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Cataluña pierde el pulso empresarial con Madrid: así se van las empresas a otras CCAA
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el mapa de la deslocalización

Cataluña pierde el pulso empresarial con Madrid: así se van las empresas a otras CCAA

Cataluña no ha parado de tener un saldo negativo de deslocalizaciones desde 2008. La diferencia entre las se instalaron allí durante ese período y las que se trasladaron a otras CCAA es de 1.958

En la pugna por atraer inversiones, las comunidades autónomas no entienden de solidaridad territorial, y ahí es donde la Comunidad de Madrid se lleva el gato al agua y Cataluña pierde a gran velocidad. Al menos en los últimos siete años.

La multinacional de componentes de automoción Valeo es quizá el último caso -no resuelto- que ha saltado a la prensa, pero no el primero. Grandes compañías como Deutsche Bank, Mondelez, Schlecker, Coca-Cola, Merck, Naturhouse, Procter & Gamble (P&G), Pfizer, Abbott, Vousse (antigua Suávitas) o Solvia (la inmobiliaria de Banco Sabadell), cuyas sedes se encontraban en Cataluña hace menos de cinco años, ya han hecho efectivo su traslado a otros puntos de España. Y la inmensa mayoría ha optado por instalarse en la Comunidad de Madrid.

De acuerdo con los datos proporcionados por la agencia de rating Axesor -basados en la información publicada en el Registro Mercantil entre el año 2008 y el 2014- y analizados por El Confidencial, Cataluña es la comunidad autónoma donde más empresas se marchan al resto del país, con un saldo neto de 1.958 empresas menos en ese periodo, a un ritmo de pérdida de 288 compañías al año, muy por encima de Andalucía (-1.105) y Canarias (-366).

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En el otro extremo de la balanza destaca la Comunidad de Madrid como el gran polo de atracción empresarial de toda España, con un saldo positivo de 3.425 compañías. A esta CC.AA. le sigue, aunque a una distancia considerable, Galicia, con un saldo positivo de 222 empresas, y la Comunidad Valenciana, con 166 empresas más.

Impuestos 'catalanes' al máximo

Tal y como se observa en el gráfico inferior, la curva del saldo neto de Cataluña encuentra su punto mínimo en el año 2011, coincidiendo con el primer año de la legislatura de Artur Mas, y a partir de ese momento la gráfica se despeña imparable, hasta hoy. El secretario de Empresa y Competitividad de la Generalitat de Cataluña, Pere Torres, resta importancia a las cifras y descarta que la fuga de empresas catalanas sea un problema "que responda a causas políticas" ya que, afirma a este periódico, se trata de un fenómeno “bastante estable a lo largo del tiempo y por tanto es estructural, no coyuntural” .

Sin embargo, Torres también recuerda que en Cataluña “prácticamente todos los tributos sobre los que tenemos capacidad de modulación los hemos elevado al máximo posible”, a lo que hay que añadir que "llevamos unos cuantos años creando nuevos impuestos aquí", tributos que "en otras comunidades autónomas no existen".

Cataluña ha elevado todos los impuestos al máximo y ha creado nuevos que no existen en otras CC.AA., recuerdan fuentes de la Generalitat

Manuel Romera, director del sector financiero del IE Business School, no comparte la opinión de Torres y apunta a la inestabilidad política de Cataluña como principal razón para marcharse. “Cataluña se está extremando políticamente y todo eso va influyendo en la gente, también en el empresariado”, explica a este diario. En el plano político, Romera subraya que el empresario con intereses en Cataluña tiene en mente tres factores clave: un horizonte de pérdida de seguridad jurídica, el aumento de los costes financieros derivados del nuevo tipo de cambio -después de que una Cataluña independiente sea expulsada del euro- y el riesgo de embargo comercial.

“Es obvio que en Cataluña hay inestabilidad jurídica a nivel empresarial, lo cual es un peligro para el negocio”, coincide Ángel de la Fuente, investigador del Instituto de Análisis Económico del CSIC. “Si Cataluña queda fuera de España, que es su principal mercado, a la mayoría de empresas ya no le interesará seguir instaladas allí”, dice.

La tipología del empresario emigrante es variada. De las 987 compañías que salieron de Cataluña a lo largo de 2014, la mitad correspondieron a los sectores del comercio al por mayor, inmobiliarias, constructoras, financieras y de gestión empresarial. ¿Pero, a dónde se fueron las que se fueron? La Comunidad de Madrid lidera el destino de esas 987 emigradas catalanas, con 446, a la que le sigue Valencia (59), Baleares (54) y Zaragoza (35).

El presidente del Cercle Català de Negòcis, Ramon Carner, ofrecía hace dos años otra versión de los hechos. "Algunas comunidades hacen competencia autonómica desleal" y "regalan terrenos y zonas industriales a empresas catalanas para que se deslocalicen, y también con impuestos favorables, porque están sobrefinanciadas con nuestros recursos solidarios". Y para explicar que Madrid fuera el destino mayoritario de las empresas de su región, Carner lo tenía aún más claro. "En las colonias todas las empresas van hacia la metrópoli. Esto ha pasado siempre", dijo.

“En algunos sitios ya es un problema decir que produces en Cataluña. Si tienes clientes en Murcia, por ejemplo, puede ser una traba. Hay gente que no quiere ningún trato contigo”, aseguraba el empresario Jesús Burrell a El Confidencial el pasado domingo. Burrell, harto del debate nacionalista, decidió trasladar varias de sus empresas del polígono industrial de Torrefarrera, en Lérida, al otro lado de la frontera con Aragón, en la localidad oscense de Fraga (a 40 kilómetros de allí).

"No se puede afirmar que exista una inquietud política generalizada", afirma el secretario de Empresa y Competitividad de la Generalitat. "Simplemente, ante empresas que buscan hacer nuevas inversiones y tantean en lugares distintos, otras CC.AA. pueden ofrecer ventajas que nosotros no podemos", concluye.

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En la pugna por atraer inversiones, las comunidades autónomas no entienden de solidaridad territorial, y ahí es donde la Comunidad de Madrid se lleva el gato al agua y Cataluña pierde a gran velocidad. Al menos en los últimos siete años.

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