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El asesino de Pioz se duchó, durmió en la casa y se fue a entrenar tras la matanza
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la confesión de Patrick Nogueira

El asesino de Pioz se duchó, durmió en la casa y se fue a entrenar tras la matanza

La Guardia Civil encontró gotas de sangre de Patrick Nogueira en casi todas las dependencias de la casa por una herida superficial que se hizo el autor de los hechos

Foto: El asesino confeso de Pioz llegó a la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara el pasado 20 de octubre. (EFE)
El asesino confeso de Pioz llegó a la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara el pasado 20 de octubre. (EFE)

El asesino de Pioz se duchó, se puso ropa de su tío al que acababa de cortar por la mitad, limpió las habitaciones de la sangre que había derramado y durmió en la casa junto a los cadáveres que había descuartizado. A la mañana siguiente, el joven se levantó y se fue a entrenar al fútbol, como hacía todos los días. Así se lo contó el pasado 19 de octubre Patrick Nogueira a la Guardia Civil tras aterrizar en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid. El homicida, que viajó desde Sao Paulo a la capital de España para entregarse voluntariamente y ser juzgado aquí, reconoció ante los investigadores que le detuvieron ser el autor de la matanza que acabó con la vida de su tío Marcos Campo Nogueira, la mujer de este último, Janaína Santos Américo, y los hijos de ambos, dos pequeños de dos y cuatro años.

El crimen de Pioz fue así

Durante su comparecencia ante los responsables de las pesquisas, el asesino confesó el crimen y narró cómo ocurrieron los hechos. Explicó que él vivía con sus cuatro familiares en Torrejón, que luego ellos se fueron a Pioz, que él sabía dónde se habían instalado porque Janaína se lo había dicho y que fue por primera vez a verlos el día de la masacre. Viajó hasta la urbanización La Arboleda en autobús, equipado con una navaja, bolsas de basura y cinta aislante que acababa de comprar. Consultó en el plano de entrada dónde se encontraba la casa y se dirigió directamente hasta su objetivo.

Llamó a la puerta y le recibió Janaína, que le invitó a entrar. Una vez en la cocina, Nogueira sacó la navaja y se la clavó a su tía política. A continuación, supuestamente mató a los niños, aunque esta parte de la historia el joven se la salta en su relato. Aseguró ante la Guardia Civil que no recuerda cómo acabó con la vida de sus pequeños primos, laguna que los investigadores atribuyen a su intención de no aparecer como un monstruo ante el resto de su familia. "Hay cosas que no nos ha contado porque no quiere", explicó el comandante Reina, responsable de las pesquisas. "Él admite los hechos, pero no lo cuenta todo para no mostrarse tan monstruoso ante su familia", añadió. Tras matar a Janaína y a sus primos, esperó a que llegara su tío Marcos, que apareció ya entrada la noche.

El joven asesino salió de la casa cuando escuchó que llegaba, conversaron un poco fuera y luego Patrick le cedió el paso para que accediera primero a la casa. En este punto, los investigadores no tienen claro si Marcos llegó a ver o no la escena del crimen, pero no lo descartan. De hecho, el comandante Reina aseguró que había muy poco espacio entre la entrada y el lugar donde se produjo la matanza. Además, un testigo aseguró haber escuchado un fuerte grito una noche que pudo ser la de autos. Lo que sí han confirmado con este último dato del relato es que, como los investigadores sospechaban en un primer momento, el crimen se produjo de forma secuencial.

Sangre de Patrick por toda la casa

En cualquier caso, según el relato del asesino confeso, una vez que Marcos entró en la vivienda, el joven sacó el cuchillo e intentó clavárselo, cosa que no debió conseguir a la primera, ya que los investigadores destacan que el padre de familia presentaba heridas de defensa, por lo que pudo haberse producido un forcejeo entre ambos. Además, según explicaron este lunes los responsables de las pesquisas, había gotas de sangre de Patrick por casi todas las dependencias del inmueble: en la encimera de la cocina, en el salón, en una sábana... Esto lo atribuyen a que el chico de 19 años probablemente sufrió una herida superficial, quizá en el forcejeo o quizá en otro momento, que le hizo derramar pequeñas gotas.

Luego el homicida limpió todo lo que pudo, se puso ropa de su tío seguramente para realizar todas estas tareas, se duchó y se acostó en una de las camas alrededor de las cuatro de la madrugada, relato que los investigadores han podido corroborar por la reducción del consumo de la luz en ese momento que han detectado. Al día siguiente, cuando se levanta, el joven coge una mochila, mete en ella la navaja, su ropa y las llaves de la casa y abandona la vivienda. El detalle de las llaves, según entienden los investigadores de la Guardia Civil, se debe a que probablemente el asesino tenía idea de volver a por los cadáveres. El comandante Reina confirmó, de hecho, que el acusado preguntó a una persona de su entorno dónde podía encontrar una pala.

"Creemos que quiso volver, pero por distintas circunstancias no consiguió hacerlo", explicó el responsable de las diligencias, quien ha indicado que el sospechoso no ha manifestado que tuviese intención de regresar para sacar de allí los cuerpos, sino que es algo que han inferido los investigadores, quienes han añadido para apoyar esta tesis que el asesino se llevó también el móvil de su tío y le escribió un mensaje a su casero para decirle que ese mes se retrasaría en el pago, gesto que la Guardia Civil entiende que pudo realizar para retrasar la posible llegada del dueño de la casa.

"No estoy loco"

El comandante Reina ha explicado que el joven ha insistido en que "no está loco" y que admitió haber tenido siempre la intención de asesinar. "Dice que tenía unas irrefutables ganas de asesinar, que no las podía controlar y que era consciente de ello", aseguró Reina. "A mi entender, él sí sabía lo que iba a hacer y lo que estaba haciendo, pero eso deben juzgarlo los médicos forenses", explicó el responsable policial de la investigación, que sí tiene claro los rasgos de la personalidad que presentaba el homicida: un alto grado de psicoticismo, falta de apego, narcisismo, soledad, con pocas relaciones con el resto de la sociedad, que bebía bastante y fumaba con asiduidad.

Ante los agentes que le acompañaron desde la puerta del avión hasta aduanas y luego hasta las dependencias de la Guardia Civil en el aeropuerto, sin embargo, el asesino confeso se mostró "tranquilo, colaborador, sereno, confiado y con pocas dudas". "La ciudadanía puede estar tranquila, porque el único asesino de los atroces crímenes de Pioz está detenido y en la cárcel", explicó el comandante Reina, cuyo equipo resolvió en apenas dos semanas el tremendo asesinato múltiple y consiguió en otras dos que el homicida confeso se entregara voluntariamente a las autoridades españolas.

El asesino de Pioz se duchó, se puso ropa de su tío al que acababa de cortar por la mitad, limpió las habitaciones de la sangre que había derramado y durmió en la casa junto a los cadáveres que había descuartizado. A la mañana siguiente, el joven se levantó y se fue a entrenar al fútbol, como hacía todos los días. Así se lo contó el pasado 19 de octubre Patrick Nogueira a la Guardia Civil tras aterrizar en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid. El homicida, que viajó desde Sao Paulo a la capital de España para entregarse voluntariamente y ser juzgado aquí, reconoció ante los investigadores que le detuvieron ser el autor de la matanza que acabó con la vida de su tío Marcos Campo Nogueira, la mujer de este último, Janaína Santos Américo, y los hijos de ambos, dos pequeños de dos y cuatro años.

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