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"Fascistas, asquerosos": radicales increpan a víctimas del terrorismo en Alsasua
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"Fascistas, asquerosos": radicales increpan a víctimas del terrorismo en Alsasua

Cuatro miembros de Covite han irrumpido en la manifestación convocada para apoyar a los autores de la agresión a dos guardia civiles. Portaban carteles a favor de este cuerpo policial

Foto: Consuelo Ordóñez, presidenta del colectivo Covite, enseña su cartel mientras es increpada en Alsasua. (EFE)
Consuelo Ordóñez, presidenta del colectivo Covite, enseña su cartel mientras es increpada en Alsasua. (EFE)

A escasos 100 metros del lugar de la brutal agresión de madrugada a dos agentes fuera de servicio y sus parejas, en la plaza del pueblo de Alsasua (Navarra), la Guardia Civil ha sido, una semana después, objeto de otra agresión. No física. En este caso, verbal. “Asesinos”, “perros”… han gritado con rabia las mismas personas que respaldan a los autores de la paliza y que abrazan la teoría del “montaje policial” para poder seguir vilipendiando a la Benemérita. En una plaza a rebosar, con jóvenes venidos de pueblos de alrededor para hacer número, los manifestantes se han encontrado con un “acto de rebeldía”, el protagonizado por cuatro víctimas del colectivo de víctimas del terrorismo del País Vasco, Covite, que han irrumpido con carteles en apoyo a este cuerpo policial y en contra del odio.

Eran las 13.00 horas de este sábado cuando, en el mismo momento en el que los manifestantes se preparaban para expulsar su rabia contra la Guardia Civil, han irrumpido en la plaza la presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, y otras tres víctimas de ETA pertenecientes a este colectivo, Fernando Altuna, Iñigo Pascual y Concepción Fernández, para hacer frente a los radicales. Sus ‘armas’ han sido cuatro carteles diferentes con los lemas en castellano y euskera “No nos dais miedo, sin pistolas no sois nadie”, “Aquí sobran los violentos”, “Odio fuera” y “Guardia Civil, seguid aquí porque os queremos y os necesitamos”.

La respuesta de la multitud ha sido una lluvia de insultos entre gritos de "alde hemendik" ("Fuera de aquí") y "utzi pakean" ("Dejadnos en paz"). “Fascistas”, “terroristas”, “asquerosos”, “sinvergüenzas”, “iros a vuestro pueblo a tocar los cojones”… Sin escolta policial, han sido increpados entre una nube de amenazas que ha derivado en algunos momentos de tensión, con Ordóñez y los suyos haciendo frente a los insultos cara a cara con algunos de los asistentes. Incluso, un padre con un niño en sus brazos ha llegado a abalanzarse en varias ocasiones sobre Iñigo Pascual, hijo de Ángel Pascual, ingeniero de Iberdrola asesinado por ETA, para tratar de silenciar el cartel que gritaba “No nos dais miedo, sin pistolas no sois nada”. No lo ha conseguido.

Porque los carteles han estado en alto, replicando a los manifestantes, acallando sus proclamas contra la Benemérita, durante algo más de cinco minutos. Durante este tiempo, el odio a la Guardia Civil ha derivado en la rabia hacia las víctimas del terrorismo. “Yo no tengo pistolas. Das pena y asco”, le ha increpando insistentemente un vecino a la hermana del concejal asesinado por ETA con un tiro en la nuca en 1995 Gregorio Ordóñez mientras Consuelo mantenía firme la mirada.

“O nos escondemos o damos la cara. Por eso hemos venido. A dar la cara, a enfrentarnos a quienes pretenden imponer el odio y el miedo en Alsasua y en otros tantos pueblos del País Vasco y Navarra”, ha aseverado en unas declaraciones improvisadas a los periodistas en los aledaños de una plaza que proseguía con los insultos. Ni el sonido de la 'txalaparta' que ha dado el toque festivo al inicio de una manifestación cargada de odio ha acallado los insultos y amenazas. Ante cada ofensa que recibía, Ordóñez elevaba el tono para que se hiciera oír su discurso. “Lo venimos advirtiendo desde hace mucho tiempo: el peligro de la radicalización. Esto es una olla a presión. Lo sucedido en Alsasua no nos ha sorprendido nada. Es un síntoma de que el culto al odio está más vivo que nunca”, ha denunciado para sentenciar: “Y al odio se le combate con la libertad”.

Han sido algo más de 300 segundos dando la “cara” y “enfrentándose a los radicales”, que se han vanagloriado de no haber entrado en “provocaciones”. Ya lo había advertido a la plaza una persona que ejerció de portavoz: “No entréis en provocaciones”. Aunque se refería más bien a la supuesta hostilidad que iban a recibir los manifestantes por parte de los cuerpos policiales. Pero no. No ha habido ni rastro de la Guardia Civil. El único hostigamiento han sido las proclamas contra “los perros” y los “asesinos” con “abuso de poder” por las calles de Alsasua, engalanadas con pancartas que llamaban a la movilización contra el supuesto “montaje policial” hecho de la agresión que sufrieron un teniente (tuvo que ser operado de rotura de tobillo) y un sargento y sus parejas.

Lo decía uno de los carteles, pero Ordóñez lo ha querido gritar en alto. “No os tenemos miedo”. Con su acción, Covite se ha visto “representada por miles de vascos y de navarros” que “se sienten orgullosos de nosotros” frente a aquellos que siguen apoyando lo que ETA defendía con las armas hasta que, asfixiada por la acción policial, proclamó ahora hace cinco años el fin de su actividad violenta.

No es la primera vez que Ordóñez se coloca de frente a quienes muestran su odio contra la Guardia Civil. Lo hizo en 2015 en Oñati, el cuartel vasco que simboliza la presión del entorno radical contra este cuerpo, y que a día de hoy sigue recibiendo ollas metálicas falsas simulando ser un artefacto explosivo como los que utilizaba la banda terrorista. Entonces, la presidenta de Covite y otras dos integrantes de este colectivo, Concepción Fernández (presente también este sábado en Alsasua) y Laura Martín, replicaron a quienes cada año protagonizan un escrache a las puertas del cuartel, dentro del denominado Fan Hemendik, con carteles similares.

Tras la protesta de este sábado, los miembros de Covite han acudido al cuartel de Alsasua para dar en persona las gracias a la Guardia Civil por su trabajo en este pueblo de unos 7.600 habitantes. A las puertas del recinto se han encontrado con algunas mujeres de agentes que han querido reconocer su valentía. La pretensión de Ordóñez era hablar con el teniente y el sargento agredido. Pero no estaban presentes. Para entonces, la presidenta del colectivo de víctimas del terrorismo del País Vasco ya estaba “relajada”. Atrás había quedado la “tensión” vivida. "Hay que dar la cara", insistía.

A escasos 100 metros del lugar de la brutal agresión de madrugada a dos agentes fuera de servicio y sus parejas, en la plaza del pueblo de Alsasua (Navarra), la Guardia Civil ha sido, una semana después, objeto de otra agresión. No física. En este caso, verbal. “Asesinos”, “perros”… han gritado con rabia las mismas personas que respaldan a los autores de la paliza y que abrazan la teoría del “montaje policial” para poder seguir vilipendiando a la Benemérita. En una plaza a rebosar, con jóvenes venidos de pueblos de alrededor para hacer número, los manifestantes se han encontrado con un “acto de rebeldía”, el protagonizado por cuatro víctimas del colectivo de víctimas del terrorismo del País Vasco, Covite, que han irrumpido con carteles en apoyo a este cuerpo policial y en contra del odio.

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