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Carteros en pie de guerra contra Correos
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HUELGAS EN MADRID

Carteros en pie de guerra contra Correos

Paros parciales y carteros con estrés son las consecuencias de que Correos lleve años sin cubrir jubilaciones, bajas o traslados, según denuncian los sindicatos

Foto: Paro de la unidad de reparto de Vallecas, en Madrid. (Foto: M. Z.)
Paro de la unidad de reparto de Vallecas, en Madrid. (Foto: M. Z.)

Los carteros no dan abasto. Organizaciones sindicales de Madrid y Barcelona denuncian la sobrecarga de trabajo, a su juicio insostenible debido a la falta de contratación por parte de Correos y al empeoramiento de sus condiciones. Las principales consecuencias, según denuncian, son los colapsos en las oficinas, los retrasos en los envíos y los problemas de salud y estrés entre los empleados, que se ven obligados a doblar 'la faena'. En verano la situación empeora, pero no es estacional: llevan así cerca de dos años.

Álbum: La unidad de reparto de Madrid, desbordada de paquetes

15.000 trabajadores menos en siete años

Raquel no quiere dar su nombre porque tiene miedo a sufrir represalias en su unidad. Padece fibromialgia y tiene problemas para repartir la zona de la provincia de Barcelona que tiene asignada, más el plus que ella y todos sus compañeros tienen que hacer para cubrir las zonas que ya no tienen un cartero asignado. Ha llegado a pagar a un compañero para que haga su parte cuando no puede más. “La sobrecarga se hace muy pesada, yo no quiero que me cambien de puesto, solo poder ir a mi ritmo y hacer lo que me toca”, explica.

Como empresa pública tenemos la obligación de cubrir los puestos de trabajo en función de la actividad de cada momento

“Para Correos, las personas son su principal activo estratégico”, reza la página web de la administración. Sin embargo, lo cierto es que desde 2009 el número de trabajadores del servicio público postal ha descendido en 15.000 empleados, con 41.700 empleados a enero de este año. Según denuncian los sindicatos SIPCTE y CGT, el motivo es que desde hace años no se cubren las plazas vacantes por bajas, traslados a otras administraciones o jubilaciones, en su opinión para ahorrar dinero y dar una imagen negativa de la empresa que 'facilite su privatización'. Correos insta a que demuestren "con cifras" la sobrecarga de trabajo, que consideran que se mantiene en "parámetros normales".

“Como empresa pública tenemos la obligación de cubrir los puestos de trabajo en función de la actividad de cada momento”, explican fuentes de Correos. Según sus datos todos los envíos descienden cada año entre un 7 y un 10% anual, y los paquetes solo representan el 2% de toda la correspondencia. Sin embargo, para los sindicatos esto no justifica los recortes. “Dicen que 'la faena' ha bajado, pero no es verdad, sí de cartas de 20 gramos pero no de paquetería grande; ha cambiado el tipo de trabajo. Y además aunque haya menos cartas, las zonas hay que cubrirlas igual”, explica Nadia Abejón, cartera rural y miembro del sindicato SIPCTE. “El trabajo del cartero es el envío, no la zona”, defienden desde Correos y añaden que el volumen de paquetería no ha aumentado tanto como ha disminuido el de cartas.

Según empleados y sindicatos, la cobertura actual no es suficiente y las presiones surgen desde la dirección de cada unidad de reparto. “No tienen en consideración ni la edad ni cuestiones de salud, tú tienes que dejar todo limpio, tu zona que ahora es más grande y la de otro, es lo único que les importa”, cuenta Montse sobre su oficina de Mataró. Según SIPCTE el 11% de los empleados de Barcelona provincia se encuentran de baja y hay unos 90 accidentes al mes. Correos señala por el contrario que la siniestralidad ha estado disminuyendo en los últimos años. “Está calculado que es imposible que repartas 60 o 100 certificados, más cartas normales, más paquetes, pero te lo hacen llevar igual”. Para “conseguirlo”, en su unidad de reparto les han sugerido hacer 'pases falsos' en el correo certificado para ir más rápido. Es decir, dejar avisos en el buzón como si el usuario no hubiera estado en casa. “Si te pillan, el expediente te lo llevas tú”, añade.

