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"Yo esperaría a votar a los 18, algunos no tienen madurez mental"
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"Yo esperaría a votar a los 18, algunos no tienen madurez mental"

Veintisiete adolescentes y una urna... teñida de blanco. La indignación, el hastío y la decepción toman el simulacro de una jornada electoral en una clase de 4º de la ESO

Foto: La clase de Ciencias de 4º de la ESO del Instituto Calderón de la Barca de Madrid antes de la votación. (Enrique Villarino)
La clase de Ciencias de 4º de la ESO del Instituto Calderón de la Barca de Madrid antes de la votación. (Enrique Villarino)

Gritan, se ríen, se dan codazos, retan con la mirada. Tienen cuerpo de viernes y todavía no han llegado al recreo pero no subestimemos a estas 27 cabezas adolescentes, porque a las 9.30 de la mañana rezuman más sentido común que las de muchos adultos. Termina una semana en la que expertos y políticos han debatido en el Congreso largo y tendido sobre una reforma electoral que bajaría la edad mínima para votar a los 16 años. Y después de todo lo dicho, el pueblo ha hablado.

La profesora de guardia advierte a El Confidencial de que este experimento se hace con una clase de Ciencias de 4º de la ESO que reúne a “la crème de la crème”.

Cerca de la Plaza Elíptica se junta un grupo poliédrico de estudiantes en el tercer piso del Instituto Calderón de la Barca de Madrid que tienen entre 15 y 17 años, y que calientan la silla y las neuronas antes de decidir si están preparados para votar.

Nada más empezar y a mano alzada, los chicos emiten su primer juicio: ocho alumnos se sienten preparados para votar; a once les da igual hacerlo ahora o dentro de dos años y otros ocho prefieren esperar a la mayoría de edad.

“Yo esperaría a los 18, no yo sola sino en general, por el hecho de que algunos a nuestra edad todavía no han adquirido cierta madurez mental, entonces votarían a lo mejor sin saber muy bien qué efectos puede tener. Si esperamos unos años y vamos viendo cómo evoluciona todo podríamos votar con más idea”, abre fuego S.C. Esta chica estrena el turno de palabra con la seguridad de quien sabe lo que dice. “Yo no puedo votar pero estoy bien informada igualmente”, aclara.

Sin querer, ha validado la hipótesis de Esquerra Republicana, autora de la proposición presentada el martes en el Congreso, y de los diputados del PSOE, Podemos, Democràcia i Llibertat y Compromís que completaron los 174 votos a favor. Estas formaciones son partidarias de que los 800.000 chicos españoles de 16 años puedan decidir el futuro del país de la misma manera que pueden casarse y hasta pagar algunos impuestos. En el otro lado, los 144 parlamentarios del PP y C’s que se manifestaron en contra -con la abstención del PNV- adujeron que no es momento de abordar este debate. Esta discusión ya se había planteado en España en varias ocasiones pero el derecho al voto extendido a mayores de 16 años ya es una realidad en un rango de países que va desde Austria y Noruega a Cuba, Brasil o Argentina. En Corea del Norte, Timor Oriental e Indonesia, mientras tanto, la edad mínima es de 17 años.

Como ya se ha visto con la primera consulta, este grupo no piensa al unísono y por lo tanto S.C. no es la portavoz. Pronto encuentra una voz discordante: “Yo quería rebatirla a ella. La única argumentación que tienen los partidos es atacar a los otros. Y tal y como va el país, ¿crees que los que han votado tienen madurez suficiente?”. Lo heterogéneo gana. Y también en las urnas, como apuntaba una proyección que garantizaba que el voto de los adolescentes apenas habría alterado los resultados electorales del 20 de diciembre.

