Una constructora recurrió a Nicolás para optar a contratos valorados en 85 millones
La investigación sobre las presuntas estafas del 'pequeño Nicolás' ha descubierto una lista de operaciones empresariales en las que habría participado y que aún permanecían ocultas
La investigación judicial sobre las presuntas estafas del ‘pequeño’ Nicolás' ha descubierto una larga lista de operaciones empresariales en las que habría participado el chico y que hasta ahora permanecían ocultas. Los correos electrónicos que la sección de Asuntos Internos de la Policía Nacional encontró en el ordenador personal de Francisco Nicolás Gómez Iglesias probarían que una constructora de Madrid, Edhinor, utilizó los servicios del joven imputado por estafa, falsedad y usurpación de funciones públicas para tratar de conseguir contratos millonarios del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), Renfe y otros organismos y entidades del Estado, según consta en documentos a los que ha tenido acceso El Confidencial. En total, Edhinor pidió al chico que gestionara licitaciones por un importe de, al menos, casi 85 millones. La constructora reconoce ahora que dejó al chaval que colaborase con ellos durante el verano de 2013, pero niega que el joven intermediara en su nombre para ninguna institución pública. La relación acabó, según la empresa, porque no les consiguió nada.
Los informes aportados al sumario del caso Nicolay por Asuntos Internos revelan que el ‘pequeño Nicolás’ mantuvo un intenso intercambio de correos electrónicos con los propietarios de esta empresa de construcción, los hermanos Manuel y Pedro Francisco Buendía. El cruce de comunicaciones fue especialmente intenso y cercano en el verano de 2013, curiosamente, cuando el chico comenzó a utilizar como oficina el famoso chalé de lujo en el exclusivo barrio de El Viso.
Los dueños de Edhinor no sólo mantuvieron informado al presunto estafador de los movimientos de su empresa, sino que también solicitaron su intermediación para acceder en condiciones preferentes a concursos para la adjudicación de obra pública. Eso es lo que desprende, por ejemplo, de uno de los correos incluidos en la causa con fecha de 18 de julio de 2013. Manuel Buendía escribe al ‘pequeño Nicolás’ para informarle de que acaba de abrirse el procedimiento para la licitación de una obra de Adif en la Región de Murcia por importe de 30,2 millones de euros.
Edhinor quería optar a este suculento contrato y pensó que el chico podría ponerles en bandeja la obra. La constructora tenía motivos para confiar en esa posibilidad. Como ya se ha demostrado, el ‘pequeño Nicolás’ mantenía una relación fluida –a pesar de su corta edad y ser un simple estudiante universitario– con el hombre que ocupó la Presidente de Adif hasta enero de 2013, Enrique Verdeguer. El actual secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, con quién el ‘pequeño Nicolás’ también mantenía una estrecha amistad, contribuyó a afianzar ese vínculo pidiendo a Verdeguer que se reuniera con el joven.
El presunto estafador logró conservar su vínculo con Adif cuando llegó al cargo el actual presidente de la entidad, Gonzalo Ferre, e informó a Edhinor de este contacto para convertirse en su director de relaciones institucionales. Los hermanos Buendía no sólo creyeron a Nicolás, sino que confiaron en él para conseguir nuevas adjudicaciones.
Además de informar al chico de las licitaciones que interesaban a la constructora, también le pidieron que gestionara reuniones con directivos de Adif y Renfe. Tal y como recoge el sumario del caso, Manuel Buendía envió un correo electrónico al joven el 4 de junio de 2013 para informarle de que su secretaria ya se había puesto en contacto con la de Ferre para cerrar una cita. “El presidente de Edhinor SA, D. Manuel Buendía, desea tener una entrevista con el Presidente de ADIF, para comentar temas relacionados con las últimas licitaciones. Irá acompañado por D. Carlos Peña, delegado de Infraestructura Ferroviaria”, detalla el correo intervenido por Asuntos Internos y aportado al procedimiento. Un portavoz de la compañía aseguró ayer a este diario que aquella reunión finalmente no se celebró.
Sólo un mes después, el 3 de julio de 2013, Manuel Buendía pidió nuevamente al ‘pequeño Nicolás’ a través de otro correo que intermediara para conseguir una reunión con un directivo de Renfe, el responsable de Compras de Talleres Félix Pintado, según consta en el documento. “Mira a ver si puedes hacer algo”, pidió el propietario de Edhinor al principal acusado en el caso.
Más correspondencia
La correspondencia entre ambos incluye referencias a contratos para la construcción de centros religiosos (“Hijas de Santa María del Sagrado Corazón de Jesús, en Galpagar”) y hoteles (construcción de un establecimiento de cinco estrellas en Guinea-Conakry): la pavimentación del Puerto de Minerales de Huelva (2,8 millones de euros); la edificación de una nave para descarga de moluscos en Pontevedra (1,3 millones de euros); la construcción del Museo de las Colecciones Reales (34,3 millones de euros); y hasta la rehabilitación del Convento de San Agustín de Jerez de los Caballeros (Badajoz).
