C's prepara su gran asamblea general para actualizar el ideario y duplicar la ejecutiva

Tras la prolongada vorágine electoral que terminará previsiblemente la próxima semana con una investidura exitosa, Ciudadanos enfrentará finalmente su debate interno y orgánico más importante de los últimos tiempos, previsto inicialmente para finales de este año y que se retrasará a los primeros meses de 2017 por culpa del sinfín de procesos electorales. El vertiginoso crecimiento de la formación de centro en apenas dos años, desde que en 2014 comenzara el plan de reclutamiento de la secretaría de Organización para que el partido —cuya existencia se ceñía prácticamente a Cataluña— optara a todas las citas electorales del calendario de 2015 (andaluzas, autonómicas y municipales, catalanas y generales), será estudiado y analizado en la próxima asamblea general.

La última vez que el órgano supremo de gobierno del partido se reunió fue en 2011, y lo hizo en Hospitalet de Llobregat. En esta ocasión, el cónclave de centro tendrá lugar en Madrid, cita homologable a la de otros grandes partidos en fechas similares —Podemos afronta su próximo Vistalegre y el PSOE necesariamente celebrará su congreso extraordinario—, y que en el caso de Ciudadanos será de extrema relevancia, porque contará con varias ponencias —una de ellas política—, la modificación de los estatutos —cuyo último cambio se registró en 2011—, revisará la composición de otros órganos centrales internos y actualizará el ideario naranja, para adecuarlo a las nuevas circunstancias del partido tras su implantación en todo el territorio nacional.

El cónclave tendrá lugar en Madrid, cita homologable a la de otros grandes partidos en fechas similares, y que en el caso de C's será de extrema relevancia

La cuestión relativa a cambiar los órganos de gobierno tiene un doble objetivo: ampliar el equipo ejecutivo y liquidar la sobrerrepresentación catalana en todos ellos a causa de que el ámbito de actuación originario de Ciudadanos fuera exclusivo de Cataluña. El consejo general —máximo órgano entre asambleas, que actúa como representación de la militancia— cuenta en estos momentos con 70 miembros, de los que más de la mitad —en torno a 40— son catalanes. La formación pretende proponer un nuevo método de elección previo a la asamblea que permita aumentar la cifra hasta más de 100 miembros y garantizar así una mayor representación autonómica.

En el caso del comité ejecutivo, que se reúne cada 15 días en la sede madrileña de la formación para tratar los asuntos de estrategia política, y que responde a un modelo similar a los barones territoriales de otros partidos, la formación naranja aspira a duplicar su tamaño actual, para alcanzar el máximo de 40 miembros previsto en los estatutos actuales. Tras la dimisión de la eurodiputada Carolina Punset, la ejecutiva la forman en estos momentos 23 dirigentes, de los que la mitad también provienen del aparato originario catalán. En realidad, fue tras las elecciones autonómicas de mayo de 2015 cuando el consejo general votó a favor de incorporar a otros líderes territoriales, como los portavoces madrileños Begoña Villacís e Ignacio Aguado, el andaluz Juan Marín o la propia Punset, que hace unos días solicitó su baja de la ejecutiva.

El partido ha decidido no cubrir la baja de la valenciana, en vistas de la mayor configuración que se producirá en pocos meses. Con toda seguridad, algunas de las novedades que se propondrán serán el secretario general del grupo parlamentario, Miguel Gutiérrez, el diputado nacional Toni Roldán o los dos miembros de Ciudadanos en la Mesa del Congreso, el vicepresidente, Nacho Prendes —que en los últimos meses ha ganado mucho peso dentro de la formación—, y la secretaria cuarta, Patricia Reyes. Otros diputados como Toni Cantó y Marta Martín entran en las posibilidades de la propuesta que haga la actual ejecutiva.

Ponencia política, independentismo, regionalismo

Más allá de la modificación de los órganos internos, la formación presidida por Albert Rivera aprobará, entre otras, una nueva ponencia política, en la que el ideario naranja se adaptará a las nuevas circunstancias del partido y especialmente a su ámbito nacional, ya que los objetivos originarios pasaban por "regenerar la democracia en Cataluña" y "hacer frente a los partidos nacionalistas ocupando el vacío que existe en el espacio de centro-izquierda no nacionalista". Sin duda, un debate que deberá ser abierto en canal y que no se corresponde ya a los objetivos de Ciudadanos a nivel nacional, y en concreto a otros niveles territoriales específicos. Pese a defender el centro ideológico, el partido deberá afrontar los distintos puntos de vista, opiniones y tendencias ideológicas. Los estudios poselectorales demuestran que Ciudadanos ocupó en casi todos los territorios un importante espacio electoral de votantes del PP y también, aunque en menor medida, del PSOE, correspondientes al centro-izquierda. Los dirigentes que integran la formación naranja tienen distintas sensibilidades hacia uno y otro lado, y es de esperar que en la asamblea general se establezca en ese sentido una hoja de ruta más concreta y definitiva.

La dimisión de Punset abrió el melón sobre las diferencias que existen dentro del partido acerca de los regionalismos, incluso los no independentistas

Lo que el partido no modificará en ningún caso será la principal esencia de su ideario, que se nutre del "liberalismo progresista" y del "socialismo democrático", y en demostrar la perfecta convivencia entre ambos términos. Sobre la mesa de las ponencias estará también el principal motivo que justificó el nacimiento del partido en 2006: combatir el nacionalismo. Sin embargo, la dimisión de Punset abrió el melón sobre las diferencias que existen dentro del partido acerca de los regionalismos —incluso no independentistas—, posición sobre la que la asamblea general deberá posicionarse. La eurodiputada justificó su marcha asegurando que, "salvo honrosas excepciones", en la Comunidad Valenciana "la dirección del partido no ha sabido favorecer unas estructuras orgánicas propicias para fomentar" valores como "la desarticulación de cualquier tipo de nacionalismo, incluso el regionalismo no independentista".

Las críticas de Punset con el uso de la 'senyera' o las lenguas cooficiales abrieron una grieta interna sobre las opiniones que surgen en las distintas comunidades autónomas y, sobre todo, sobre si el partido apostará por una mayor flexibilidad en ese sentido para ganar peso en territorios como País Vasco o Galicia, especialmente tras el batacazo electoral del pasado septiembre. De la misma forma, podrá estar presente un nuevo debate en Cataluña, donde el discurso contra el nacionalismo ha contado siempre con el tono más beligerante e inflexible, ante la posibilidad de que sectores del partido propongan nuevas estrategias encaminadas a la captación de nuevos nichos de votantes, máxime tras la descomposición de Convergència y Unió.