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Del PSOE a Podemos: la campaña electoral con más acento americano ya está aquí
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LOS CANDIDATOS BAJAN AL TERRENO

Del PSOE a Podemos: la campaña electoral con más acento americano ya está aquí

Los principales partidos ya han dado el pistoletazo de salida a sus campañas electorales para las generales y todos se centran en vender, con más o menos credibilidad, frescura y cercanía

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, acompañado de su mujer, Begoña Gómez, tras su proclamación como candidato. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, acompañado de su mujer, Begoña Gómez, tras su proclamación como candidato. (EFE)

La campaña continua en la que viven los partidos políticos debido a la concatenación de citas con las urnas en este ciclo electoral de 2015 está girando hacia una “americanización” de las formas y discursos, según coinciden en señalar los expertos en comunicación política. La puesta en escena de Pedro Sánchez el día de su proclamación como candidato del PSOE, con un tono presidencialista, la bandera española cubriendo la totalidad del escenario y la presencia de la “primera dama” sobre el estrado, ha sido una de las representaciones que mejor ilustra esta importación de las formas norteamericanas.

El calco del “yes we can” de Obama, la frescura, dinamismo e innovación que Podemos irradió en sus inicios mediáticos, junto al uso hiperactivo de las redes sociales para hacer llegar su mensaje, hizo inevitables las analogías con la campaña que llevó al demócrata norteamericano a la Casa Blanca. Ahora, con la ruta del cambio, una precampaña en la que Pablo Iglesias y su equipo recorren España en furgoneta tratando de recalar en pequeñas ciudades y abriendo su “backstage”, vuelven a activarse la misma asociación. Para el catedrático de Comunicación Política de la Universidad Autónoma de Barcelona, Pere Oriol, existe algo de “copia” en la estrategia de Podemos con las primeras elecciones presidenciales de Obama.

El personalismo, o más bien hiperliderazgo en el que se sustenta la formación morada, es otro de los elementos que destaca Oriol. “El culto al líder es muy sorprendente, sobre todo en un partido que nació con tendencia asamblearia, pero en todo momento la puesta en escena intenta recalcar esta cuestión, aunque no es propiamente una americanización más allá de la segunda campaña de Reagan”, apunta.

La precampaña lanzada hace un par de semanas, donde el nombre y logo de Podemos se ve reemplazado por el nombre del secretario general y su rostro, es buena muestra de ello. Eso sí, la cara del líder de la formación con el ceño fruncido y en blanco y negro que se incluyó en la papeleta de las elecciones europeas ha quedado atrás para evolucionar en una amplia sonrisa, con mirada al horizonte y en el color característico del partido, el morado.

Para el consultor de comunicación Luis Arroyo, que formó parte del gabinete de Carme Chacón, el concepto de americanización de las campañas no se sustenta porque “desde la existencia de la televisión las campañas son iguales en casi todos los países”, y tampoco cree que sea una novedad el concepto de la 'ruta del cambio'. Elementos que ya utilizó Zapatero en su campaña, recuerda, y que ahora necesitan recuperarse por un tema coyuntural. “Hoy es más necesario que nunca estar más en la calle y mostrar cercanía con la gente porque la desconfianza es brutal, hay una crisis institucional que obliga a cambiar mítines por reuniones de 360 grados” en las que interviene el público, añade.

La renovación 'popular'

Todos los partidos están reaccionando en el sentido indicado por Arroyo, y el último en incorporarse ha sido el PP. El nombramiento de Pablo Casado como vicepresidente de Comunicación se ha leído entre los expertos como un esfuerzo por arrojar frescura y renovar la imagen de los populares. No por casualidad, el joven diputado apareció en los medios tras su nombramiento charlando en un bar con otros dos vicesecretarios, con aspecto y tono informal. “El entorno social te está exigiendo que te quites la corbata, bajes al terreno y compitas con más frescura”, reconoce Arroyo.

Las campañas electorales de los partidos españoles tienen su referente en EEUU porque el país norteamericano “es una gran máquina de fabricar marketing político”, explica el profesor de Comunicación Política en la URJC José Manuel Sánchez Duarte. El problema, añade, “es que se importen esos rituales políticos de manera acrítica”. Por ejemplo, la utilización de la bandera en EEUU no es una cuestión sujeta a debate, en cambio aquí se vio cómo rápidamente centró todas las conversaciones de los tertulianos y del resto de partidos políticos tras el empleo que hizo de ella Pedro Sánchez.

“En EEUU la bandera aglutina, y no se fuerza su exhibición, aquí importar esa técnica puede tener limitaciones y causar controversias porque sigue habiendo una reapropiación de los símbolos por parte de ciertos grupos políticos”, apunta Sánchez Duarte. Otra cosa, dice, es que como defienden algunos autores, “el nacionalismo identificativo con la bandera solo funciona con las exhibiciones más banales, como por ejemplo en los eventos deportivos. Se trata de un nacionalismo de baja intensidad que igual quiere reactivar Pedro Sánchez para llegar a ciertas capas de población. Pese a todo, cree que sigue teniendo muchos riesgos”.

La transparencia que Podemos intenta transmitir en su ruta del cambio, “abriendo puertas y ventanas” como anunció el secretario general del partido en su arranque, tiene más de márketing que de intención de mostrar cómo funciona el partido desde dentro, advierte el profesor de la URJC. “Las campañas son fuertes porque tienen una parte opaca, la sensación de transparencia tiene como objetivo que te identifiques, pero no te abre las puertas para cambiar discursos o estrategias. Lo interesante sería que el electorado pudiese participar, pero eso supondría perder el control del mensaje y la estrategia, algo que no están dispuestos a hacer”, sentencia Sánchez Duarte.

Como explica Pere Oriol, el mismo uso de las redes sociales se centra más en que los simpatizantes se conviertan en propagandistas y difusores de un discurso preestablecido, vertical, que un modelo horizontal. Al igual que el equipo de Obama, las redes sirven sobre todo “para agrupar nichos y perfiles a los que posteriormente se les convierte en propagandistas, a los que se les dan consignas, se les envían materiales para que los distribuyan en sus barrios, y se les dice cuándo y cómo deben atacar o defender algo que se les dice”.

La campaña para las próximas generales se prevé, sin distinción entre las diferentes fuerzas políticas, más fresca, cercana y dinámica. Quizá también más transparente entre los partidos emergentes, pero como ha ocurrido siempre, se trata de estrategia y cualquier otra consideración no será más que una ilusión.

La campaña continua en la que viven los partidos políticos debido a la concatenación de citas con las urnas en este ciclo electoral de 2015 está girando hacia una “americanización” de las formas y discursos, según coinciden en señalar los expertos en comunicación política. La puesta en escena de Pedro Sánchez el día de su proclamación como candidato del PSOE, con un tono presidencialista, la bandera española cubriendo la totalidad del escenario y la presencia de la “primera dama” sobre el estrado, ha sido una de las representaciones que mejor ilustra esta importación de las formas norteamericanas.

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