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El espectáculo podemita en el Congreso aleja un posible pacto y acerca las elecciones
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rajoy aumenta la presión sobre sánchez

El espectáculo podemita en el Congreso aleja un posible pacto y acerca las elecciones

Rajoy repite su oferta de Ejecutivo constitucionalista, aunque no tenga eco alguno en Sánchez y con la esperanza de que en el PSOE se den cuenta de que con Pablo Iglesias no pueden ir a ningún lado

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, es fotografiado en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, es fotografiado en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. (EFE)

La constitución del Congreso de la XI Legislatura ha sembrando más incertidumbre de la que ya había sobre la posibilidad de que se pueda formar algún Gobierno de cualquier signo. Los diputados de Podemos han aterrizado desde el primer minuto dispuestos a cultivar un populismo izquierdista muy televisivo que amarga a Pedro Sánchez su apuesta de contar con ellos para que le hagan jefe del Ejecutivo. Mariano Rajoy, erre que erre, repite su oferta de Ejecutivo constitucionalista, aunque no tenga eco alguno en Sánchez, y con la esperanza de que en el PSOE se den cuenta de que con Pablo Iglesias no pueden ir a ningún lado.

"Presidente, antes nosotros éramos los 'frikis', pero comparados con estos no tenemos nada que hacer". Es la frase que un diputado de ERC pronunció ante el saliente Jesús Posada después del espectáculo desplegado por los 69 parlamentarios de la formación morada y asimilados nacionalistas, antes, durante y después de la primera sesión del Congreso.

La diputada de Podemos Carolina Bescansa asiste al pleno con su bebé

El niño de Carolina Bescansa en todo momento, la llegada en bicicleta desde la Puerta del Sol, los juramentos de la Constitución con proclama chavista y/o localista incluida, los aplausos mutuos de asamblea de facultad o 'reality' de televisión, los puños en alto, la señal de la victoria, la banda de música en la puerta y las lágrimas del líder Iglesias en la escalinata de los leones entre los gritos de fervor de sus partidarios compusieron la sinfonía de la nueva izquierda que dejó tan impresionados a los socialistas como a los populares. "¿Y con estos queréis gobernar?", comentaban los diputados del PP a algunos del PSOE.

Sánchez evitó la pregunta directa. Fue el único jefe de filas de los partidos presentes que no se esperó ni paró ante los micrófonos después de la formación de la Cámara. Rajoy hizo todo lo contrario: rueda de prensa antes de empezar y declaraciones para rematar después. Y siempre para machacar con el mismo discurso, el de que no hay más salida que el entendimiento del PP con el PSOE y Ciudadanos para defender la unidad de España, salvar el régimen constitucional y la recuperación económica y acometer además las reformas institucionales necesarias con el consenso de los tres partidos, que suman 250 diputados.

Los diputados de Podemos siguen en campaña, ahora encantados en sus escaños, sin que demuestren interés alguno en adoptar al menos una pose institucional que dé pie a negociaciones sobre pacto alguno para facilitar a Sánchez sus planes para ser presidente del Gobierno. Después del acuerdo entre los socialistas, los populares y Ciudadanos sobre las Mesas de las Cámaras, dejan claro que ellos van contra el "régimen del 78" y lo que quieren es poder. Como tenían dos puestos asegurados en el órgano de gobierno del Congreso, no han querido entrar en ningún reparto.

Iglesias no tiene prisa alguna por que se forme el Gobierno, constitucionalista como propone Rajoy o de frente popular más independentistas como pretende Sánchez, porque prefiere empezar a 'vender' sus proposiciones de ley en la Cámara sin tener que negociar nada.

Con ese panorama de incertidumbre y bloqueo, los presidentes del Congreso, el socialista Patxi López, y el del Senado, el popular Pío García-Escudero, acuden a comunicar al Rey la constitución oficial de las Cámaras para que pueda comenzar el siguiente trámite de la legislatura, las consultas del Monarca para presentar candidato a la Presidencia del Gobierno. Don Felipe puede hacerlo a partir de la próxima semana, pero para entonces ni siquiera se habrán constituido los grupos parlamentarios en el Congreso. La Mesa de la Cámara, sin mayoría de ningún partido, tiene que lidiar a partir de mañana con la exigencia de los grupos asociados a Podemos en Galicia, Cataluña y la Comunidad Valenciana de tener grupos propios pese a que el reglamento del Congreso lo impida.

Juramentos con matices en el Congreso de los Diputados

En el Gobierno en funciones nadie se atreve a adelantar algún esbozo de calendario para los próximos pasos de la investidura pendiente. Del Rey dependen las citas previas con los dirigentes políticos. Mariano Rajoy puede someterse al primer intento de elección y votación la última semana de este mes o la primera de febrero para que empiece a correr el plazo de dos meses reglamentario. Si para entonces no hay jefe del Ejecutivo, quedarían disueltas las Cortes y convocadas nuevas elecciones 54 días después. Las 'quinielas' en fuentes parlamentarias para los nuevos comicios están entre el último domingo de abril, si se quiere acelerar el proceso, o un mes después, si conviene lo contrario.

Mientras las Cámaras estén abiertas, quienes lo tienen más claro son Iglesias, que podrá seguir su particular campaña-espectáculo en el Parlamento, y el propio Gobierno en funciones, que podrá mostrarse como único factor de estabilidad y seriedad institucional frente al panorama de la izquierda entregada al populismo. Falta por ver cómo aguantan hasta entonces los mercados, las bolsas, los inversores, Bruselas y Berlín.

La constitución del Congreso de la XI Legislatura ha sembrando más incertidumbre de la que ya había sobre la posibilidad de que se pueda formar algún Gobierno de cualquier signo. Los diputados de Podemos han aterrizado desde el primer minuto dispuestos a cultivar un populismo izquierdista muy televisivo que amarga a Pedro Sánchez su apuesta de contar con ellos para que le hagan jefe del Ejecutivo. Mariano Rajoy, erre que erre, repite su oferta de Ejecutivo constitucionalista, aunque no tenga eco alguno en Sánchez, y con la esperanza de que en el PSOE se den cuenta de que con Pablo Iglesias no pueden ir a ningún lado.

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