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Los 'jóvenes' quedan fuera del Gobierno para que hagan méritos en el partido
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MANTIENE INTACTO EL APARATO CON LA VISTA PUESTA EN EL CONGRESO

Los 'jóvenes' quedan fuera del Gobierno para que hagan méritos en el partido

Estaban en todas las quinielas... pero ninguno de los nuevos dirigentes del PP ocupará una cartera. Por contra, Rajoy quiere que se dediquen en exclusiva a preparar el congreso

Foto: Los vicesecretarios de Comunicación y Estudios y Programas, Pablo Casado y Andrea Levy, respectivamente. (EFE)
Los vicesecretarios de Comunicación y Estudios y Programas, Pablo Casado y Andrea Levy, respectivamente. (EFE)

Los rumores sobre que Mariano Rajoy incluiría en el nuevo Gobierno a alguno de los rostros jóvenes del PP, actualmente al frente de las vicesecretarías, se hicieron añicos este jueves por la tarde. Ni Pablo Casado, ni Javier Maroto ni Fernando Martínez-Maillo ocuparán una cartera ministerial, como tampoco la portavocía. Por contra, el poder del nuevo Ejecutivo queda distribuido en un equilibrio asombroso entre, por un lado, Saénz de Santamaría y Cospedal, y, por el otro, Guindos, Montoro y Álvaro Nadal en el área económica. El presidente tiene claro su mandato para los vicesecretarios que trajeron consigo aires nuevos a Génova: mantener íntegro el aparato del partido, que se centren en los asuntos internos y preparen el congreso extraordinario que el PP afrontará previsiblemente a finales de enero.

Así es el nuevo Gobierno de Rajoy

La nueva generación de dirigentes entraba en todas las quinielas entendiendo que Rajoy aprovecharía los cambios necesarios —tres carteras sin cubrir y más de una marcha evidente— para abrir las puertas de Moncloa y hacer así algún guiño a los partidos de la oposición, especialmente a Ciudadanos, con los que los vicesecretarios mantienen una buena relación. Al final, siete ministros de los nombrados repiten y uno de ellos —Íñigo Méndez de Vigo— asume también la portavocía.

Tras la vorágine de procesos electorales, el PP como el resto de formaciones celebrará su congreso —con dos años de retraso—, y lo hará previsiblemente a finales de enero o principios de febrero. En el cónclave de los populares habrá distintas ponencias, una reactualización del ideario que digiera la aparición de nuevos actores en el tablero político, como el partido de Albert Rivera, y concluirá la supuesta renovación orgánica que empezó en 2015 con el ajuste de la dirección. En todos estos factores, quiere el presidente del Gobierno que se centren los dirigentes jóvenes del partido. La principal novedad que del congreso podría salir sería un cambio en las portavocías parlamentarias, en la Cámara Baja y el Senado, dos de los cargos más relevantes para la formación a todos los niveles.

Una vez superada la prueba de la investidura —después de 10 largos meses de Gobierno en funciones— y con el nuevo Ejecutivo nombrado, Rajoy es consciente de que el congreso del PP debe ser la prioridad en clave interna. En ese sentido, el jefe de Génova ve indispensable que los cuatro vicesecretarios estén centrados en ese trabajo, máxime cuando otros partidos como Ciudadanos celebrarán también su asamblea general en las mismas fechas con el objetivo de asimilar los dos últimos años de elecciones y su implantación territorial.

El partido de centro prevé asimismo actualizar su ideario y afrontará ponencias políticas fundamentales, con las que podría inclinarse en su definición como un partido de centro-derecha o de centro-izquierda. Posiciones que indudablemente afectarán al futuro de sus rivales, sobre todo a los populares, con los que comparten un porcentaje importante del electorado.

La nueva cantera del PP ha sido especialmente beligerante con la corrupción en los últimos tiempos. El hartazgo de titulares e implicaciones constantes entre veteranos de la formación —Rita Barberá, los extesoreros, la supuesta financiación ilegal del partido—, con los que ellos no tienen relación alguna, ha causado más de un malestar ante las críticas públicas de los dirigentes nuevos, convencidos de que no les toca asumir esa carga. Sucedió tras la imputación de la exalcaldesa de Valencia y tras la polémica generada por el nombramiento de José Manuel Soria para un alto cargo en el Banco Mundial después de que dimitiera por su implicación en los papeles de Panamá.

Los rumores sobre que Mariano Rajoy incluiría en el nuevo Gobierno a alguno de los rostros jóvenes del PP, actualmente al frente de las vicesecretarías, se hicieron añicos este jueves por la tarde. Ni Pablo Casado, ni Javier Maroto ni Fernando Martínez-Maillo ocuparán una cartera ministerial, como tampoco la portavocía. Por contra, el poder del nuevo Ejecutivo queda distribuido en un equilibrio asombroso entre, por un lado, Saénz de Santamaría y Cospedal, y, por el otro, Guindos, Montoro y Álvaro Nadal en el área económica. El presidente tiene claro su mandato para los vicesecretarios que trajeron consigo aires nuevos a Génova: mantener íntegro el aparato del partido, que se centren en los asuntos internos y preparen el congreso extraordinario que el PP afrontará previsiblemente a finales de enero.

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