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ETA se dirige ahora desde las cárceles francesas
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los zulos descontrolados

ETA se dirige ahora desde las cárceles francesas

El Gobierno galo no tiene medios legales para controlar al frente de abogados que media entre la cúpula encarcelada de la banda y los escasos efectivos que guardan los zulos

Foto: Expresos de ETA y miembros de la izquierda abertzale se manifestaron el pasado 17 de marzo en favor de los derechos de los reclusos de la banda terrorista. (EFE)
Expresos de ETA y miembros de la izquierda abertzale se manifestaron el pasado 17 de marzo en favor de los derechos de los reclusos de la banda terrorista. (EFE)

La moribunda banda terrorista ETA aún respira. Apenas cuenta con una decena de activistas en la clandestinidad, la mayoría de ellos en Francia, pero esta mínima cantidad permite a la organización controlar los zulos en los que se esconden las armas. Ninguno de estos etarras huidos tiene capacidad de mando en la organización, pues no cuentan con la autoridad ni con la experiencia suficiente.

El timón lo siguen dirigiendo los últimos que conformaron la cúpula de la banda. En concreto, David Pla e Iratxe Sorzábal, por un lado, y Mikel Albisu 'Mikel Antza' y Soledad Iparraguirre 'Anboto', por otro. Este cuarteto, encarcelado en distintos centros penitenciarios franceses, continúa transmitiendo mensajes a los escasos etarras que aún sustentan la débil estructura con que cuenta la organización en territorio galo. Así se lo transmitió, de hecho, el presidente de la asociación Dignidad y Justicia, Daniel Portero, el pasado viernes a altos cargos del Ministerio de Justicia francés con los que se reunió en París.

Portero, hijo del que fuera fiscal jefe de Andalucía Luis Portero -asesinado por ETA en 2000-, les ha indicado que los dirigentes de la banda encerrados remiten mensajes a los etarras que aún perviven en la clandestinidad a través del denominado frente de abogados de la organización (KT), también denominado grupo de coordinadores. En concreto, las pautas se estarían enviando por medio de los letrados Xantiana Cacheneaut y Jean Gabriel Mouesca, según le transmitió Portero a los representantes del Ministerio de Justicia francés, responsable de la política penitenciaria.

En España, el frente de abogados fue desarticulado en enero de 2014 con la detención, entre otros, de la que era considerada máxima dirigente del aparato, Arantza Zulueta Amutxastegi. Hasta ese momento, el KT controlaba a los reclusos de la organización dándoles indicaciones provenientes de la cúpula de la banda, que por aquel entonces se encontraba todavía en libertad. Les indicaba si había que hacer huelgas de hambre o llevar a cabo alguna otra medida de presión, vigilaba que todos siguieran las directrices, que no realizaran trabajos para reducir las condenas, etc.

Ahora, sin embargo, el KT transmite los mensajes en sentido contrario. Desde la detención de los históricos Pla y Sorzábal el pasado septiembre, la Guardia Civil y la Policía consideran que ETA no tiene cúpula fuera de la cárcel, pero sí dentro de las prisiones. Al estar ambos en centros penitenciarios galos, donde también se encuentran Antza y Anboto -y haber sido desactivado el KT en España-, el descontrol se traslada a Francia.

La remisión de indicaciones e incluso documentación en soporte electrónico a los miembros clandestinos de la banda a través de los abogados es algo que preocupa a los servicios de información de la Guardia Civil y de la Policía, ya que son los dirigentes encarcelados los que saben dónde están los zulos y pueden transmitir a los de fuera el lugar exacto en el que se encuentran estos agujeros que esconden las armas que aún mantiene la organización.

Durante los últimos meses, de hecho, la anterior ministra de Justicia, Christiane Taubira, no ha puesto impedimento alguno para evitar que los letrados Caceneaut y Mouesca lleven a cabo la labor denunciada por Portero en el entramado de la banda. Es más, la ministra mantuvo una docena de reuniones con miembros del frente de prisiones de ETA, como contó 'El Mundo', e incluso hizo un sondeo entre los reclusos para ver si querían ser trasladados a España.

Ninguno de ellos aceptó la propuesta. Y no solo por la vía de comunicación abierta entre los reos y los activistas que se encuentran en la clandestinidad, sino también porque en Francia disfrutan de privilegios penitenciarios que no se les permiten en España. Hay presos que tienen acceso a internet o que pueden pasar a sus visitantes documentación y dispositivos electrónicos sin el control de las autoridades.

La visita de Portero al departamento dirigido ahora por Jean-Jacques Urvoas -nombrado tras la dimisión de Taubira hace tres meses- podría suponer un cambio en la política penitenciaria francesa. Según el presidente de Dignidad y Justicia, los altos cargos del Ministerio de Justicia fueron enormemente receptivos a lo que Portero les contaba, lo que para las víctimas representa -según el mismo Portero- "un giro copernicano" respecto a la actitud de la anterior responsable del departamento.

Los asesores de Urvoas, explica Portero, aseguran que en estos momentos no tienen medios legales para atajar al frente de abogados de ETA como hizo la Audiencia Nacional en España -ahora la Fiscalía pide 19 años de prisión para Zulueta-, pero que estudiarán el modo de evitar que los dirigentes de la cúpula apresados sigan pasando información a los miembros excarcelados a través de los letrados. Los altos cargos galos también han mostrado su disposición a trasladar a España a los reclusos que la Fiscalía de la Audiencia Nacional solicite, entre ellos Mikel Antza.

Los presos de ETA también pretendían, al menos bajo el mandato de Taubira, que la Administración francesa los agrupara en torno al centro penitenciario de Mont de Marsans, extremo harto difícil dado que se trata de una prisión que no cuenta con módulo para mujeres y un 15% aproximadamente de los reclusos de la banda encerrados en prisiones galas son mujeres.

La moribunda banda terrorista ETA aún respira. Apenas cuenta con una decena de activistas en la clandestinidad, la mayoría de ellos en Francia, pero esta mínima cantidad permite a la organización controlar los zulos en los que se esconden las armas. Ninguno de estos etarras huidos tiene capacidad de mando en la organización, pues no cuentan con la autoridad ni con la experiencia suficiente.

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