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Rato montó una inmobiliaria para dar un pelotazo en Mestalla con el dinero de Bankia
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la operación generaría 1.200 millones de beneficios

Rato montó una inmobiliaria para dar un pelotazo en Mestalla con el dinero de Bankia

El exministro aprovechó su posición en Bankia para crear un entramado societario que tenía como objetivo meter la cuchara en la operación urbanística más importante de su mandato en la entidad

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Las investigaciones que están realizando la Agencia Tributaria y la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre las sociedades de Rodrigo Rato ya han permitido descubrir que el exvicepresidente del Gobierno aprovechó su etapa en Bankia para llevarse comisiones millonarias por amañar contratos publicitarios de la entidad y favorecer a empresas de su entorno como Lazard. Pero el exdirigente del Partido Popular tenía planes aún más ambiciosos. Según ha podido saber El Confidencial, Rato montó una inmobiliaria en junio de 2011 para tratar de dar un pelotazo con dinero del banco en la operación urbanística más relevante de su mandato: el desarrollo de los terrenos del actual campo del Valencia CF y la construcción del nuevo estadio de Mestalla.

Rato dio el primer paso para enriquecerse irregularmente en junio de 2011, sólo un mes antes del debut de Bankia en bolsa, creando una sociedad con la que hasta ahora nadie le había vinculado. El día 22 de ese mes, el exdirigente del PP inscribió en el Registro Mercantil la firma Explotaciones Bolgachina SL, una empresa dedicada supuestamente a la “gestión y administración de la propiedad inmobiliaria” que toma el nombre de un paraje asturiano, la comunidad de la que es originario el exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El testaferro de confianza

Al frente de la firma colocó, con el cargo de administrador único, a su testaferro de confianza, Miguel Ángel Montero Quevedo, detenido por la UCO el pasado octubre e imputado en la causa que se instruye sobre el expresidente de Bankia en el Juzgado de Instrucción número 31 de Madrid. Rato hizo todo lo posible por mantener oculta su nueva empresa, pero mantuvo un férreo control sobre ella de forma encubierta. Por un lado, la mayoría de las acciones de Explotaciones Bolgachina pasaron a estar en manos de otra de sus sociedades opacas, Aurosur SL, una de las grandes firmas del holding de la familia Rato aunque, oficialmente, el clan tampoco tenga ninguna vinculación con esa compañía desde 2009. El administrador único de Aurosur era en esos momentos, nuevamente, Montero Quevedo.

Rato también inyectó dinero en Explotaciones Bolgachina. Los fondos llegaron a través de Arada SL, otra de las firmas angulares en el esquema societario del exministro de Economía. Al contrario que en los otros casos, Rato figuraba en los órganos directivos de Arada como administrador único, pero la transferencia de fondos a Explotaciones Bolgachina no se conoció hasta el verano de 2014, más de dos años después de que el exvicepresidente del Gobierno abandonara el banco. Según consta en el registro, Arada inyectó en la promotora bajo sospecha un total de 1.148.319,77 euros.

Bankia aprueba la operación de Mestalla

Los movimientos de Rato no fueron casuales. El exdirigente del PP sabía que Bankia estaba terminando de perfilar en esos momentos la operación Newcoval, una fórmula ideada por sus hombres de confianza en la entidad para, de una sola tacada, tratar de reducir la deuda del Valencia CF con el banco, desarrollar el plan urbanístico del actual campo del club y aportar los fondos necesario para que el equipo pudiera concluir su nuevo estadio. El 12 de diciembre de 2011, Bankia aprobó su entrada en Newcoval con un 50% de las acciones y dio luz verde al proyecto. La empresa elegida para asumir la otra mitad y, por tanto, ejecutar las obras fue la promotora valenciana Aedifica Grupo.

La operación fue anunciada ese mismo día por el entonces presidente del Valencia CF, Manuel Llorente, que agradeció la ayuda de Bankia. La entidad no sólo daba por cancelados los 240 millones de euros que le debía el club a cambio del suelo del actual Mestalla, sino que además, el Valencia CF conseguía automáticamente una línea de crédito de Bankia de 170 millones de euros para poder terminar las obras de su nuevo campo. El ayuntamiento de Valencia y el Gobierno de la Generalitat, ambos controlados entonces por el PP, también se apresuraron a dar el visto bueno a la operación y aprovecharon una reforma legal para convertir la iniciativa en una Actuación Territorial Estratégica (ATA), una fórmula de excepción que permitió agilizar los trámites y elevar la edificabilidad del solar de Mestalla en más de 40.000 metros cuadrados.

Las autoridades locales apelaron a las cifras del plan para justificar la laxitud reguladora con la que fue acogido el proyecto. Según el Gobierno popular de Alberto Fabra, la ejecución de Newcoval iba a generar un beneficio directo de 1.191 millones de euros, además de insuflar aire en las cuentas de un Valencia CF que se veía obligado, temporada tras temporadas, a vender a sus estrellas para mantener el equilibrio presupuestario. Todos el mundo ganaba con la solución presentada por Bankia.