Aprobado general en actualidad

Antes de afirmar si nuestros jóvenes saben o no mínimamente lo que tendrían entre manos, lo mejor es preguntar. Y las respuestas merecen un aprobado general. Todos saben cuáles son las cuatro principales formaciones políticas con siglas y todo e incluso hay alguno que ofrece matices: "Pienso que todos los partidos son importantes, pero a nivel mediático serían PSOE, Ciudadanos, PP y Podemos". Lo mismo pasa con los nombres de los líderes. Salvo algún lapsus que habla de "Álex Rivera" o de "Rajoy" a secas, los votantes del futuro reconocen perfectamente a quienes fueron los candidatos del 20-D, con chascarrillos incluidos. S.F.H. saca pecho y recuerda a "Coleta Morada", el alias que acuñó Pablo Iglesias nada menos que en septiembre.

También conocen perfectamente la explicación a la situación de ingobernabilidad. "Ningún partido obtuvo la mayoría absoluta y entre ellos no se han puesto de acuerdo para formar gobierno", responde J.M., un ciudadano de 16 años. S.F.H. embiste y de nuevo demuestra lo al día que está. "Como dijo Cervantes (el jueves) en el Congreso: 'Escribí el Quijote con una sola mano, y vosotros, que sois 350 pares de manos, no os habéis puesto de acuerdo en algo tan simple'".

"Todos nos han decepcionado"

Y más allá de demostrar los conocimientos más básicos de lo que sucede a su alrededor, ¿qué piden estos adolescentes al futuro Gobierno? Una vez más, una variada lista de exigencias: "Acabar con la corrupción y que para ello salgan los corruptos de los partidos, entidades bancarias, empresas, etc.", "sanidad y educación para todos", "que bajen los precios para poder cursar una carrera y haya más becas", "prohibir la creación de puestos en los Ayuntamientos que no sirven para nada", "que aumenten los impuestos para las personas de mayor nivel económico".

La LOMCE, el decreto 3+2, la monarquía y la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta hacen también su aparición estelar entre la lista de propuestas de un partido que harían que estos jóvenes lo votaran de inmediato.

[Pinche aquí para ver algunas de las respuestas de los alumnos]

Pero lo que quieren son "hechos", porque en los primeros meses posteriores a las elecciones ha cundido la desazón. "Todos nos han decepcionado", contestan cuando se les pregunta qué líder político les ha convencido más en este tiempo. "Algunos más que otros, pero todos. No han dado la talla", debaten escépticos ante un pacto que salvara una nueva convocatoria de elecciones.

Después de la tertulia acalorada, llega la hora del simulacro de votación. Alrededor de la urna que les espera en el primer pupitre del aula se ven caras serias, se escuchan cuchicheos, preguntas sobre los votos nulos y en blanco y la duda llena la clase. Una chica reflexiona: "Si es que tendría que haber un partido que no se cegara por el dinero... ¿cómo pueden dormir sin pensar que son responsables del desastre?". Después del desfile electoral, gana la indiferencia con 6 papeletas en blanco y 6 nulas, de las que 4 marcan que ningún político es "apto" y otras dos de los que se confiesan como "anarkas" y, simpatizantes de la CNT, lo marcan como partido.

El resto de la tarta sigue siendo un poema a la diversidad. Podemos acumula para este grupo de 4º de la ESO un total de 4 votos, seguido por un triple empate del PSOE, el PP y Ciudadanos, con 3 apoyos a cada uno. Al terminar la prueba, siguen sin saber si quieren o no ejercer en la siguiente cita el derecho al voto.

Gritan, se ríen, se dan codazos, retan con la mirada. Tienen cuerpo de viernes y todavía no han llegado al recreo pero no subestimemos a estas 27 cabezas adolescentes, porque a las 9.30 de la mañana rezuman más sentido común que las de muchos adultos. Termina una semana en la que expertos y políticos han debatido en el Congreso largo y tendido sobre una reforma electoral que bajaría la edad mínima para votar a los 16 años. Y después de todo lo dicho, el pueblo ha hablado.

Alumnos Compromís Ciudadanos