El jefe de Anatomía señala que el portero es quien decidía sobre los cadáveres de la UCM

El exdirector del departamento de Anatomía II de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, Juan Ramón Mérida, ha dicho este lunes que los cadáveres se trataban de igual modo desde hace 15 años. En concreto, desde 2001, año en que él comenzó a trabajar en el departamento. Ha asegurado que el Vicerrectorado y el Rectorado estaban al corriente de la situación, porque habían sido informados verbalmente, y que son los trabajadores los que tenían que haber denunciado antes el mal estado de los cuerpos y quienes debían haber limpiado el suelo.

Mérida ha negado ser responsable del mantenimiento de los cadáveres y ha llegado a decir que era el portero quien decidía dónde colocar cada nuevo cuerpo que llegaba, según ha explicado la defensa de los trabajadores denunciantes. Ha eludido así el director del departamento toda responsabilidad sobre la mala conservación que, según un informe forense, ha provocado diferentes dolencias a los empleados que han estado en contacto con los cuerpos durante años.

Mérida, que ha comparecido durante durante más de hora y media ante la titular del juzgado, Purificación Elisa Paredes, está imputado en la causa junto al decano de Medicina, José Luis Álvarez-Sala Walther, al gerente de la Facultad, Jesús Bragado, y al director de Riesgos Laborales de la Complutense, José Javier Sánchez González. El primero, que también ha declarado este lunes, ha negado cualquier responsabilidad sobre los hechos y ha argumentado que él no tenía ninguna competencia en materia de recursos humanos ni de riesgos laborales, áreas que a su juicio deberían haberse hecho cargo del problema.

Bragado, por su parte, declara este martes en el marco del mismo procedimiento. El que no será interrogado aún es Sánchez González, quien estaba previsto que compareciera junto a Bragado pero que finalmente será citado para otro día, debido a que su abogado, Javier Gómez de Liaño, tiene que asistir al caso Gürtel, que se celebra estos días en la Audiencia Nacional.

El Juzgado número 37 de Madrid investiga los cadáveres hacinados con exceso de formol en el departamento de Anatomía de la Complutense después de que una de las que fueran empleadas del área, Pilar Mansilla —afectada por diferentes enfermedades tras dejar el trabajo—, denunciara el mal estado de conservación de los cuerpos y las incidencias que los productos químicos podían haber provocado en las personas que trabajaban con ellos.

Un informe forense encargado por el juzgado, de hecho, estableció que sí existía una vinculación entre las sustancias utilizadas por los responsables del departamento de Anatomía para mantener los cadáveres y las dolencias sufridas por los empleados, tanto en el momento como después de haber trabajado allí.