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Rajoy pide otra oportunidad a sus votantes desencantados para frenar a la izquierda
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EL PP INTENTA MOVILIZAR A SUS BASES

Rajoy pide otra oportunidad a sus votantes desencantados para frenar a la izquierda

La asamblea, con muchos recién aterrizados en la oposición, le ha servido a la dirección del partido para lanzar el compromiso difuso de la democratización interna

Foto: Esperanza Aguirre, Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal y Cristina Cifuentes, en la Conferencia Política del PP. (Reuters)
Esperanza Aguirre, Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal y Cristina Cifuentes, en la Conferencia Política del PP. (Reuters)

La conferencia política del PP no pasará a la historia del partido por introducir cambios en la organización o en sus programas, pero sí por anunciar más democracia interna para el futuro y por el estreno en primera línea de la nueva promoción del marianismo: Cristina Cifuentes, Pablo Casado y Andrea Levy. Lo demás ha sido lampedusiano, cambiar mucho las formas para que todo siga igual porque llegan las elecciones y tampoco no hay tiempo para más. Mariano Rajoy pide otra oportunidad a sus votantes de 2011 desencantados y les previene ante el avance de la izquierda populista y sus pactos con el PSOE de Pedro Sánchez.

"Había que aparentar cambios aunque no hemos cambiado nada, pero había que hacerlo y bien porque es urgente movilizar el partido, dar moral a las bases e intentar recuperar los votos que siguen en la abstención o en Ciudadanos". Ese es el análisis de un veterano dirigente del partido (de los de la refundación de 1990) que resume el balance de una conferencia política.

La asamblea, básicamente de altos cargos pero con muchos recién aterrizados en la oposición, ha dado más de sí de lo previsible para no ser ni congreso ni convención. A la dirección le ha servido para lanzar el compromiso (difuso) de la democratización interna, renunciar públicamente a la soberbia, apelar a los principios de la libertad, la defensa de la unidad de España y homenajear a las víctimas del terrorismo cuando se cumplen 18 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco.

Recuperación económica aparte, son mensajes, algunos de rectificación, que el presidente del Gobierno dirige a sus bases que ahora tienen que ponerse en marcha para los comicios. Y también para los 2,5 millones de votantes que en la sede de Génova todavía sitúan en la abstención, más los cientos de miles que se han pasado ya a Ciudadanos. Son la bolsa de sufragios que Rajoy necesita para aspirar a a reelección y sumar más escaños que el frente previsible formado por el PSOE, Podemos y los partidos independentistas.

Más que apelar al voto del miedo, Rajoy quiere cultivar el voto útil. Sus adversarios ya han dejado clara cuál es su táctica para llegar a La Moncloa con los pactos en las Comunidades autónomas y los ayuntamientos después del 24-M, todos contra el PP, y lo que procura el presidente del Gobierno es reagrupar en torno a su candidatura al grueso del electorado que rechazó la etapa del zapaterismo en los comicios de noviembre de 2011. El desastre que ha llevado a Grecia el gobierno de la izquierda populista de Syriza, referente de Pablo Iglesias, le sirve de munición.

“Había que aparentar cambios (aunque no hemos cambiado nada) para recuperar votos de la abstención y de Ciudadanos“, reconoce un veterano dirigente

El jefe del Ejecutivo pide una segunda oportunidad a esos ciudadanos desencantados, unos tres millones, que en mayo seguían empeñados en castigar al PP en las urnas. Como novedades en su discurso, después de bajar impuestos o la tarifa de la luz, se reivindica como defensor de las "políticas sociales" que han permitido mantener las pensiones o sostener la sanidad y la educación pública. En su discurso-mitin de clausura de la conferencia hasta se acordó de la violencia de género al aludir a la última mujer asesinada a manos de su pareja.

"Nuestra tarea no ha concluido, no podemos pararnos a descansar", insistió Rajoy en frase parecida a la de Ronald Reagan citada también por Pablo Casado a la hora de presentar las conclusiones de la asamblea. Se refiere a la recuperación económica, pero también a la estabilidad política que promete ante el ascenso de la izquierda y los independentistas.

A la espera de ver qué efectos puede tener entre sus bases y electores los cambios de imagen y discurso (el próximo CIS dictaminará), de la reunión sale un compromiso genérico de adoptar el principio de "una persona, un voto" para las elecciones de cargos internos. Lo llaman "democracia directa" y en ese principio están de acuerdo todos los principales dirigentes del partido, desde María de Cospedal a Esperanza Aguirre o Cristina Cifuentes. Pero cualquier cambio de ese tipo tendrá que esperar al próximo congreso, el que toca a principios de 2016, después de las elecciones generales del otoño. Y lo que ocurra para entonces dependerá de las urnas, de si Rajoy logra o no esa segunda oportunidad que pide: más escaños que Sanchez e Iglesias juntos.

La conferencia política del PP no pasará a la historia del partido por introducir cambios en la organización o en sus programas, pero sí por anunciar más democracia interna para el futuro y por el estreno en primera línea de la nueva promoción del marianismo: Cristina Cifuentes, Pablo Casado y Andrea Levy. Lo demás ha sido lampedusiano, cambiar mucho las formas para que todo siga igual porque llegan las elecciones y tampoco no hay tiempo para más. Mariano Rajoy pide otra oportunidad a sus votantes de 2011 desencantados y les previene ante el avance de la izquierda populista y sus pactos con el PSOE de Pedro Sánchez.

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