Entra en quirófano para operarse los párpados y la anestesia le produce la muerte

Touria tenía 36 años y quería operarse los párpados. Pidió cita en el hospital San Camilo de Madrid y le hicieron un hueco para el 20 de abril de 2007. La mujer acudió al centro cumpliendo con todas las indicaciones previas y se puso en manos de los cirujanos. Sin embargo, éstos nunca llegaron a intervenir a la paciente. Nada más comenzar el proceso de anestesia, inmediatamente después de la intubación, surgieron las complicaciones.

Según la Fiscalía, el anestesista, Ángel Z. R., “no tuvo en cuenta” que la mujer había dejado de tomar la medicación del tiroides. De ahí que, nada más comenzar el proceso, éste le desencadenara una “tormenta tiroidea”. Además, continúa el Ministerio Público, el facultativo “tampoco utilizó otros medicamentos preventivos que pudieran evitar o minimizar los síntomas de la crisis”.

Esta negligencia, continúa la Fiscalía, causó a la paciente “taquicardia” e hipertensión arterial progresiva que derivó en una “fibrilación ventricular” y en la posterior parada del corazón. Los médicos no tuvieron más remedio que recurrir a las maniobras de reanimación cardiopulmonar durante ocho largos minutos, hasta que la mujer recuperó el ritmo cardíaco.

Tras el episodio, los facultativos la ingresaron en la UCI en estado de coma neurológico. Apenas le llegaba oxígeno al cerebro, por lo que su situación era muy crítica. La mujer, que tenía un hijo de dos años, se mantuvo así durante cinco interminables meses, hasta que falleció el 13 de septiembre del mismo año en el que había ingresado para operarse los párpados. La Fiscalía apunta a la “tormenta tiroidea” que desencadenó la anestesia como causa de la muerte.

Según la Fiscalía, el anestesista 'no tuvo en cuenta' que la mujer había dejado de tomar la medicación del tiroides, negligencia que derivó en una taquicardia

Pero será el Juzgado de Instrucción número 30 de Madrid el que determine el grado de culpabilidad o inocencia del facultativo acusado. El juicio, que se celebrará en octubre, tendrá lugar por lo tanto ocho años después de que se produjera la muerte de la mujer. El hijo de Touria, de hecho, cuenta ya con 10 años y ni él ni su padre han sido aún indemnizados.

La Fiscalía solicita que el acusado les abone 105.000 euros a la pareja sentimental de la fallecida, 44.000 al pequeño y 9.000 a la madre de la víctima, cantidades que debería pagar la compañía de seguros como responsable civil directo, ya que el anestesista tenía una póliza que cubre hasta 1,2 millones de euros en caso de siniestros.

El Ministerio Público considera que los hechos constituyen un delito de homicidio imprudente, por lo que -además de los 1,5 años de cárcel- la acusación también solicita que el doctor sea inhabilitado durante los tres años posteriores a la sentencia, tiempo durante el cual no podría ejercer como anestesista.