Hasta ayer, cuando un portavoz de la constructora reconoció que Nicolás colaboró con ellos "sin contrato laboral”, la versión que sostenía la compañía es que “don Francisco Nicolás Gómez Iglesias no ha mantenido ningún vínculo laboral, ni profesional con Edhinor". "En alguna ocasión", aseguró, "como a muchas otras personas que venían a ofrecer sus servicios (y no por eso comisionistas), fue recibido y vimos claramente que esta persona carecía de toda credibilidad”. Sin embargo, lo cierto es que el adolescente disponía de un email corporativo y entregaba en reuniones de alto nivel tarjetas de visita donde indicaba que era el responsable de relaciones institucionales de esta empresa.
Los dueños de la constructora también han intentado desvincularse del arrendamiento del chalé que disfrutó Francisco Nicolás desde el 15 de junio de 2013 hasta un año después. Hasta ahora han conseguido alejarse de esa operación porque el contrato de alquiler del inmueble lo firmó una empresa afín, ACO. Su propietario, Ángel Jesús Martín, también aparece en copia en muchos de los correos que se cruzaron los dueños de Edhinor con Nicolás y, en conversación con este diario, insistió en apartar a los Buendía de cualquier vinculación con el arrendamiento de la vivienda que disfrutó el acusado.
De hecho, ninguno de los colaboradores de Nicolás ha reconocido aún que los propietarios de Edhinor se hicieron con un juego de llaves de la casa más famosa de El Viso. Fue Pedro Buendía quien pidió el acceso a la vivienda "y la clave del teclado de acceso" a Santiago de Mora, el propietario de la agencia que se encarga de los trámites entre el dueño del chalé, Kyril de Bulgaria, y los arrendatarios.
“Avísame cuando esté limpia la vivienda y esté terminada la puesta en marcha de la piscina, para ya entrar nosotros”, preguntó textualmente el propietario de Edhinor el 21 de junio de 2013 al intermediario, quien también ha confirmado a este diario la vinculación de su agencia inmobiliaria con la vivienda de El Viso. Ayer, un portavoz de los Buendía admitió el nexo, pero lo atribuyó a la amistad que los une con la persona que firmó el alquiler. "Ángel Martín necesitaba un centro de operaciones en Madrid y los Buendía intermediaron para que pudiera alquilar el chalé de Kyril de Bulgaria", matizó esta fuente.
La conexión con el Ayuntamiento de Madrid
Edhinor es, también, la empresa que logró uno de los mayores contratos de construcción que ha adjudicado el Ayuntamiento de Madrid a lo largo de esta legislatura. Será la compañía encargada de edificar, junto a otras empresas, la futura Ciudad de la Seguridad por un importe total de 16 millones de euros. El portavoz de UPyD en el Ayuntamiento de Madrid, David Ortega, pidió al consistorio que dirige Ana Botella la información detallada sobre el concurso público. Edhinor se hizo con la licitación gracias a la ficha técnica que presentó, ya que hubo dos empresas que hicieron una oferta económica más ventajosa. La formación magenta exigió poder acceder a la oferta técnica de Dragados, que quedó en segunda posición del proceso, pero no pudo ver el expediente concreto “porque ya no estaba disponible esa información”.
Sin duda, Nicolás pudo actuar de enlace entre Edhinor y el Ayuntamiento de Madrid, donde el chaval conservaba buenos amigos y algunos colaboradores que ya han sido imputados en la causa. De hecho, la primera víctima política del caso Nicolay ha sido un estrecho colaborador de la alcaldesa, el ‘número dos’ de Seguridad del consistorio hasta el pasado viernes, Emilio García Grande.
El próximo 10 de abril, García Grande tendrá que demostrar ante el juez que instruye el caso, Arturo Zamarriego, que él no era la persona que pasaba información confidencial al joven. También deberá explicar el sentido de muchos de los mensajes que se cruzó con Nicolás, que dejan en evidencia su trato personal y presuntamente profesional con el joven. Dos policías municipales subordinados de García Grande también están imputados por hacer de chóferes privados para el estudiante de Cunef más mediático de España.
La investigación judicial sobre las presuntas estafas del ‘pequeño’ Nicolás' ha descubierto una larga lista de operaciones empresariales en las que habría participado el chico y que hasta ahora permanecían ocultas. Los correos electrónicos que la sección de Asuntos Internos de la Policía Nacional encontró en el ordenador personal de Francisco Nicolás Gómez Iglesias probarían que una constructora de Madrid, Edhinor, utilizó los servicios del joven imputado por estafa, falsedad y usurpación de funciones públicas para tratar de conseguir contratos millonarios del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), Renfe y otros organismos y entidades del Estado, según consta en documentos a los que ha tenido acceso El Confidencial. En total, Edhinor pidió al chico que gestionara licitaciones por un importe de, al menos, casi 85 millones. La constructora reconoce ahora que dejó al chaval que colaborase con ellos durante el verano de 2013, pero niega que el joven intermediara en su nombre para ninguna institución pública. La relación acabó, según la empresa, porque no les consiguió nada.
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