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España no vende 'burkinis'
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un recorrido por comercios árabes

España no vende 'burkinis'

Solo en Ceuta se venden a decenas, mientras que en el resto de la península “no hay demanda” y los comerciantes prefieren no arriesgarse

Foto: Tienda de ropa y productos de belleza árabe en Lavapiés. (A.G.)
Tienda de ropa y productos de belleza árabe en Lavapiés. (A.G.)

“¿Que si tenemos ‘burkinis’? Eres la primera persona que lo pregunta en quince años que llevo aquí”. Esta respuesta resume un yermo día de compras por una decena de tiendas de moda islámica femenina de Madrid; desde 'boutiques' alrededor de la Mezquita de la M-30 -como la que regenta Sara, la autora de la frase- hasta los atiborrados bazares en Lavapiés. En agosto, el pequeño comercio árabe no descansa.

Volver de manos vacías es casi más triste cuando ni siquiera has podido tocar esa tela fresquita y ligera que permite que las mujeres musulmanas se puedan bañar en público sin pasar horas arrastrando metros de su ropa mojada para ajustarse al mandado islámico de la “moda recatada”. Y todo mientras en Francia los ‘burkinis’ cuelgan de los percheros, ajenos al revuelo que han formado en media Europa. Ya son doce localidades francesas las que han prohibido esta prenda.

Al lado del Mercado de San Pascual, en el madrileño barrio de La Concepción -donde se asienta la Mezquita Central-, Sara dice que “lo vende todo” y para todos los gustos. La mayoría de las clientas de esta marroquí que se siente “moderna” se bañan en sus propias piscinas, en La Moraleja y Arturo Soria.

Y por eso, entre velos y babuchas típicas ondea un bikini a modo de bandera. “No soy una persona cerrada, vendo 'shorts' y camisetas pero también ‘abayas’”, las largas túnicas marcadas por el protocolo saudí que hasta la actual presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha lucido en sus misiones a visitar las obras del AVE que va a La Meca. Eso sí, ni rastro de 'burkas' ni 'burkinis'.

“Yo personalmente no voy a las piscinas públicas porque no me gustan”, explica una musulmana española con hiyab que pasea por los soportales de la calle Antonio Calvo, el epicentro del comercio árabe en la Concepción. “Pero aquí cada uno hace lo que quiere”, añade Hassan apoyado en su mostrador de Lavapiés para completar la panorámica: “En Casablanca las ves en bikini a la mayoría, solo un 2% lleva toda la ropa puesta”. Lo habitual, explica, es que las musulmanas en España se limiten a acompañar a la familia a estos espacios públicos y, como mucho, "se mojen los pies".

En la búsqueda del ‘burkini’ no se puede ser centralista y Hassan da en el clavo: “Aquí ya te digo que no vas a encontrar ni uno porque en Madrid no hay playa”. Vaya, vaya…

Lo cierto es que el más reciente informe del Observatorio Andalusí de 2015 cifró la población musulmana en España en 1.887.906 personas y solo entre los afincados en Cataluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana ya sumaban un millón.

Hablamos con el responsable del Bazar Beni Amir de Crevillente y cree que es “difícil o casi imposible” encontrar un ‘burkini’ colgando de una percha en la provincia de Alicante. También hay respuestas negativas en el Bazar Al Zohor, de Terrasa: “No hay demanda, no hay mucha gente interesada, si no, los traeríamos de Marruecos, pero mira que allí tampoco dejan que las mujeres se bañen con 'burkini' en playas y piscinas públicas. Aquí no se va a aceptar, mucho menos”.

Y peinada la Península, Ceuta se abrió paso. Un establecimiento de toda la vida, Casa Ros, que centraliza las ventas en la ciudad autónoma -que de acuerdo con el Observatorio Andalusí aglutina al segundo mayor número de musulmanes en un municipio, por detrás de Barcelona-, ha vendido este año “un 80-90% más que el año pasado”. Y eso, contando con que según las fuentes consultadas, el verano de 2015 “se vendió muy poco tirando a nada”. Se trata de dos modelos de la marca de ropa de baño deportiva Arena, uno valorado en 45 euros y otro en 97 euros, “con el ‘gorro’ incorporado”. Este periódico ha tratado de contactar con la firma para conocer la distribución de la prenda en España, sin éxito.

Los consultados no entran a valorar las razones por las cuales aumentan las ventas y responden escuetamente: "Hay más mujeres que lo necesitan".

Los ‘burkinis’ se compran por internet

Está claro que el comercio tradicional en España no ve todavía en el ‘burkini’ suficiente reclamo, de manera que el verdadero paraíso de esta prenda es internet, donde se concentra la gran oferta. También en Wallapop aparecen tres modelos a la venta en Castellón de La Plana -donde tienen "muchos modelos y tallas disponibles"-, uno usado "una vez" en Castellón de La Plana y otro en Collado Villalba, en Madrid.

En una simple búsqueda en Google aparecen las principales casas que anuncian las ‘it-girls’ árabes, como Nisa y Nabira. Y por supuesto, los que llegan de China con AliExpress y las grandes marcas como *Marks and Spencer, cuyas colecciones de moda de baño islámicas han dejado correr ríos de tinta pero mantienen altas las ventas, hasta el punto de que en la casa británica -que hace envíos gratuitos a España por encima de los 30 euros- se han agotado tanto el modelo Floral Contrast como el Paisley Print.

En cierto modo, no hay razón para que todo el mundo árabe abrace el ‘burkini’, puesto que lejos de ser una prenda típica, nació en Australia en 2003, del lápiz de la diseñadora de origen libanés Aheda Zanetti, la mujer que está detrás de la marca líder Ahiida. A pesar de lo ocurrido en Francia, es más fácil verlos en las playas de Oriente Medio y Próximo que en el Mediterráneo. Pese a un leve repunte de su uso en Marruecos, las autoridades han puesto por encima el turismo y han prohibido su uso en piscinas de hoteles y clubes privados, un veto que se parapeta tras la norma del oligado uso de acceso "a la piscina con ropa de baño".

Para quienes el comercio electrónico no es una opción, siempre queda la confección a medida. Precisamente, la forma más tradicional con la que las mujeres musulmanas suelen vestirse. En muchos foros femeninos la clave está en “coserlo tú misma porque no tiene más misterio que comprar tela de bañador y hacer un chándal”, explica una mujer en una tienda de Lavapiés.

* H&M ha aclarado a El Confidencial que "no ha vendido este tipo de prendas"

“¿Que si tenemos ‘burkinis’? Eres la primera persona que lo pregunta en quince años que llevo aquí”. Esta respuesta resume un yermo día de compras por una decena de tiendas de moda islámica femenina de Madrid; desde 'boutiques' alrededor de la Mezquita de la M-30 -como la que regenta Sara, la autora de la frase- hasta los atiborrados bazares en Lavapiés. En agosto, el pequeño comercio árabe no descansa.

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