Es noticia
La estrategia de Podemos para homologarse al PSOE hace que su votante elija el original
  1. España
LOS SOCIALDEMÓCRATAS PREFIEREN A SÁNCHEZ

La estrategia de Podemos para homologarse al PSOE hace que su votante elija el original

El electorado socialdemócrata al que trata de apelar Podemos desde que inició su estrategia de moderación prefiere decantarse por el PSOE, que recupera fuerza a costa de los de Iglesias

Foto: Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, durante el congreso regional extraordinario de su partido. (EFE)
Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, durante el congreso regional extraordinario de su partido. (EFE)

Coincidiendo con la puesta en marcha de una estrategia centrada en la moderación de discurso y programa, así como con la conversión en un partido político al uso, Podemos ha experimentado una caída continuada en los resultados del CIS. De los 23,9 puntos que alcanzó en enero ha descendido a los 15,7 de julio, ocho décimas menos respecto a abril. En este mismo período, el PSOE ha recuperado un 2,7%, pasando del 22,2% de principios de año al 24,9% actual.

Para los cerebros electorales del partido morado, con Íñigo Errejón a la cabeza, la moderación y el cierre de la cúpula para acelerar la toma de decisiones respondía a una necesidad electoralista con la que se pretendía ocupar el espacio sociológico de los socialistas. Sin embargo, su resultado parece haber sido el opuesto al esperado: una parte de los votantes del PSOE que habían sido seducidos por los de Iglesias volverían a cambiar su voto en favor de Pedro Sánchez de cara a las generales.

La transmutación de Podemos en un PSOE que respondiese a los valores socialdemócratas más auténticos, a los inspirados por Olof Palme, el nuevo espejo en el que Pablo Iglesias dice mirarse, ha beneficiado más a los socialistas que a los podemitas. Los resultados de las elecciones andaluzas, con un considerable 15%, pero lejos de las expectativas apuntadas por el partido, se interpretaron internamente como un error de estrategia. Las elevadas expectativas de Podemos no se cumplieron al no lograr disputar de manera más contundente el centro y centro derecha a Ciudadanos y el centro izquierda al PSOE, y el chivo expiatorio fue la candidata Teresa Rodríguez, con un perfil marcadamente izquierdista que nunca gustó en Madrid.

La tarea de Íñigo Errejón durante la campaña andaluza consistió en velar por que la candidata de la corriente Anticapitalistas no se saliese del guion marcado desde Madrid, frenando cualquier atisbo de radicalidad que contradijese la ansiada transversalidad identitaria con la que Podemos busca situarse en la “centralidad del tablero”. Paralelamente, el partido fue apropiándose de las plazas más mitineras de Felipe González: Vistalegre en Madrid, Dos Hermanas en Sevilla, el ‘cinturón rojo’ en Barcelona… Los santuarios del PSOE más obrerista, situados en las periferias metropolitanas, a los que han dejado de peregrinar los dirigentes socialistas.

Con todo, los resultados no fueron los esperados y se decidió seguir moderando el mensaje de cara a las elecciones autonómicas del pasado mes de mayo. Una operación cosmética que, a medida que se intensificaba, aumentaban los castigos del CIS. El objetivo prioritario era evitar a toda costa convertirse en una IU pasada por la lavadora, al tiempo que la denominada maquinaria electoral hacía de Podemos el nuevo PSOE, una fuerza abocada a la desaparición, según el convencimiento de la número tres de Podemos y responsable de Análisis Político y Social, Carolina Bescansa.

Entre el original y la copia

La tan mentada ventana de oportunidad era eso, homologarse al PSOE y así ir conquistando los espacios que dejaba por el camino un partido, supuestamente, con las horas contadas. Desde el gabinete de Pedro Sánchez tardaron en reaccionar, pero finalmente fueron reivindicando su esencia, cambiando la forma de comunicar, vistiendo con camisa remangada a su secretario general y anticiparon un programa que se hacía con medidas de carácter social similares a las que dieron vuelo a Podemos, como es el ingreso mínimo vital. Una parte del electorado que Podemos había arrebatado al PSOE se ha visto abocada a elegir entre el original y la copia, decantándose por lo primero.

Podemos conserva así un 15,7% de los 23,9% de votantes con los que contaba a principios de año. La renuncia a los principios fundacionales ha generado desmovilización, no solo del electorado, sino también interna, con unas primarias, por ejemplo, en las que participó un escaso 15,7% de la militancia. Un extremo sobre el que ya advirtieron los expertos demoscópicos de las grandes empresas de sondeos durante el inicio de la campaña de las autonómicas, en un encuentro organizado por El Confidencial y Aneimo. “Podemos sufrirá una pérdida de votos de su base por el giro al centro que está dando”, concluían.

Entre los que mantienen firme su intención de votar a Pablo Iglesias, el perfil sociodemográfico ha sufrido pocas variaciones, según el CIS. En su mayoría corresponden a las clases medias-altas y altas, seguidos de los obreros cualificados y las nuevas clases medias, por este orden. El talón de Aquiles sigue siendo las viejas clases medias y los obreros sin cualificación.

En lo estrictamente político sí hay novedades, aunque también son buenas noticias para Pedro Sánchez: estas mismas clases sociales se decantan por un gobierno de coalición entre PSOE y Podemos en caso de que no obtengan mayoría absoluta. Un panorama que convertiría a la formación morada en una muletilla de los socialistas. En este caso, se completaría la vuelta de tuerca a la estrategia diseñada por la cúpula de Podemos: de tratar de fagocitar al PSOE a ser fagocitado por este.

Balones fuera

El último CIS ha trastocado a los dirigentes de Podemos, y ha tenido que ser el secretario de relaciones internacionales, Pablo Bustinduy, quien saliera a valorar públicamente sus resultados, papel que habitualmente realiza Carolina Bescansa o, en último caso, Íñigo Errejón. El argumentario se ha centrado en mirar hacia otro lado: “La formación valora con prudencia los datos relativos a la estimación de voto como ha realizado en el resto de entregas del barómetro y centra el análisis en las preocupaciones de los españoles”, reza el comunicado oficial. “Lo principal que muestra el sondeo es que los problemas principales de los españoles siguen siendo los económicos y el paro, lo que choca frontalmente con el discurso triunfalista que quiere vendernos un gobierno cada vez más alejado de la gente, del país real”, añadía Bustinduy.

La principal encuesta será en noviembre, pero el mes clave será septiembre, para comprobar cómo las encuestas influyen en el diseño de la estrategia de campaña de Podemos. Si se recupera la esencia fundacional o se decide continuar por la senda de la moderación de la que, hasta el momento, se ha beneficiado más el PSOE.

Coincidiendo con la puesta en marcha de una estrategia centrada en la moderación de discurso y programa, así como con la conversión en un partido político al uso, Podemos ha experimentado una caída continuada en los resultados del CIS. De los 23,9 puntos que alcanzó en enero ha descendido a los 15,7 de julio, ocho décimas menos respecto a abril. En este mismo período, el PSOE ha recuperado un 2,7%, pasando del 22,2% de principios de año al 24,9% actual.

Barómetro del CIS Socialdemocracia Íñigo Errejón Teresa Rodríguez
El redactor recomienda