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Otro suicidio en un cuartel reabre un debate tabú en la Guardia Civil
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augc reclama armeros para evitar lo ocurrido

Otro suicidio en un cuartel reabre un debate tabú en la Guardia Civil

Ya van ocho casos en lo que va de año, el mismo número que en todo 2015; el último lo protagonizó el domingo un agente de baja psicológica que le quitó el arma a un compañero

Foto: El ministro Jorge Fernández Díaz, junto al director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, el pasado 8 de octubre en la celebración de la patrona del cuerpo, la Virgen del Pilar, en Burgos. (EFE)
El ministro Jorge Fernández Díaz, junto al director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, el pasado 8 de octubre en la celebración de la patrona del cuerpo, la Virgen del Pilar, en Burgos. (EFE)

Un nuevo suicidio el pasado domingo en una instalación de la Guardia Civil ha reabierto un debate que ha sido tabú durante muchos años. El pasado domingo, en el cuartel de Batalla del Salado, en Madrid, un agente —que estaba de baja psicológica y que, por lo tanto, no tenía arma porque se la habían retirado— decidió quitarse la vida. Forzó la taquilla de los vestuarios de un compañero, donde este guardaba su pistola, agarró el arma reglamentaria y se pegó un tiro. Era un funcionario que trabajaba como chófer en el Parque Automovilístico de Conductores de la Guardia Civil y cuyos datos personales permanecerán ocultos por respeto a su familia.

Se trata del octavo suicidio que tiene lugar en el instituto armado en lo que va de año, según datos oficiales y actualizados por la Dirección General de la Guardia Civil, que —al contrario que la Policía— no tiene reparo en hablar del asunto. Estos ocho casos que se registraron entre enero y octubre del presente ejercicio son los mismos que se contabilizaron en todo el año 2015. En 2014 se registró una docena de suicidios entre los funcionarios del instituto armado.

La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) se queja de la poca transparencia del Ministerio del Interior, que no publica estadísticas en este terreno, y acusa a la Dirección General de hacer caso omiso a iniciativas como la de instalar armeros en las instalaciones que, a su juicio, evitarían sucesos como el ocurrido en el Parque Automovilístico de Conductores el pasado domingo, ya que entienden que una taquilla de vestuario no es el mejor lugar para guardar pistolas.

Según el portavoz de AUGC, Juan Fernández, la asociación solicitó a la Dirección General, "tanto por escrito como verbalmente, que dotara de armeros a todas las unidades". "No entendemos cómo la Guardia Civil, que es la encargada de llevar el registro y control de las armas en España, exige a quien las posee o comercializa con ellas unas medidas contundentes y, sin embargo, en los acuartelamientos, donde todo el mundo tiene su arma reglamentaria, no exige ninguna de estas medidas para dotar de seguridad tanto a los agentes como a sus familias".

Desde la Dirección General de la Guardia Civil, aseguran que el problema no se soluciona con los armeros, subrayan que en el último caso el funcionario rompió la taquilla de un compañero y que podría haber hecho lo propio con un armero, recuerdan que la pistola es un elemento dotacional de los agentes y que tienen todo el derecho a portarla dentro y fuera del cuartel. En el departamento dirigido por Arsenio Fernández de Mesa, valoran que la tendencia de los últimos años sea "a la baja", aunque aseguran no sentirse satisfechos mientras haya un solo suicidio en el cuerpo. Recuerdan que en 2002 pusieron en marcha el Plan de Prevención de Conductas Suicidas, con 60 psicólogos especializados en la detección y tratamiento de estos comportamientos, y que la Guardia Civil es "pionera" en estos programas, que ahora son reclamados por los sindicatos de la Policía para su propio cuerpo.

AUGC, por su parte, se queja también de que la Dirección General de la Guardia Civil se niega a abrir un grupo de trabajo para analizar las causas de que siga habiendo un elevado número de agentes que se quitan la vida, por encima de la media de la sociedad. Según dicen desde la asociación, parte del problema radica en la imposibilidad de que los funcionarios del instituto armado puedan organizar su vida laboral y familiar de modo razonable, ya que no tienen un turno estable y sus jefes les pueden cambiar el horario de un día para otro, lo que les impediría hacer planes a medio plazo.

Una nota de prensa remitida por la Dirección General hace un año, sin embargo, resaltaba que el 90% de las causas de suicidio dentro de la corporación son personales, sentimentales, por problemas de pareja y asuntos de esa índole. "Causas claramente desvinculadas de su actividad laboral", según destacaba el mencionado comunicado, con intención de desvincular las condiciones laborales del fenómeno.

También observan desde AUGC que actualmente los que prestan la atención psicológica en el cuerpo son todos mandos del cuerpo y, por lo tanto, funcionarios sujetos a la disciplina jerárquica militar de la institución, lo que provoca que los agentes que sufren estos problemas y puedan mostrar conductas suicidas desconfíen al final de los que están teóricamente para ayudarles. "Los psicólogos deberían estar conformados por gente ajena a la disciplina", proponen en AUGC.

Esta cuestión es para la Dirección General un planteamiento demagógico del problema, ya que todos los psicólogos tienen un secreto profesional al que se deben, afirmando que solo cuando ven una tendencia clara hacia el suicidio activan el protocolo, pero lógicamente siempre para evitar que el profesional se autolesione. El carácter militar no es excusa para todo, afirman.

Según AUGC, entre 1990 y 2012, 368 agentes se quitaron la vida. La cifra descendió considerablemente desde entonces, probablemente también como consecuencia del mencionado Plan de Prevención de Conductas Suicidas, que provocó que el número de casos pasara de los 20 de 2005 a una media de nueve en los últimos ejercicios contabilizados. AUGC destaca que en 1994 la tasa de suicidios en el cuerpo era siete veces mayor que en el resto de la población y que hoy se ha reducido a la mitad.

En la Policía Nacional, las cifras son algo más bajas. El Ministerio del Interior registra casi 140 agentes muertos desde el año 2000. En este último cuerpo, sin embargo, los sindicatos profesionales echan de menos un plan de prevención de conductas suicidas similar al que tiene la Guardia Civil.

Un nuevo suicidio el pasado domingo en una instalación de la Guardia Civil ha reabierto un debate que ha sido tabú durante muchos años. El pasado domingo, en el cuartel de Batalla del Salado, en Madrid, un agente —que estaba de baja psicológica y que, por lo tanto, no tenía arma porque se la habían retirado— decidió quitarse la vida. Forzó la taquilla de los vestuarios de un compañero, donde este guardaba su pistola, agarró el arma reglamentaria y se pegó un tiro. Era un funcionario que trabajaba como chófer en el Parque Automovilístico de Conductores de la Guardia Civil y cuyos datos personales permanecerán ocultos por respeto a su familia.

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