La familia descuartizada en Pioz se empadronó pocos días antes del asesinato

La Guardia Civil fue alertada de que salía un hedor nauseabundo de dentro de un chalet de la urbanización La Arboleda, en Pioz, Guadalajara. Cuando entraron al domicilio, los agentes encontraron en el salón de la vivienda varias bolsas de plástico selladas con cinta americana de las cuales se desprendía un líquido de color verdoso: dentro había cuatro cadáveres descuartizados.

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Los cuerpos corresponden a los cuatro miembros de una familia –entre ellos, dos menores de edad de uno y cuatro años–, todos de nacionalidad brasileña. Según el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio, el asesinato respondería a un “ajuste de cuentas” llevado a cabo en el mes de agosto del que estarían intentando escapar los fallecidos. En declaración de Gregorio, la familia llevaba pocos meses viviendo en Pioz, localidad a la que llegó “huyendo” de Brasil.

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Según informan medios locales, la familia descuartizada solo llevaba empadronada en Pioz desde el 21 de julio y eran pocos los lugareños que habían conocido a los nuevos vecinos. “No les pongo cara”, ha dicho sobre ellos el alcalde de la localidad, Ricardo García. Los fallecidos habían residido con anterioridad en Torrejón de Ardoz, Madrid, de donde se mudaron para empezar una nueva vida en la citada población manchega.

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El hallazgo de los cuatro cuerpos descuartizados "no sólo ha conmocionado a Guadalajara, sino a toda España", ha subrayado el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, para quien "un ajuste de cuentas de esta categoría no es algo común".