En Madrid la mitad de las unidades de reparto realizan paros parciales para reivindicar más contrataciones

En los últimos meses Correos ha recibido siete requerimientos de inspecciones de trabajo en unidades catalanas: Prat de Llobregat, Masquefa, Esparraguera, Manresa, Terrasa, Piera y distrito 4 de Barcelona, obligándoles a realizar un protocolo estándar que valore cuestiones como el número de cartas a entregar, la dispersión o concentración de la zona de reparto y cualquier otro factor “que pueda influir en los riesgos de carga física o mental para adoptar las medidas preventivas oportunas”. Sin embargo, el plazo ha concluido y no se han realizado estas acciones. Según aseguran desde SIPCTE, les han informado de que no lo harán. “Prefieren pagar la multa, que la pagamos entre todos”, cuenta Manuel Aguilella, secretario de Acción Sindical de SIPCTE y trabajador en la admisión de una oficina de Barcelona.

La mitad de Unidades de Madrid con paros

En los últimos tres meses, casi la mitad de las unidades de reparto de Madrid -24 de 56- se han unido a una huelga parcial indefinida. Reivindican, sobre todo, que desde el año 2014 se han 'destruido' 361 secciones (la zona de reparto de cada cartero), lo que ha supuesto un aumento en el territorio que debe cubrir cada repartidor. “Es una situación caótica”, explica Miguel Yeguas del sindicato CGT. Para Correos la huelga no es significativa: "Son parciales, de solo unas horas, y no todos las secundan". "La inmensa mayoría de nuestros trabajadores está contenta", añaden.

En la oficina de correspondiente al código postal 28031 de Vallecas la plantilla se redujo tras una reestructuración de empleo y desde entonces los repartidores deben alternar su sección y otra que ha quedado vacía: “Todos los días trabajamos el doble porque tenemos acumulado lo de dos días”, cuenta Yeray Ouviña.

“Trabajamos bajo presión porque nos exigen que saquemos todo el reparto todos los días, que quede todo limpio, pero es una mentira, porque no te da tiempo a repartirlo y te lo traes de vuelta, pero eso ya no entra en estadísticas, porque ya ha 'salido'”, añade Carmen Barranco. “En ningún caso las reivindicaciones de los trabajadores pasan por pedir más salario o menos jornada laboral, lo que queremos es que se dote de los medios necesarios para poder dar un servicio de calidad a la ciudadanía en cumplimiento con la normativa postal”, aclara Yeguas.

Si no se reparte dentro del plazo, a Correos le multan, pero les da igual, porque eso lo pagamos todos los ciudadanos

En esta oficina tienen actualmente 3.500 certificados y notificaciones pendientes de repartir, una cifra “imposible” de sacar a tiempo, según explican, con la plantilla disponible. “Si no se reparte dentro del plazo, a Correos le multan, pero les da igual, porque eso lo pagamos todos los ciudadanos”, denuncia Carmen. Además, alertan de que con la situación actual se está incumpliendo la Ley 43/2010, que recoge que el reparto debe ser diario de lunes a viernes, incluso en zonas rurales. “Hay secciones que pueden estar dos o tres días sin que vaya nadie, porque no hay”, cuenta Carmen.

En ocasiones son pueblos enteros los que se quedan sin reparto. Es el caso de Caserras, en Barcelona, que empezó el mes de agosto descubriendo que la oficina postal de su municipio de 1.600 habitantes no abría. “Ningún verano ha habido problema, siempre había un sustituto”, explica el alcalde Josep Colillas. Sin embargo, este año al irse de vacaciones su cartero de siempre, no había nadie que les llevara las cartas. De hecho, según el alcalde, Correos les instó a que buscaran ellos a alguien. Finalmente esta semana, después de diez días sin recibir cartas, un vecino de la localidad hará la suplencia.

Correos recibió 97.188 quejas de usuarios en 2015, un 26% más respecto al año anterior. “Cuando una oficina no funciona, es normal, ha pasado toda la vida, pero cuando es toda España, es un poco extraño”, dice Manuel Aguilella, de SIPCTE. “Quieren que la sociedad vea 'normal' que se privatice si no funciona bien”.

Unidades a rebosar de paquetes

Paquetes amontonados, jaulas llenas a rebosar y esquinas repletas de bultos. Es la escena habitual estos días en muchas oficinas de Correos. La falta de personal provoca que los paquetes se estén demorando más de la cuenta en llegar a sus destinos, y que los carteros, al cubrir más territorio, deban llevar más peso. “Ahora te vas con todo lleno para que te dé tiempo a cubrirlo todo, porque lo ideal es que la oficina esté cerca para ir y venir, pero entonces no te da tiempo”, añade Nadia Bejón. Aun así, los paquetes no llegan a sus destinatarios en plazo y algunas oficinas acumulan retrasos de meses.

