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Mario Jiménez, el fontanero de Susana Díaz para una casa en ruinas
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CRISIS EN LA CASA SOCIALISTA

Mario Jiménez, el fontanero de Susana Díaz para una casa en ruinas

El socialista andaluz, portavoz parlamentario, es uno de los hombres de confianza de Susana Díaz. Ella le ganó la carrera de la sucesión y ahora le da un papel clave para su salto a Ferraz

Foto: Mario Jiménez, durante una intervención en el Parlamento andaluz el pasado 8 de septiembre. (EFE)
Mario Jiménez, durante una intervención en el Parlamento andaluz el pasado 8 de septiembre. (EFE)

Cuando la noche del sábado Ferraz abrió las puertas a los medios de comunicación, a los que había dejado más de 12 horas tirados en la calle para que no fueran testigos en el campo de batalla, Mario Jiménez estaba sentado en un lugar discreto de la planta baja. Tenía el rostro muy fatigado. Cualquiera diría que la contienda había dejado exhausto a un hombre con fama de tener mano de hierro. En realidad, el socialista andaluz llamado a jugar un papel político clave los próximos meses en el PSOE había acudido a Madrid convaleciente de una operación de estómago y su presencia en ese comité federal era casi un acto heroico. Si hubiera tenido que llegar en camilla, también habría estado. Ese es Mario Jiménez, un político correoso, con fama de ser muy duro con sus rivales y con un sentido del humor que acaba restando gravedad a sus pronunciamientos, a veces tan graves como desmedidos.

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Quien piense que los nombres de la gestora que tomará las riendas tienen un perfil político bajo se equivoca. Al menos, con el actual portavoz parlamentario del PSOE en el Parlamento andaluz. A él le gusta el aparato, no la gestión. Si hay que moverse por las cañerías de la organización, sabe hacerlo cómo nadie. En los próximos meses, va a tener que multiplicarse. Padre de cuatro hijos, sabe que le va a a tocar vivir a caballo entre Madrid y Sevilla. Su papel, advierten fuentes del equipo de Susana Díaz, va a ser crucial. "Es una persona que conoce como nadie la organización y que va jugar un papel muy importante para recomponer esto", señalan. Formó parte de esa camada socialista que el expresidente José Rodríguez de la Borbolla llamó "la selección sub21 del PSOE". Era parte del triunvirato elegido por José Antonio Griñán para heredar el partido en Andalucía, él, Susana Díaz y Rafael Velasco, que quedó en el camino por salpicarle el escándalo de los cursos de formación.

Foto: Pedro Sánchez abandona la sala de prensa tras anunciar su dimisión. (Reuters)

"Ahora toca gestionar el luto", señalan. A él le va a tocar señalar a los dirigentes de Pedro Sánchez que dan por perdidos para aislarlos y evitar la gangrena interna. A la vez, tendrá que coser las primeras costuras y favorecer la integración de la mayoría de quienes han integrado el sanchismo. En su mano estará la celebración de un congreso extraordinario en los próximos meses y la organización de unas primarias que muchos creen que estarán diseñadas para catapultar por fin a Ferraz a Susana Díaz. Un cónclave que puede volver a reabrir las heridas internas si Pedro Sánchez decide resurgir de sus cenizas y presentarse. Una etapa clave en la que el PSOE andaluz y esta gestora tendrán que andar con pies de plomo si quieren que la presidenta de la Junta, que ha salido muy deteriorada de la contienda, pueda restaurar su imagen pública y liderar el partido.

El presidente de la gestora, Javier Fernández, ha sido elegido por tener un perfil incontestable dentro del PSOE como hombre tranquilo con una gran talla moral. Él pondrá la cara, pero recuerdan que es presidente de Asturias con un Gobierno en minoría y que su comunidad necesita que le eche muchas horas. Como fontanero de Ferraz estará Jiménez, un hombre del aparato de toda la vida, que además aseguran que en los últimos tiempos ha jugado ya un papel clave en la suma de fuerzas y la búsqueda de apoyos para pedir la salida del ya ex secretario general.

Lo único que choca de su perfil es que Jiménez, al contrario que el presidente de Asturias, es un hombre joven con una larga carrera política por delante. No está de salida ni mucho menos. Ha ejercido cargos muy relevantes en el PSOE andaluz. Controla el partido en Huelva. Él es natural de Moguer. Estuvo en liza para suceder a José Antonio Griñán. El expresidente lo consideró hasta el último minuto, pero Susana Díaz ganó la pugna y comenzó por apropiarse el despacho más importante de San Vicente, la sede regional del partido. Cuando él comenzó a buscar apoyos y adhesiones, ella le llevaba varios kilómetros de ventaja. En contra de lo que muchos pensaron, gestionó la derrota frente a la dirigente andaluza con mucho más pragmatismo del que se le había presupuesto. Siempre ha dicho que "los liderazgos no se comparten". Aceptó su papel y desde el primer minuto se puso a las órdenes de la baronesa, gestionando sus encargos. Uno de los últimos, negociar su investidura.

Jiménez estuvo en liza para suceder a Griñán, pero Díaz ganó la pugna y comenzó por apropiarse el despacho más importante de San Vicente

Ha sido secretario general de Juventudes Socialistas en Huelva, concejal en el Ayuntamiento de Moguer, diputado, senador, vicesecretario general del PSOE andaluz... Nada fuera de la política ni en el ámbito privado. Frases duras de Mario Jiménez hay muchas. Él es experto en agredir al Partido Popular en la Cámara andaluza. Curioso, porque deberá tener cuidado de no quemar su futuro político como miembro de una gestora que tiene que administrar la difícil decisión de si dar paso o no a un Gobierno de Mariano Rajoy. Desde luego que Jiménez no es sospechoso de ser un político de derechas, por más que sus adversarios insistan en este perfil de cacique del socialismo andaluz con tentáculos en todos los pueblos de Huelva.

Foto: Pedro Sánchez, en rueda de prensa en Ferraz. (EFE) Opinión

De su etapa como vicepresidente de Cajasol cuentan muchos chismes que él niega tajantemente. A sus 45 años, y cuando a veces bromea con su deseo de retirarse, le ha tocado uno de los retos más difíciles de su carrera política. En el PSOE hay aún muchos odios y rencores que diluir. Ya en el congreso del socialismo andaluz de 2013 que confirmó a Susana Díaz como secretaria general casi por aclamación, se vislumbró cuál iba a ser su papel en los planes políticos de la baronesa. A él le encomendaron informar y tener contentos a los periodistas que desde Madrid habían desembarcado en Granada para asistir al inicio oficial del susanismo en el partido. Quizá su futuro esté más arriba de Despeñaperros.

Cuando la noche del sábado Ferraz abrió las puertas a los medios de comunicación, a los que había dejado más de 12 horas tirados en la calle para que no fueran testigos en el campo de batalla, Mario Jiménez estaba sentado en un lugar discreto de la planta baja. Tenía el rostro muy fatigado. Cualquiera diría que la contienda había dejado exhausto a un hombre con fama de tener mano de hierro. En realidad, el socialista andaluz llamado a jugar un papel político clave los próximos meses en el PSOE había acudido a Madrid convaleciente de una operación de estómago y su presencia en ese comité federal era casi un acto heroico. Si hubiera tenido que llegar en camilla, también habría estado. Ese es Mario Jiménez, un político correoso, con fama de ser muy duro con sus rivales y con un sentido del humor que acaba restando gravedad a sus pronunciamientos, a veces tan graves como desmedidos.

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