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Las cuestiones geoestratégicas y militares por las que España evita intervenir en Siria
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Las cuestiones geoestratégicas y militares por las que España evita intervenir en Siria

España ya atiende a la frontera sur, propia y de la OTAN, frente al islamismo (el norte de África y el Sahel). El grupo aeronaval y buena parte de la fuera aérea están para cuidar esas zonas

Foto: El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. (EFE)
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. (EFE)

El Gobierno no quiere ni oír hablar sobre una posible participación española en la guerra de Siria, y no es solo por una cuestión de opinión pública: la geoestrategia y las capacidades militares tampoco lo recomiendan. Después de la espantada de Irak (2004), España ha cumplido frente a la expansión de los talibanes en Afganistán y ya atiende a la frontera sur (propia y de la OTAN) frente al posible o ya constado avance del islamismo: el norte de África y el Sahel. Y el grupo aeronaval y buena parte de sus capacidades aéreas están para cuidar esas mismas zonas.

El grueso de las operaciones de bombardeo sobre las posiciones del Daesh en Siria corre a cargo de las fuerzas de Estados Unidos y, como siempre desde la II Guerra Mundial, con el Reino Unido como principal aliado. Francia tenía un papel secundario, pero había desplazado cazas Rafale y Mirage 200D a Abu Dhabi y Jordania para atacar objetivos, como ayer hizo con el feudo yihadista de Raqqa.

Además, François Hollande envía ahora al otro extremo del Mediterráneo al portaaviones 'Charles de Gaulle', de propulsión nuclear, con todos sus escoltas y aviación embarcada (12 Rafale más 20 Super Etendard) para golpear las bases de los islamistas sin depender de aeropuertos ajenos.

Francia: patriotismo y 1,8 del PIB para Defensa

Francia ha sido potencia colonizadora en esa parte del mundo, gasta el 1,8% de su PIB en Defensa, el patriotismo impregna su opinión pública, el centro derecha y los socialistas comparten las líneas generales de la política exterior y ninguna fuerza política de peso plantea la rendición preventiva o el apaciguamiento frente a los ataques del terrorismo yihadista.

En el Gobierno aseguran que ningún país ni organismo ha pedido ayuda a España para participar en la última ofensiva aérea contra el Daesh en Siria. Mariano Rajoy incluso añadió desde Turquía que no conviene ni opinar sobre la materia, que lo importante es la unidad frente al terrorismo en el marco internacional y también dentro de España. En la política nacional, una parte de la izquierda (Podemos e IU) ni siquiera es partidaria del pacto antiyihadista.

Las tropas españolas acaban de poner fin a su intervención en la guerra de Afganistán, una contribución a la lucha contra el terrorismo islamista realizada bajo mandato socialista pese al pacifismo declarado de José Luis Rodríguez Zapatero. Se desarrolló con mucho disimulo porque se ocultaban las misiones de combate, pero vino a paliar el desprestigio internacional de la espantada de Irak.

En plena precampaña electoral, ni el Gobierno ni ningún partido de la oposición están dispuestos a embarcarse en una nueva operación exterior. Las que están en marcha tienen el consenso de casi todo el arco parlamentario, PP y PSOE en primera línea. Incluyen el despliegue de tropas en Irak para formar unidades militares fieles al Gobierno de ese país para que combatan a los yihadistas y la presencia de una batería de misiles Patriot para reforzar las defensas de la OTAN en Turquía.

Frente al yihadismo, en el Sahel hasta Somalia

El principal esfuerzo que hacen ahora mismo las Fuerzas Armadas españolas contra el avance del islamismo está en África, como principales aliadas de las tropas francesas en la zona. Hay unidades aéreas y fuerzas del Ejército de Tierra en casi todo el Sahel, repartidas entre Senegal, Mali, la República Centroafricana o Somalia, además de varios navíos de la Armada en aguas del Golfo de Guinea y del Índico.

Las tropas españolas sí participaron en la misión internacional durante la guerra civil en Libia (2011), pero con un papel muy secundario y sin colaborar en las misiones de bombardeo aéreo. El jefe operativo de las Fuerzas Armadas era entonces el general del Aire José Julio Rodríguez, hoy aspirante a diputado podemita por Zaragoza. La mayor contribución a la alianza occidental corrió a cargo de los submarinos Tramontana y Mistral, por sus labores de espionaje y vigilancia de las tropas de Gadafi.

Después de cinco años de recortes presupuestarios que terminaron en 2014, España solo gasta el 0,9% de su PIB en Defensa, la mitad que Francia. Desde 2010, la Armada ha perdido capacidad submarina por los fallos acumulados en el desarrollo del S-80 y su único portaaeronaves, el 'Príncipe de Asturias', porque no había dinero para modernizarlo.

Grupo aeronaval y cazas frente a África

El grupo aeronaval está ahora organizado alrededor del nuevo 'Juan Carlos I' (buque anfibio portaaeronaves, el mayor barco de guerra construido en España), ha aumentado el número de fragatas de última generación, habiendo llegado buques de acción marítima para sustituir a los viejos patrulleros. Las FAS se ha reforzado con más unidades del caza Eurofighter, el equivalente a los Rafale franceses, para sumar los a F-18 y los Harrier de la Armada con que cuentan en las distintas bases peninsulares y de las islas Canarias (frente a las costas africanas).

Las Fuerzas Armadas españolas tienen medios materiales (cazas y barcos) para participar en misiones como las desarrolladas contra el Daesh. Pero lo que no ha cambiado es la frontera de España (de la OTAN y la UE) con los países del mundo islámico, que es el norte de África. Y hacia allí se orienta todo el dispositivo de la defensa estrictamente nacional, el grupo aeronaval y las bases de cazas, no hacia el otro extremo del Mediterráneo.

El Gobierno no quiere ni oír hablar sobre una posible participación española en la guerra de Siria, y no es solo por una cuestión de opinión pública: la geoestrategia y las capacidades militares tampoco lo recomiendan. Después de la espantada de Irak (2004), España ha cumplido frente a la expansión de los talibanes en Afganistán y ya atiende a la frontera sur (propia y de la OTAN) frente al posible o ya constado avance del islamismo: el norte de África y el Sahel. Y el grupo aeronaval y buena parte de sus capacidades aéreas están para cuidar esas mismas zonas.

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