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El gerente de Medicina confiesa que le dio "asco" cómo se almacenaban los cadáveres
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admite que financiaban cursos con los cuerpos

El gerente de Medicina confiesa que le dio "asco" cómo se almacenaban los cadáveres

Jesús Bragado asegura ante el Juzgado número 37 de Madrid que el decano de la facultad no bajaba a la sala donde se hacinaban los cuerpos porque sentía aprensión por el olor

Foto: Vista de la Facultad de Medicina. (EFE)
Vista de la Facultad de Medicina. (EFE)

El gerente de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, Jesús Bragado Morillo, reconoció ayer ante el Juzgado número 37 de Madrid que le dio "verdadero asco" cuando bajó por primera vez a ver la sala donde se almacenaban los cadáveres utilizados por el Departamento de Anatomía II. Bragado —que se encuentra imputado en la causa que investiga el mal estado de conservación de los cuerpos y la incidencia que esto tuvo en los trabajadores— ha dicho que el decano de la facultad, José Luis Álvarez-Sala Walther, conocía lo que estaba pasando pero no bajaba por allí por la aprensión que sentía como consecuencia del hacinamiento de los cadáveres y del fuerte olor que desprendían.

Tanto Álvarez-Sala como Bragado, el director del departamento de Anatomía II, José Ramón Mérida Velasco, y el director de Riesgos Laborales de la Complutense, José Javier Sánchez González, se encuentran imputados en el procedimiento que instruye el Juzgado número 37, que desde el pasado lunes está tomando declaración a los investigados. Los tres primeros, de hecho, ya han comparecido ante la jueza Purificación Elisa Paredes, que tiene pendiente citar al cuarto, cuyo testimonio toma especial relevancia después de que algunos de los que ya han declarado apuntaran a Sánchez González como principal responsable del correcto mantenimiento de las instalaciones con el fin de que no perjudiquen a los empleados.

En la línea de los anteriores declarantes —Mérida Velasco y Álvarez-Sala Walther—, Bragado negó tener competencias sobre la conservación de los cadáveres. Aseguró que él no era el encargado de reponer el material ni de adquirir elementos destinados al mantenimiento de la sala, y recordó que, cuando observó cómo estaban hacinados los cuerpos, informó al Vicerrectorado y al director de Riesgos Laborales, comunicación que se produjo —según dijo ayer— el 16 de mayo de 2014.

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El gerente de Medicina explicó también que su facultad financiaba cursos tanto homologados como no homologados en los que se utilizaban los cuerpos como muestra para enseñar a los alumnos, que eran tanto profesores de diversa procedencia como profesionales en activo. Según explicó Bragado a la jueza que instruye la causa, estos cursos los organizaba el director del departamento de Anatomía.

Los tres declarantes que comparecieron entre el lunes y ayer ante el Juzgado 37 han coincidido en ponerse de perfil y desviar balones fuera a la hora de hablar de responsabilidades, pero también han apuntado a que tanto la funcionaria del Departamento de Anatomía Crótida de la Cuadra como el que fuera rector de la Complutense José Carrillo fueron informados de la situación en que se encontraban los cuerpos.

El Juzgado 37 investiga el mal estado de conservación de los cadáveres después de que una empleada denunciara que estaba sufriendo enfermedades provocadas por la alta concentración de formol en que se mantenían los cuerpos, lo que generaba sustancias tóxicas que le provocaron diferentes dolencias. Tras la denuncia, otros tres extrabajadores del departamento de Anatomía se adhirieron a la causa y aseguraron haber sufrido otro tipo de trastornos.

Un informe forense reclamado por el Juzgado, de hecho, certificó que el hacinamiento y las sustancias volcadas en los cuerpos para conservarlos durante más tiempo del habitual provocaron las dolencias de los empleados. El documento médico serviría para que la Fiscalía y las acusaciones particulares reclamaran un presunto delito contra los derechos de los trabajadores, que es donde el Ministerio Público entiende que podrían encuadrar los hechos.

El gerente de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, Jesús Bragado Morillo, reconoció ayer ante el Juzgado número 37 de Madrid que le dio "verdadero asco" cuando bajó por primera vez a ver la sala donde se almacenaban los cadáveres utilizados por el Departamento de Anatomía II. Bragado —que se encuentra imputado en la causa que investiga el mal estado de conservación de los cuerpos y la incidencia que esto tuvo en los trabajadores— ha dicho que el decano de la facultad, José Luis Álvarez-Sala Walther, conocía lo que estaba pasando pero no bajaba por allí por la aprensión que sentía como consecuencia del hacinamiento de los cadáveres y del fuerte olor que desprendían.

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