Alianza secreta con Ciuvasa

Lo que no se sabía entonces y este diario ha podido confirmar ahora es que el propio Rato también iba a ser uno de los grandes ganadores de esa operación. En noviembre de 2011, sólo unos días antes de que Bankia aprobara definitivamente el proyecto Newcoval, la promotora Ciuvasa (Constructora Inmobiliaria Urbanizadora Vasco-Aragonesa SA) entró en el accionariado de la empresa que había creado el político de origen asturiano con el máximo sigilo, Explotaciones Bolgachina. En concreto, Ciuvasa compró un 35% de las acciones.

Rato ya mantenía una estrecha relación con Ciuvasa antes de ese episodio, pero el vínculo era sólo familiar. La constructora siempre ha estado en manos de la familia de su cuñada Felicidad Salazar-Simpson, casada con su hermano mayor ya fallecido, Ramón. Pero la alianza que forjó Rato con Ciuvasa en noviembre de 2011 a través de Explotaciones Bolgachina no tenía un fin sentimental, sino puramente económico.

El círculo se cerró sólo unas semanas después. El mismo día que Bankia aprobó la constitución de Newcoval, Ciuvasa entró a su vez con su filial Inmobiliaria Coso en la sociedad Jardines Ribera del Tajo SL, controlada casi en su totalidad por Aedifica Grupo, la empresa que precisamente había sido elegida por el equipo directivo del banco que lideraba Rato para desarrollar el proyecto urbanístico de Mestalla. Es decir, que a través de Explotaciones Bolgachina, Rato había conseguido asegurarse una vinculación directa con la compañía más beneficiada por la iniciativa de Bankia para construir 153.341 metros cuadrados de residencial y terciario en pleno de centro de Valencia con todas las bendiciones de las autoridades locales del PP. El negocio era sencillamente redondo.

Salida precipitada del banco

Pero la actualidad acabó atropellando los planes de Rato. La intervención de Bankia en mayo de 2012 precipitó la salida del político de la entidad y provocó la llegada de un nuevo equipo gestor capitaneado por José Ignacio Goirigolzarri, actual presidente del banco. Apenas dos meses después, el 31 de julio, KPMG remitió un informe a Bankia en el que le adviertió de que había detectado un posible conflicto de intereses en la operación de Mestalla. En concreto, la consultora apuntó a las conexiones familiares de Rato con Ciuvasa y la vinculación que esta sociedad tenía a su vez con Aedifica Grupo. KPMG también cuestionó duramente el resultado de la operación para Bankia e insinuó la posibilidad de que el proyecto sólo tuviera como objetivo el desvío de fondos del banco hacia terceros.

Ese informe provocó que, a la vuelta del verano, la nueva dirección de Bankia comunicara al presidente de Aedifica y consejero delegado de Newcoval SL, José Enrique Granell, que había decidido terminar con su participación en el plan. El proyecto quedó completamente paralizado y Goirigolzarri remitió el informe de KPMG al Banco de España para que el regulador conociera el posible conflicto de intereses.

El documento frustró el pelotazo de Rato en Valencia, pero la decisión de Goirigolzarri se apoyó exclusivamente en las dudas que generaba la conexión familiar del expresidente de Bankia con Ciuvasa. Ni KPMG, ni el Banco de España ni tampoco la Audiencia Nacional habían descubierto hasta ahora que el propio Rato estaba involucrado en la multimillonaria operación de Mestalla que él mismo había teledirigido durante su mandato en la entidad, gracias a una sociedad que controlaba con la colaboración de su testaferro de cabecera. Lo cierto es que su entramado era lo suficientemente complejo para que no fuera detectado. Pero el cerco judicial al que está siendo sometido ha derribado los muros de contención que había levantado para hacer negocios con total impunidad. Al cobro de comisiones del 30% por los contratos de Publicis y la entrega a su socio Jaime Castellanos (Lazard) de encargos por valor de hasta 16,4 millones de euros, se suma ahora esta nueva maniobra para tratar de engrosar su patrimonio privado a costa del balance de Bankia.

Explotaciones Bolgachina continúa activa pero nunca ha tenido actividad comercial. Su sede social se encuentra en el número 4 de la calle de Zurbano de Madrid, el mismo domicilio que utiliza Fondo Tealsa SL, otra compañía del clan Salazar-Simpson.

Las investigaciones que están realizando la Agencia Tributaria y la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre las sociedades de Rodrigo Rato ya han permitido descubrir que el exvicepresidente del Gobierno aprovechó su etapa en Bankia para llevarse comisiones millonarias por amañar contratos publicitarios de la entidad y favorecer a empresas de su entorno como Lazard. Pero el exdirigente del Partido Popular tenía planes aún más ambiciosos. Según ha podido saber El Confidencial, Rato montó una inmobiliaria en junio de 2011 para tratar de dar un pelotazo con dinero del banco en la operación urbanística más relevante de su mandato: el desarrollo de los terrenos del actual campo del Valencia CF y la construcción del nuevo estadio de Mestalla.

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