes siguen en sus trece queriendo que crezca la crispación son los díscolos. Espero que se callen, porque no hacen ningún favor al partido. Lo que pasa es que se dan cuenta de que tienen perdido el comité federal. Están prostituyendo el PSOE por interese personales", dice con toda dureza un miembro del 'staff' federal socialista.

Susana Sumelzo asegura que se enteró de su castigo por la televisión

Sanciones "moderadas"

En la gestora inciden en que los castigos son "moderados" y en que no ha habido afán de "revancha". Ni siquiera, dicen, en los casos de Carcedo y Lastra, aun admitiendo su falta de sintonía con Fernández. En el primer caso, alegan, se trataba de equilibrar territorialmente la dirección del Senado, pues el portavoz, Tini Álvarez Areces, es asturiano. Y en el segundo influyeron sus "palabras contra Javier" y sus movimientos en Asturias, maniobras que Lastra niega. Respecto a los demás casos, en Ferraz y en el círculo de Fernández se remarca que se ha compensado a los portavoces con otras tareas, aunque sen de menor relumbrón. Otros sanchistas, como César Luena, María González Veracruz, Pilar Lucio, José Luis Ábalos o Quico Martínez-Aldama, siguen en los mismos puestos, subrayan. Y recuerdan que Sánchez cambió los equipos parlamentarios cuando alcanzó la secretaría general en 2014 y sacó de las listas electorales a dirigentes como Laura Seara y Julio Villarrubia.

La cúpula defiende que se ha reubicado a los apartados, no se ha castigado a todos los sanchistas y no se han abierto expedientes informativos

"No se pueden quejar. Buscan donde no hay, porque esperaban que cortáramos más cabezas. Y no ha sido así. En el fondo, detrás de tanto cabreo hay una protesta porque algunos dejan de ganar algo de dinero [al ser rebajados de nivel]. Si tan mal les parece, que dejen el escaño, como hizo Pedro", advierte una integrante de la gestora, que recuerda que no se han abierto expedientes informativos, como se había barajado en los días previos, para "no hacer más daño". "Pero este es un primer apercibimiento. Si hay otra falta, se llevaría al comité federal para que se iniciara el expediente. La segunda indisciplina no se perdona, que lo tengan claro", recalca esta misma fuente.

Hay una persona que conecta los dos retos del PSOE en esta semana: Margarita Robles. Porque fue el desenlace del caso Fernández Díaz lo que convenció a la dirección interina definitivamente de que no debía moverla de la presidencia de Justicia. El partido visualizó un cambio de criterio en horas: de anunciar, el martes por la mañana, que votaría en blanco la candidatura del exministro para dirigir la Comisión de Exteriores pasó, por la noche, a trasladar al PP y al Gobierno que no apoyaría ni por activa ni por pasiva a Fernández Díaz y avisarles de que si persistía en su postulación presentaría un aspirante propio. Los populares, ante el temor a perder presidencias de comisión (primero, la de Exteriores, y luego lo intentó con la del Tribunal de Cuentas), renunció y desterró al extitular de Interior a la Comisión de Peticiones, cuya Mesa no se vota.

Miquel Iceta cree que PSOE "pierde" sin Meritxell Batet, pero confía en que sea un "punto final"

El temor que explica el perdón a Robles

El giro de los socialistas obedeció a la enorme presión interna y a la competencia con Unidos Podemos. Pero también demostró que algo fallaba. "¿Qué nos enseñó este episodio? Que el engranaje no estaba listo. Ahora sí. Ahora los teléfonos funcionan más rápido y cada uno tiene su lugar. Hubo falta de coordinación", reconoce un responsable de la dirección. Añade que en algo más se nota que es una cúpula temporal: sus principales responsables, Fernández y Jiménez, tienen una intensa actividad institucional en Asturias y Andalucía, y Godoy, aunque pasa buena parte de la semana en Madrid, tiene que acudir a los plenos en la Asamblea de Extremadura.

