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Imputado un jefe de la Policía por obligar a un agente a orinar en la calle
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el juez investiga si hubo acoso laboral

Imputado un jefe de la Policía por obligar a un agente a orinar en la calle

El funcionario asegura que todos los policías que vigilan las embajadas por las noches generalmente hacen sus necesidades en arbustos o esquinas porque los superiores no les dan relevos

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(EFE)

El jefe de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policíaen Madrid, Francisco A. P. L., y el inspector Francisco T. declararonel pasado viernes como imputados ante el Juzgado número 7 de Madrid por un supuesto acoso laboral a un miembro de su equipo. La historia de tensión entre jefes y subordinado comenzó, según la denuncia, porque el segundo no quería orinar en la calle durante el servicio de vigilancia nocturna que prestaba en el perímetro de una embajada en Madrid.

Todos los compañeros, según le confesó uno de los dosjefes al agente, hacían sus necesidades en unos arbustos, en un muro o entre los coches, práctica que -aunque habitual- el denunciante se negó a realizar. El policía solicitó ser relevado para ir a un baño decente, pero los superiores se lo denegaron, lo que provocó la queja del funcionario, que también declaró el pasado viernes ante el instructor de la causa, que por el momento se encuentra en el estadio de diligencias previas.

La ordenanza municipal sobre convivencia ciudadana considera como infracción grave orinar en la calle y contempla multas de 750 a 1.500 euros a los que se atrevan a hacerlo. Si realmente está ocurriendo lo que el denunciante asegura, podría estar sucediendo que decenas de policías realicen sus necesidades en plena calle por las noches mientras vigilan todas las embajadas que hay en Madrid, extremo que les expondría a ser sancionados con los mencionados importes.

El jefe de la unidad ha negado haber 'obligado' a su subordinado a orinar en la calle a pesar de que así lo asegura el denunciante, quien advierte además de que su jefe incluso le dijo que se llevara una botella, pero que en ningún caso le daría el relevo para atender la necesidad fisiológica.

'Si yo aguanto toda la noche sin ir al baño, tú también', le indicó el superior, según declaración del agente

Las embajadas, sobre todo algunas, son objetivos terroristas y como tales se encuentran bajo una especial vigilancia policial, más aún desde que el Gobierno incrementó la semana pasada la alerta antiterrorista hasta el nivel cuatro de cinco que existen, que califica de “alto” el riesgo de sufrir un atentado.

El pasado mayo, una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid condenó a un funcionario de la Policía que vigilaba la comisaría del distrito de Centro a abonar 500 euros en concepto de multa por golpear a un ciudadano que estaba orinando en la vía pública. El tribunal calificó de “innecesario” el comportamiento del agente, a pesar de que la acción merecía un reproche por su “insalubridad” y por estar castigada por la mencionada ordenanza municipal.

Tras el episodio relatado, según el denunciante, la relación entre jefe y subordinado se tensó hasta el punto de que el primero negó el saludo al segundo. “Si yo aguanto toda la noche sin ir al baño, tú también; si no puedes aguantar, lo haces en una botella o meas en un árbol y ya está, como hacen el resto de compañeros”, le indicó el superior según declaración del agente, quien también denunció un posterior trato denigrante.

En concreto, el policía explicó que se dio de baja y, al volver, no le incluyeron en el grupo de WhatsApp de la unidad, que sirve para organizar el departamento, los turnos, las vacaciones e incluso los operativos. Según su declaración, el funcionario pidió entrar en el grupo, pero el jefe lo rechazó. “A ti no te hace falta estar”, le respondió el ahora imputado, según el testimonio del propio denunciante.

El jefe de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policíaen Madrid, Francisco A. P. L., y el inspector Francisco T. declararonel pasado viernes como imputados ante el Juzgado número 7 de Madrid por un supuesto acoso laboral a un miembro de su equipo. La historia de tensión entre jefes y subordinado comenzó, según la denuncia, porque el segundo no quería orinar en la calle durante el servicio de vigilancia nocturna que prestaba en el perímetro de una embajada en Madrid.

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