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Cuando la fotodepilación acaba en calvario: tres años protegiendo las piernas del sol
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7.000 euros de indemnización para la afectada

Cuando la fotodepilación acaba en calvario: tres años protegiendo las piernas del sol

Al principio aguantó el dolor, pero cuando fue insoportable se le saltaron las lágrimas y pidió a la esteticista de 'No más vello' que parara. Se pasó tres años sin ponerse falda ni bajar a la piscina

Foto: Foto: Corbis Images.
Foto: Corbis Images.

Corría ya el 20 de julio de 2011 y las piernas de Carmen B. G. lucían un moreno propio del periodo estival. Pero tenían que estar perfectas, por lo que la mujer -de 33 años- decidió someterse a un tratamiento de fotodepilación. Acudió al centro que No más vello tenía por aquel entonces en el madrileño barrio de Las Tablas. Sin embargo, la experiencia no fue precisamente satisfactoria.

La mujer que la atendió contaba con una titulación que demostraba su capacitación profesional, pero no había hecho el curso de bronceado, extremo que desconocía la clienta, que se puso en sus manos con confianza ciega. Sin embargo, pronto empezaron a notarse los efectos de un calor excesivo en las ya tostadas piernas. La operaria aplicó un calor de 30 julios, excesivo para la piel en estas circunstancias.

Carmen comenzó a sentir dolor y escozor. Aguantó al principio estoicamente. Hasta que no pudo más y pidió a la esteticista que parase. Esta le aplicó paños húmedos en las piernas, pero siguió con el tratamiento. Con lágrimas en los ojos, Carmen llegó al límite y puso fin a la sesión. El daño era insoportable, de tal calibre que se fue sin mediar palabra directamente a Urgencias y al dermatólogo. Los médicos le prescribieron una crema cicatrizante, porque entendían que no había una solución específica, y le prohibieron tomar el sol en la zona afectada.

La operaria aplicó un calor de 30 julios, excesivo para la piel en estas circunstancias

Desde entonces, la damnificada ha estado tres años sin poder recibir un rayo del astro rey en sus piernas. Bajaba vestida a la playa y a la piscina e incluso se bañaba con la ropa puesta. Por supuesto, la mujer denunció los hechos en los tribunales y una sentencia del Juzgado de lo Penal número 21 de Madrid le ha dado la razón. El fallo obliga a la acusada a abonar 6.000 euros a la clienta damnificada por las secuelas provocadas, así como otros 1.260 euros por sus lesiones, cantidades ambas que abonará la compañía de seguros Allianz y, subsidiariamente, la mercantil No más vello.

La resolución reduce considerablemente la cuantía solicitada por la Fiscalía, que entendía que la aseguradora debía abonar 13.300 euros por las secuelas y 2.100 por las lesiones. El tribunal aplica una reducción de más del 50% a esa suma al tener en cuenta que "afortunadamente, las secuelas estéticas que padecía han remitido con el paso del tiempo hasta ser prácticamente imperceptibles", pues puede "tomar el sol y llevar falda desde 2014".

La profesional que le atendió tampoco le hizo una prueba previa ni cambió la pistola que aplica los pulsos, que contaba con más de 244.000 aplicaciones

La propia empresa que gestionaba la clínica estética admitió durante el juicio que se acaba de celebrar en el Juzgado de lo Penal de Madrid que la operaria no había recibido la formación adecuada, pues no había asistido al curso de bronceado. La esteticista, por lo tanto, "desconocía los parámetros" que tenía que aplicar para depilar pieles que ya habían tomado el sol, aseguró una ingeniera técnica que actuaba como perito en la vista oral.

La profesional que la atendió, además, tampoco le hizo una prueba previa, como indica el manual de instrucción de la máquina, ni cambió la pistola que aplica los pulsos, que ya contaba con más de 244.000 aplicaciones, cuando el máximo recomendado es de 200.000, una sobreexposición que, según la perito, puede tener "resultados imprevisibles".

Estas dos últimas supuestas negligencias, sin embargo, no fueron tan definitivas como la aplicación de los mencionados 30 julios de calor sobre la piel de Carmen, que la propia acusada reconoció y que la titular del Juzgado de lo Penal número 21, Julia Santamaría, consideró clave. "No debía haberse subido la intensidad", resolvió la magistrada.

Corría ya el 20 de julio de 2011 y las piernas de Carmen B. G. lucían un moreno propio del periodo estival. Pero tenían que estar perfectas, por lo que la mujer -de 33 años- decidió someterse a un tratamiento de fotodepilación. Acudió al centro que No más vello tenía por aquel entonces en el madrileño barrio de Las Tablas. Sin embargo, la experiencia no fue precisamente satisfactoria.

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