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La red china burló las leyes de blanqueo con centenares de microtransferencias a su país
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también usó maletines y facturas falsas

La red china burló las leyes de blanqueo con centenares de microtransferencias a su país

La Guardia Civil apunta a que los detenidos hacían miles de ingresos en distintas sucursales hasta que la entidad financiera advertía los extraños movimientos, momento en el que cambiaban de banco

Foto: Un agente escolta a uno de los detenidos en la operación. (EFE)
Un agente escolta a uno de los detenidos en la operación. (EFE)

Era un negocio redondo. Los miembros de la trama desarticulada por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil traían productos desde China a través de grandes contenedores, pero siempre declaraban mucho menos de lo que realmente entraba, con lo que obtenían millones de beneficio gracias al fraude a Vigilancia Aduanera. Contralaban perfectamente el arte de la importación y se aprovechaban que únicamente un pequeño porcentaje de la mercancía que entra en España es inspeccionada.

De este modo, la red logró defraudar más de 14 millones de euros, según las primeras estimaciones de los grupos de Delincuencia Organizada y Delincuencia Económica del instituto armado, que han dirigido las pesquisas durante los dos últimos años que éstas han durado. Este dinero –unido a los montantes adicionales que otras organizaciones le encargaban blanquear a la banda desarticulada– luego tenía que volver a China y lo hacía por distintos caminos.

Por un lado, explican fuentes de la investigación, los billetes viajaban en maletines que los propios miembros de la organización transportaban en persona en vuelos comerciales internacionales. A veces, los transportistas utilizaban su propio cuerpo para guardar los billetes. Por otro, distintos componentes de la trama se encargaban de hacer cientos de microingresos en cuentas que estaban a nombre de otros colaboradores de la organización instalados en China u otros países del extranjero. Cuando las entidades financieras advertían movimientos extraños, los usuarios simplemente cambiaban de banco y volvían a repetir el mismo procedimiento para remitir los fondos, que servían tanto para abonar a los fabricantes en destino como para sacar el dinero en beneficio de la red.

Asimismo, para sacar los 300 millones de euros que la Guardia Civil calcula que la red ha blanqueado, tanto de sus propias actividades como de otras organizaciones delictivas, los detenidos también falseaban facturas con el fin de inflar supuestas compras de material a empresas chinas. Posteriormente, compensaban el valor en destino.

La operación, denominada Snake, se ha desarrollado sobre todo en Madrid, aunque también en Barcelona y en Valencia, donde la Guardia Civil, en colaboración con la Fiscalía Anticorrupción, Vigilancia Aduanera y la Inspección de Trabajo, ha detenido a varias personas de modo simultáneo. En total, han sido arrestadas 32 personas vinculadas con la trama organizada y la Unidad Central Operativa prevé imputar a otras 47 más a raíz de los 65 registros realizados en los mencionados puntos de la geografía española.

Entre los detenidos –la mayoría de nacionalidad china, aunque también hay españoles–, hay un matrimonio afincado en la localidad madrileña de Tres Cantos que presuntamente dirigía la trama. El Juzgado número 7 de Parla (Madrid), que dirige las pesquisas, imputa a los arrestados los delitos de blanqueo de capitales, contra la hacienda pública, contra los derechos de los trabajadores (porque se han encontrado talleres clandestinos en régimen de semiexplotación), contrabando, pertenencia a organización criminal y falsedad documental.

Gran parte de los registros tuvieron lugar ayer en el polígono industrial Cobo Calleja, situado en la localidad madrileña de Fuenlabrada, contexto en el que también se desarrollaron hace dos años las investigaciones de la operación Emperador. La Guardia Civil también hizo registros en domicilios de diversos distritos de la capital de España, como Vallecas y Usera.

Era un negocio redondo. Los miembros de la trama desarticulada por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil traían productos desde China a través de grandes contenedores, pero siempre declaraban mucho menos de lo que realmente entraba, con lo que obtenían millones de beneficio gracias al fraude a Vigilancia Aduanera. Contralaban perfectamente el arte de la importación y se aprovechaban que únicamente un pequeño porcentaje de la mercancía que entra en España es inspeccionada.

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