Correos incumplió el año pasado los objetivos de plazos medios de entrega tanto de cartas ordinarias como de paquetería azul, según señaló en un informe la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). En el caso de los bultos de hasta 20 kilos, el objetivo está en que el plazo de menos de tres días de entrega se cumpla en un 80%, pero se quedó en 77,42%. En el plazo de cinco días, del objetivo de 95%, solo se consiguió un 88,52%. En el caso de las cartas se incumplió en un 0,03% en menos de 3 días y en 1,05% en cinco. La Ley Postal prevé consecuencias económicas por el incumplimiento de los objetivos del plazo de entrega.

En ocasiones el descontento de los usuarios supera la queja formal y llegan a la amenaza o la agresión a los carteros. “Si es una multa de tráfico que se le ha pasado en plazo para el pronto pago, pues se cabrean. Estamos desprotegidos”, cuenta Nadia. “Un cartero que no se conocía la zona porque no era la suya, empezó a dejar correspondencia comercial en un portal donde no querían y le empujaron”, añade Aguilella.

Nueve años esperando una plaza

El mes pasado Correos anunció una 'consolidación de empleo': una convocatoria de 1.606 plazas para trabajar en la entidad. Comisiones Obreras es uno de los sindicatos que ha conseguido que se realice esta prueba. "Nosotros optamos por la vía de las negociaciones colectivas con la empresa, como esta consolidación, que va a resolver parte del problema, aunque creemos que es insuficiente", explica José Juan Torres, de política institucional de CC.OO. Sin embargo, desde CGT y SIPCTE se muestran escépticos ante esta convocatoria, que según ellos beneficia económicamente al resto de sindicados (que organizan cursos de formación). Para acceder a ella hay que pagar diez euros de tasa y aún no hay fecha de examen.

Además consideran que deberían tener prioridad los 700 y 800 empleados fijos discontinuos que estiman que hay en España y que trabajan solo en verano y Navidad, muchos de ellos a la espera de una plaza fija desde hace años.

Todo el mundo tiene derecho a entrar, pero primero los que estamos esperando

Es el caso de Inma. En 2007 aprobó el examen que le daba derecho a ser fija discontinua de la empresa, aunque le dijeron que era para plaza fija normal hasta el mismo momento del examen. La tranquilizaron diciendo que a la larga accedería a ella, pero lleva nueve años esperando. Durante todo este tiempo, solo ha trabajado cinco meses en verano y uno en navidad. El resto del año cobra el paro y espera a que la llamen para hacer algún refuerzo, pero no puede acceder a cubrir bajas ni ocupar plazas vacantes.

Si consigue otro empleo, no seguirá en la bolsa de empleo. Aun así empieza a planteárselo; apenas le queda paro y su futuro se tiñe de negro debido a los rumores de privatización y ante la nueva convocatoria, con la que quedaría en un segundo plano respecto a los nuevos ingresos. “Todo el mundo tiene derecho a entrar, pero primero los que estamos esperando, hay plazas de sobra”, explica. “Estamos desamparados, nadie sabe qué va a pasar con nosotros”. En ocasiones surgen 'concursos de traslados' para cambiar de puesto a los que pueden acceder (no pueden volver a presentarse a una consolidación), pero ante trabajadores fijos normales de Correos tienen pocas opciones.

El resto del tiempo que no es cubierto por discontinuos, la empresa contrata a eventuales, que solo pueden estar un máximo de seis meses. “Es un fraude a la seguridad social, 'teatralizan' el empleo porque tienen fijos discontinuos que luego suplen con trabajadores eventuales, el sentido común dice que debería ser al revés”, cuenta Aguilella. En Barcelona, SIPCTE calcula que hay 550 empleos eventuales al mes para cubrir plazas sin titular, no para refuerzos. Con todo y eso denuncian que no se cubren las plazas que hacen falta.

Los carteros no dan abasto. Organizaciones sindicales de Madrid y Barcelona denuncian la sobrecarga de trabajo, a su juicio insostenible debido a la falta de contratación por parte de Correos y al empeoramiento de sus condiciones. Las principales consecuencias, según denuncian, son los colapsos en las oficinas, los retrasos en los envíos y los problemas de salud y estrés entre los empleados, que se ven obligados a doblar 'la faena'. En verano la situación empeora, pero no es estacional: llevan así cerca de dos años.

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