Ferraz reconoce que la confusión sobre el caso Fernández Díaz demuestra que el engranaje "no estaba listo", pero ahora ya hay más coordinación

Tras el carrusel del caso Fernández Díaz, en la gestora había "miedo" a que el PP, dolido por el rechazo del exministro, se vengara y arrebatara al PSOE presidencias que ya tenía, lo que supondría mermar su poder de oposición. Aunque el presidente asturiano estaba decidido a salvar a aquellos que disfrutaban de un puesto institucional desde hace días, ese temor a una revancha de los populares le acabó de convencer de que no podía moverse a Robles de Justicia. Para reemplazarla, habría necesitado al PP, y no estaba garantizado su apoyo.

La semana había comenzado con una difícil, la de la entrevista de Fernández con Iceta, que finalmente se saldó con una patada hacia delante, con la creación de un comité de negociación de los dos partidos y el alejamiento de la amenaza de ruptura. La esperanza de las dos partes es que se puedan recomponer las relaciones de forma consensuada y prueba de ellos son las dos delegaciones del máximo nivel elegidas, pilotadas por dos veteranos, Elena Valenciano y Antonio Balmón.


La reconstrucción socialista, en cualquier caso, no será sencilla. Hay muchos frentes abiertos en un partido muy magullado, con una gestora cuestionada y unos sanchistas más deshilachados pero aún resistentes.

Plataformas a favor de primarias urgentes creadas en varios puntos de España

La diputada sanchista Adriana Lastra advirtió a la gestora de que si piensa que si ella y su compañera, la senadora Luisa Carcedo van a cambiar de posición por tener más o menos responsabilidades, es que no las conocen "en absoluto". Ambas, de hecho, participaron este viernes en la constitución de la plataforma asturiana a favor de la convocatoria urgente de primarias y congreso en Oviedo, y que congregó a unos 500 militantes y simpatizantes –según los convocantes– y menos de 200, según la cúpula regional.

El aforo de la sede local de la capital asturiana estaba lleno, y aún había afiliados que no pudieron acceder. Lastra y Carcedo fueron "aplaudidas y vitoreadas", según los asistentes. Acudieron alcaldes, portavoces municipales, secretarios generales locales y exconsejeros. 

La de Asturias no es la única plataforma pro primarias creada en toda España. Hay más. Incluso, como en este caso, montadas en federaciones lideradas por barones alineados con Ferraz y críticos con Pedro Sánchez. Este, por su parte, no ha vuelto a hacer declaraciones públicas (descontado Twitter) desde el pasado 30 de octubre, cuando fue entrevistado por Jordi Évole en 'Salvados'. Sus fieles esperan que coja el coche y comience a hacer campaña en cuestión de "dos semanas". 

Javier Fernández no es el hombre de la sonrisa fácil. Su talante es adusto; su gesto, contenido; su parquedad de palabras en público, un clásico. Un cierto aire tristón y grave le acompaña allá donde va, y del que parece más difícil desprenderse desde que asumió la presidencia de la gestora del PSOE, en aquel infausto comité federal del 1 de octubre, el que fulminó a Pedro Sánchez como secretario general. Recogió un partido en ruinas, agrietado por un clima guerracivilista, y tuvo que conducirlo a toda prisa hacia el puerto de la abstención a Mariano Rajoy intentando al tiempo no subir la temperatura interna. Pasado el trago de la investidura, siguieron unas semanas valle. Hasta ahora. La gestora tenía que tomar decisiones por sí sola, sin el escudo del máximo órgano de poder y sin el concurso de las declaraciones públicas de los barones remando a favor de la cancelación del "no es no". Desde la reunión con el PSC, hasta la rectificación en la postura sobre la presidencia de la Comisión de Exteriores para Jorge Fernández Díaz o la remodelación de los grupos parlamentarios de Congreso y Senado y el consiguiente castigo a los sanchistas y sus protestas por la operación de "revancha" perpetrada contra ellos.

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